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The Guardian en español

La derecha francesa cierra filas en torno a François Fillon, su candidato en apuros

El mes pasado se inició una investigación judicial en torno a Fillon y su esposa, que nació en el Reino Unido

Angelique Chrisafis

Angers —

Cerca de la caseta de crepes y los puestos de flores del mercado de Angers, una ciudad del oeste de Francia, Benoît Triot, el responsable de una fábrica de muebles, reparte propaganda electoral del candidato derechista François Fillon. “Los votantes están volviendo a apoyarlo”, sostiene. “Los ciudadanos quieren que la derecha gane y muchos incluso están empezando a dudar de que sea cierto todo lo que se dice de él”.

Triot es optimista. En el transcurso de las tres horas que ha pasado repartiendo propaganda, solo una persona le espetó: “Métanlo en la cárcel”.

El mes pasado se inició una investigación judicial en torno a Fillon y su esposa. La investigación determinará si malversaron fondos públicos y simularon crear trabajos parlamentarios inexistentes. Muchas personas, entre ellas miembros de su propio partido, Les Républicains (Los Republicanos), dieron por hecho que la campaña de Fillon para las elecciones presidenciales franceses había quedado herida de muerte.

Antes del escándalo, Fillon era el candidato con más posibilidades de ganar. Después, el candidato independiente de centro, Emmanuel Macron, y la candidata de extrema derecha del Frente Nacional, Marine Le Pen, se situaron por delante de él. Incluso el candidato de extrema izquierda Jean-Luc Mélenchon ha acercado posiciones.

Tras las acusaciones de corrupción, algunos militantes, en París por ejemplo, dejaron de repartir propaganda electoral en la calle. Consideraron que promocionarlo era una misión imposible, porque los transeúntes gritaban “delincuente” al ver su rostro.

Sin embargo, los votantes de base más fieles a Fillon han permanecido a su lado y su valoración en las encuestas ha vuelto a subir. Sus seguidores creen que todavía tiene alguna posibilidad de ganar, ya que nadie sabe qué pasará en estas elecciones presidenciales.

El equipo de Fillon está apostando por un programa que defiende la austeridad a capa y espada para una Francia endeudada. Su reputación ha quedado debilitada tras el escándalo y su equipo ha preferido centrarse en el programa y situar al candidato en un segundo plano.

“No les pido que me quieran”, señaló Fillon en un mitin celebrado este fin de semana. “Les pido que me apoyen porque es lo que le conviene a Francia”.

En el oeste de Francia, donde el conservadurismo social y los valores familiares católicos de Fillon le han garantizado una base de votantes incondicionales, los integrantes de la campaña han salido a la calle para captar votos. Muchos votantes de derechas creen a Fillon cuando asegura que la investigación por corrupción no es más que un complot de la izquierda para evitar que la derecha acceda al poder. “Si quieres que maten a un perro, solo tienes que afirmar que tiene la rabia”, lamenta Éliane, una asistente social ya jubilada.

“Es el único capaz de reformar Francia”

Otros vuelven al redil a regañadientes. “Después de que fuera acusado de malversar fondos públicos, yo hubiera preferido que abandonara la campaña”, indica Hélène, una jubilada de 70 años que trabajaba como dependienta y que siempre ha votado a la derecha. “Sin embargo, aquí sigue, y es el único que puede reformar Francia. El país necesita apretarse el cinturón y él tiene un plan. Así que lo votaré. Sin embargo, creo que le costará gobernar, ya que la gente saldrá a la calle para protestar y lo acusarán de haberse quedado con dinero público”.

Triot y la mitad del equipo de captadores de votos de Fillon que reparten propaganda en el mercado de Angers son miembros del Sens Commun (sentido común), un nuevo movimiento conservador del partido de Fillon que defiende los valores familiares. Este movimiento se fundó a raíz de las manifestaciones contra la legalización del matrimonio entre personas del mismo sexo impulsada por François Hollande en 2013.

