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The Guardian en español

Indignación en Brasil por el equipo que ha fichado a un jugador condenado por feminicidio

Captura de pantalla de globo.com que se hace eco de la noticia

Jonathan Watts

Río de Janeiro —

La violencia y la misoginia de la sociedad brasileña han quedado retratadas este lunes cuando un club de fútbol de segunda división fichó a un portero que había sido condenado por asesinar a su novia y utilizar su cuerpo para alimentar a sus perros. En medio de sonrisas y apretones de manos, el Boa Esporte presentó el contrato de dos años de Bruno Fernandes de Souza, que salió de la cárcel el mes pasado y está pendiente de una apelación.

El anuncio desató la rabia en la familia de la víctima, Eliza Samudio, y en los grupos de activistas que luchan contra los altísimos niveles de violencia machista que se producen en Brasil. “Las mujeres están indignadas pero también lo está la sociedad en general. Es como si hubiera quedado impune”, escribió Djamila Ribero, una filósofa política y activista feminista, en la web de UOL.

Para protestar contra el fichaje, tres patrocinadores retiraron su apoyo al equipo y hackers publicaron denuncias en la web del club. Sin embargo, muchos seguidores aplaudieron el regreso de uno de los jugadores más populares del país a pesar del horrible crimen que cometió.

El fichaje se produce en medio de tremendas preocupaciones en torno a los asesinatos machistas y las violaciones que se producen en Brasil. La semana pasada, para recordar el Día de la Mujer, el Cruzeiro –un equipo de fútbol conocido por ser socialmente progresista– utilizó camisetas que ponían de relieve los problemas a través de datos relevantes, por ejemplo: “Una violación cada 11 minutos”.

En su último informe nacional, Amnistía Internacional apunta que la violencia mortal contra las mujeres se ha incrementado en un 24% en la última década y confirma que Brasil es uno de los peores países en América Latina para las chicas y las mujeres. Una de cada tres mujeres ha sufrido violencia física, verbal o psicológica el año pasado, según una encuesta publicada la semana pasada por Datafolha.

Bruno –así es como le conocen en Brasil– ha cumplido menos de un tercio de su sentencia de 22 años dictada por un tribunal de primera instancia por ordenar en 2010 el asesinato de su anterior pareja y madre de su hijo. Samudio desapareció después de demandar al futbolista para que se hiciera cargo de la pensión alimenticia en un caso de gran repercusión mediática, que amenazó el posible fichaje multimillonario del jugador por el Milan.

Bruno confesó estar involucrado en el crimen. Contó ante el tribunal cómo conspiró con sus amigos, que se encargaron de torturar y estrangular a la modelo. Después, se deshicieron del cadáver alimentando a los perros del futbolista.

Sus abogados obtuvieron su liberación después de una petición por hábeas corpus, dado que los tribunales de primera instancia del país habían sido incapaces durante varios años de dictar sentencia sobre su apelación. Diferentes vídeos lo mostraron celebrando su liberación con amigos y champán.

Poco después, su agente anunció que diferentes clubes estaban interesados en firmar un contrato con el jugador de 32 años, que anteriormente había jugado en el Flamengo y en el Atletico Mineiro, y que parecía estar llamado a jugar en la selección nacional. Los seguidores quisieron hacerse selfies con el guardameta y la mayoría de los comentarios que se produjeron en Internet fueron positivos.

Las reacciones llegaron poco a poco. La madre de Samudio puso sin éxito una demanda pidiendo que Bruno fuese enviado de vuelta a prisión porque suponía una amenaza para su nieto. También hubo críticas de grupos de mujeres y analistas tanto en medios nacionales como internacionales. Aunque nadie cuestiona los derechos legales del jugador, la gente se ha enfurecido por que lo hayan liberado tan pronto y por el hecho de que el club no haya tenido en cuenta el crimen cometido.

Boa Esporte –un equipo de Varginha en Minas Gerais– respondió con una declaración del presidente del club en el que decía que el jugador había sido castigado y que lo que hacían era ayudarle a reinsertarse en la sociedad ofreciéndole “un trabajo digno”. No mencionó, sin embargo, a la víctima del crimen ni el hecho de que su nuevo jugador siga siendo culpable y todavía tenga que cumplir dos tercios de su sentencia.

Tres patrocinadores –Nutrends Nutrition, CardioCenter y Magsul– han retirado su apoyo, aunque el gobierno de la ciudad de Varginha sigue siendo el principal soporte financiero del club. Algunos seguidores han dicho que no irán a ver al equipo mientras Bruno forme parte de él.

“Los ciudadanos de esta hermosa ciudad no pueden apoyar a un monstruo como este viviendo tan cerca de nuestros hijos. Los vecinos haremos campaña contra ti”, asegura uno de ellos, que firma una columna online con el nombre de Tati Coutinho.

Mientras, se organizan protestas fuera del estadio. El Frente Feminista Popular de Varginha acusó al club de intentar hacer dinero utilizando la fama de Bruno y olvidando el sufrimiento de su víctima. “Protestamos contra este contrato y contra la disposición del equipo y de sus patrocinadores de vincular su imagen con los asesinatos de mujeres. A un hombre que ha asesinado a una mujer no se le puede permitir una vida en la que los medios lo aclamen. Bruno ya no es solo un portero. Su popularidad evidencia la facilidad con la que se olvida la vida de una mujer a cambio de una carrera deportiva”, dijo el grupo en un comunicado vía Facebook.

Al parecer, muchos otros están más que felices pasando por alto el asesinato y la tortura, siempre que su equipo tenga un portero famoso y encaje menos goles en la próxima temporada.

Traducido por Cristina Armunia Berges

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