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The Guardian en español

Un antiguo líder en la “curación” de la homosexualidad dice que el sector está agonizando

La Casa Blanca apoya una prohibición de las prácticas de "reparación" de la homosexualidad, criticadas por casi todas las grandes instituciones médicas de EEUU.

Amanda Holpuch

Nueva York —

El antiguo líder de uno de los colectivos más famosos en la promoción de terapias que “curan” la homosexualidad a la gente ha dicho en un informe publicado este miércoles que espera que “cierren todas las organizaciones religiosas centradas en cambiar la orientación sexual de las personas”.

Alan Manning Chambers, expresidente de Exodus International, que ya había criticado antes el trabajo de su colectivo, ha declarado a la ONG Centro Legal para la Pobreza del Sur (SPLC) que el movimiento para volver heterosexuales a las personas homosexuales está “en respiración asistida”. La entrevista aparece en Quacks, el último informe de esta organización de derechos civiles, que investiga la historia de los tratamientos contra la homosexualidad en Estados Unidos, conocidos como terapias de conversión, reparativas o para ex-gays.

La Casa Blanca apoya una prohibición de estas prácticas, criticadas por casi todas las grandes instituciones médicas de EEUU. “Creo que es justo decir en este momento que el sector de las terapias de conversión está más o menos al borde del colapso o se dirige a ello con bastante velocidad”, señala el autor del informe e investigador superior del SPLC, Mark Potok.

Chambers, a quien durante mucho tiempo le atrajeron los hombres y ahora está casado con una mujer, cuenta que la mayor aceptación de miembros LGTB en iglesias de todo el país ha renovado su fe en la Iglesia cristiana. “En estos espacios hay una apertura a la diversidad en la convicción personal, cuando el factor y el enfoque que unifican es el amor”, afirma.

Alan Manning Chambers pidió perdón por el apoyo de Exodus International a las prácticas anti-gays cuando cerró en 2013, pero muchos de los grupos que funcionaban bajo el paraguas de esa organización siguen activos. “Dejé de creer que el trabajo de la Iglesia sea arreglar a las personas gays o salvarlas de la homosexualidad”, explica. “El trabajo, como ordenó Jesús, es que los creyentes amemos a Dios y amemos a nuestros vecinos. A todos ellos. Sin condena. Esto no estaba en consonancia con algunos de los líderes y seguidores de Exodus”.

El SPLC documenta la historia del movimiento anti-gay desde el año 1075 antes de Cristo, cuando el Imperio Medio Asirio legisló que los soldados que tuvieran relaciones sexuales entre personas del mismo sexo debían ser castrados. En la historia estadounidense más reciente, el neurólogo Graeme Hammond propuso ir en bicicleta para tratar la homosexualidad en 1892, y en la década de 1970, los tratamientos anti-gays ganaron popularidad en todo el país.

Una parte fundamental del informe está basada en información que el SPLC recopiló al representar, junto a otros abogados, a seis demandantes en un emblemático litigio contra el grupo Judíos que Ofrecen Nuevas Alternativas para la Curación (JONAH), un colectivo que ofrecía “curar” a las personas homosexuales.

Ese fue el primer caso que usó con éxito las leyes de protección contra el fraude a los consumidores para desafiar la práctica de “curar” a las personas gays. Durante el juicio, los demandantes hablaban del “tratamiento” que se les daba en estos programas, como sesiones de abrazos para ayudarles a desarrollar relaciones profundas y no sexuales con hombres y un ejercicio en el que a un demandante le dieron una raqueta de tenis y le dijeron que golpeara a una almohada que representaba a su madre. Ese demandante, Benjamin Unger, ha asistido desde entonces a terapia durante meses por sus experiencias con JONAH, según el informe del SPLC. Otro demandante, Michael Ferguson, ha abandonado su fe y se ha casado con un hombre.

Aunque el SPLC indica que esas prácticas están decayendo, el subdirector legal de SPLC, David Dinielli, advierte de que “siguen estando extendidas en el país”. Indica que han surgido casos de personas que son “tratadas” por ser gays a través de internet y por las redes sociales. “Una de las dificultades que afrontamos es que muchas terapias de conversión ocurren bajo el radar”, señala Dinielli.

El SPLC recomienda que se ilegalicen esas prácticas en todos los estados y ámbitos locales, que el Parlamento apruebe una ley pendiente para catalogar las terapias de conversión como fraude, que los colectivos de psicólogos sancionen a los médicos que las practiquen y que las aseguradoras no reembolsen el dinero a quienes las hagan. Si no, avisa el informe, “se seguirán arruinando vidas”.

Traducción de Jaime Sevilla Lorenzo

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