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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

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Los drones estadounidenses siembran terror y muerte en Yemen

Meqdad Tuaiman junto a sus hijos. Su padre y su hermano de 17 años murieron en un ataque estadounidense en 2011 tras ir a buscar unos camellos perdidos en el desierto.

Spencer Ackerman

Todos los días, cuando escuchan el ruido de los drones sobre sus cabezas, la familia Tuaiman espera que Trump termine de matarlos.

Los drones solían sobrevolar su aldea, al Rawdah, una vez a la semana y ellos ponían a los niños a cubierto. Ahora, de acuerdo con Meqdad Tuaiman, los drones vienen todos los días, a veces hasta en tres o cuatro ocasiones. A veces llegan por la tarde. Otras llegan tras el atardecer y se quedan merodeando hasta el amanecer.

Los aviones no tripulados no han disparado sus armas en cuatro meses, pero sus patrullas se han intensificado desde finales de enero, cuando Trump asumió la presidencia. Meqdad, un joven de 24 años vendedor de coches usados y esporádico vigilante de oleoductos, cree que no es coincidencia.

En octubre de 2011, el padre de Meqdad, Saleh, y su hermano Jalal, de 17 años, murieron en un ataque de un dron cuando conducían por el desierto en búsqueda de unos camellos perdidos. Otro hermano que estaba con ellos, Ezzaldeen, de 14 años, escapó de la explosión y se escondió hasta la mañana siguiente, cuando encontró los cuerpos destrozados.

En 2014, the Guardian dio al hermano de Meqdad de 13 años una cámara para grabar su día a día. En enero de 2015, él también murió en un ataque de un dron.

Los ataques estadounidenses con aviones no tripulados en Yemen son una parte fundamental de la campaña contra al Qaeda en la Península Arábiga (AQAP), pero la familia Tuaiman niega cualquier vínculo con el terrorismo y afirma que nunca ha recibido una explicación ni de las autoridades estadounidenses ni de los aliados del gobierno yemení.

De acuerdo con Meqdad, su hermano Ezzaldeen ha empezado a decir que él será el próximo: “Soy el siguiente que van a matar”.

Atrapados entre dos guerras

Bajo la Administración de Trump, los bombardeos aéreos en Siria e Irak han aumentado considerablemente, disparando las denuncias de muertes civiles. Los bombardeos también han aumentado en Yemen, donde la campaña estadounidense contra los islamistas se desarrolla junto a una complicada guerra civil que ya ha atraído a los grandes enemigos de la región: Arabia Saudí e Irán.

El Gobierno está contemplando planes para una mayor participación de Estados Unidos en la guerra civil, que enfrenta a los rebeldes huzíes apoyados por Irán y a los Estados del Golfo Pérsico que defienden al presidente exiliado Abd Rabu Mansur Hadi.

La familia Tuaiman se siente maniatada por las dos campaña. Su apoyo a Hadi los sitúa junto a Estados Unidos, incluso a pesar de que temen morir por los bombardeos de drones estadounidenses.

En Washington, Obama fue criticado desde la derecha por no asumir riesgos, incluso a pesar de que las organizaciones de derechos humanos denunciaron que sus directivas para evitar muertes civiles eran demasiado laxas. Y con Trump, estos criterios son papel mojado, según señaló recientemente a the Guardian un miembro de la Administración.

“Con Obama, los republicanos expresaron constantemente su preocupación porque el excesivo control de la Casa Blanca, según ellos, sobre cómo y dónde se desplegaban los drones —y sobre las normas poco realistas para los bombardeos— dificultaba la estrategia antiterrorista estadounidense. Incluso sin una directriz formal, Trump puede revertir esto delegando la autoridad de atacar en autoridades de nivel más bajo y mostrándose a favor de que haya más ataques y, por tanto, más víctimas civiles”, explica Micah Zenko, que lleva temas de antiterrorismo en el think tank Council on Foreign Relations.

Meqdad teme que Trump intente cumplir la promesa que realizó en 2015: “Cuando coges a estos terroristas, tienes que llevarte también a sus familias”.

Autoridades estadounidenses niegan que haya planes para implementar esta política, que para los expertos constituiría un crimen de guerra. Pero, con tres familiares muertos, Meqdad no lo descarta.

Trump: récord de bombardeos

“Creemos que [Trump] no tiene respeto por la vida humana. Tenemos mucho miedo”, cuenta Meqdad durante una entrevista telefónica organizada por el grupo de derechos humanos Reprieve. Meqdad pide que si Estados Unidos tiene alguna prueba contra su familia que “por favor” la presente en un tribunal. “Estamos preparados para explicarnos en cualquier tribunal estadounidense”.

Estados Unidos ha incrementado el ritmo de sus bombardeos en las últimas semanas en Yemen, Irak y Siria. El mando militar de EEUU en Oriente Medio ha negado que se hayan relajado las normas para entrar en combate. Sin embargo, ha reconocido una descentralización de la toma de decisiones que facilita solicitar bombardeos a los “asesores” militares de EEUU que luchan junto a las fuerzas iraquíes en Mosul.

“Creo que el presidente, razonadamente, ha dejado muy claro que quiere dar a los mandos sobre el terreno mucha más flexibilidad para llevar a cabo sus misiones, especialmente a la hora de derrotar al ISIS”, afirmó este lunes el portavoz de la Casa Blanca, Sean Spicer.

Las estadísticas de la Fuerza Aérea estadounidense muestran que desde diciembre EEUU ha lanzado muchas más bombas en Irak y Siria que en ningún otro momento de los dos años y medio de guerra contra ISIS.

En enero, los aviones de combate lanzaron 3.600 bombas, seguido en febrero por otras 3.440. Las estadísticas de marzo aún no están disponibles. Estas cifras pulverizan el récord anterior de lanzamientos mensuales: 3.242 en noviembre de 2015.

El grupo Airwars, radicado en Reino Unido, afirma que las denuncias de muertes civiles provocadas por Estados Unidos y sus aliados han aumentado tanto que no tiene los recursos para seguir haciendo un seguimiento de las supuestas muertes provocadas por Rusia, a quien EEUU ha criticado por bombardear de forma indiscriminada.

Solo en marzo de 2017, Airwars ha rastreado acusaciones por la muerte de 1.000 civiles muertos en Irak y Siria a manos de la coalición liderada por Estados Unidos. El Pentágono ha confirmado que está investigando información creíble de muertes de civiles. Pero en Mosul, el gran número de muertes causado por un bombardeo estadounidense el 17 de marzo ha provocado la indignación internacional.

En Yemen, la tendencia es similar. Hasta el pasado miércoles, el 69º día de Trump en la presidencia, Estados Unidos había llevado a cabo 37 ataques con drones más allá de los campos de batalla declarados, a un ritmo de un ataque cada 1,8 días, señala Zenko. Estos ataques se han centrado en su inmensa mayoría en Yemen. El más reciente se produjo el pasado miércoles en la provincia septentrional de Abyan. Zenko detalla que Obama autorizó ataques cada 5,4 días.

Al Qaeda, en búsqueda del apoyo popular

Al final de la Administración de Obama, el Pentágono empezó a preocuparse por la capacidad de adaptación de AQAP, un temor que ha continuado durante la administración Trump. El Mando Central de EEUU señaló a the Guardian en febrero que la administración Trump está considerando designar a Yemen como zona de guerra, lo que reduciría las restricciones a los ataques –pensadas para proteger a la población civil–, colocando a Yemen en una situación comparable a la de Siria e Irak.

Meqdad señala a the Guardian que Al Qaeda se aprovecha directamente de los ataques con drones. “Al Qaeda siempre intenta contactar con los miembros de la familia, los vecinos y los amigos después de cada ataque”, señala.

“Cuando nuestro propio Gobierno no nos protege, cuando sentimos que es irresponsable o que pone la relación con EEUU por encima de la protección de sus propios ciudadanos, entonces el mensaje de Al Qaeda empieza a calar. Es fácil sacar partido de estos incidentes”.

El Mando Central de EEUU y la CIA han rechazado comentar el caso de la familia Tuaiman. Un portavoz del Pentágono afirmó que Yemen no había sido designado todavía zona de guerra. “Las operaciones estadounidenses cotidianas en Yemen están autorizadas por el jefe del Mando Central en base a autoridades garantizadas por el presidente y el secretario de Defensa”, explica Christopher Sherwood, del Departamento de Defensa.

Kate Higham, que dirige el proyecto de ataques del grupo Reprieve, denuncia que es una “grave injusticia” para los civiles yemeníes como la familia Tuaiman vivir con miedo a los ataques de drones.

“Esta familia y otras muchas en Oriente Medio están aterradas por la cada vez mayor cifra de civiles muertos y temen ser los siguientes en la fila. El presidente Trump debe revisar urgentemente todo el programa de ataques e investigar el inmenso número de muertes civiles causado hasta ahora”, afirma Higham.

Meqdad teme que ni al Qaeda ni Estados Unidos hayan terminado con su familia. Con tres familiares muertos, no tiene respuestas, solo preguntas y presagios. “Cuando murió Mohammed en 2015, nos dimos cuenta que no era un incidente aleatorio. Toda la familia podría ser atacada”, explica. “Puede que estemos acusados de algo que nadie nos ha comunicado oficialmente. Ahora mismo pregunto a Estados Unidos: denme la razón para matar a mi familia”.

Traducido por Javier Biosca Azcoiti

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