Sens Commun presume de su poder de convocatoria. Las manifestaciones de 2013 fueron históricas: participaron más de 100.000 personas; la mayor manifestación de personas de derechas de los últimos 30 años. Los manifestantes, muchos de los cuales acudieron con sus hijos, protestaban contra el hecho de que las parejas del mismo sexo tuvieran los mismos derechos que las heterosexuales y, en especial, contra la posibilidad de que tuvieran derecho a tener hijos y adoptar. Fillon ha prometido terminar con algunos casos de derecho a la adopción si gana las elecciones.

Un movimiento ultra al rescate

Sens Commun ha sido el primero en movilizarse para salvar la candidatura de Fillon, y consiguió que sus seguidores acudieran en masa a un mitin que se celebró en París el mes pasado y que le permitió seguir en la campaña. Sin embargo, cuanto más participa Sens Commun en la campaña, más se convierte en el blanco de polémicas y discusiones.

El candidato de centro-derecha, Alain Juppé, que perdió ante Fillon en las primarias, estaba apuntando a Sens Commun cuando lanzó esta amenaza: “El núcleo de activistas y simpatizantes de Los Republicanos se ha radicalizado”. Durante un mitin en Marsella, el centrista Macron afirmó, con un tono mordaz, que el clan de Fillon había dado la espalda a la República para abrazar a Sens Commun. ¡Debería darles vergüenza! El movimiento no tardó en reaccionar y afirmó que se trataba de un “intento vulgar de presentarlos como ogros”.

Desde ese mitin, Sens Commun ya no solo se centra en temas familiares como los padres del mismo sexo y la eutanasia sino que también ha abogado por la necesidad de reformar la Unión Europea y la economía.

“Ha saltado la chispa y nuestro mensaje ha calado entre los ciudadanos”, indica Triot en referencia a los mítines locales. “La gente se identifica con nuestro mensaje”. Mientras que en Estados Unidos el movimiento conservador Tea Party permaneció fuera del Partido Republicano, Sens Commun cree que puede tener un mayor impacto en el debate público si lo hace desde dentro de Los Republicanos. Es un movimiento pequeño pero está creciendo rápidamente, con más de 10.000 miembros que tienen de media entre 30 y 35 años, y se preparan para poder presentar a sus propios candidatos en las elecciones parlamentarias de junio.

Christophe Billan, un excomandante de la Legión Extranjera francesa que preside Sens Commun y también es miembro de la campaña de Fillon, escribió recientemente en Le Figaro: “No, Sens Commun no es un grupo minúsculo nativista y religioso que amenaza los principios fundacionales de La República”.

Billan explica a the Guardian que Sens Commun nació para combatir la amenaza de que la izquierda francesa “cambiara la civilización” y los cimientos de la familia y de la sociedad sin un debate previo. “Sens Commun tiene una estrategia a largo plazo para poder jugar un papel clave en la reconstrucción de una sociedad de una derecha dividida y crispada. Los centristas más moderados se limitan a observar mientras que la derecha del partido es la que ha tomado la iniciativa. El partido está muy fragmentado y tendrá que abordar esta situación tras las elecciones presidenciales”.

“Pase lo que pase, gane o pierda François Fillon, tras las elecciones la derecha francesa deberá impulsar un debate profundo –indica Billan– y la derecha se tendrá que reinventar; de eso estoy seguro. Sens Commun va a tener voz en ese debate”.

Roch Brancour, teniente de alcalde en Angers y uno de los políticos locales de Los Republicanos que se ha unido a las filas del movimiento Sens Commun indica: “Muchos de los votantes de derechas quieren que se preste más atención a lo que define la identidad francesa, la identidad de Occidente y a la familia; todo lo contrario del individualismo imperante. La derecha se está transformando. Sens Commun simboliza unas tendencias que ya eran evidentes entre los votantes y que van en aumento entre los electores de derechas”.

Está por verse que la campaña de Fillon sea realmente capaz de dar un giro inesperado antes de la primera vuelta de las elecciones, que tendrá lugar el 23 de abril.

En el mercado de Angers, un miembro del equipo de la campaña, de 85 años, que no participa en el movimiento Sens Commun, explica que ha participado en todas las campañas presidenciales de los últimos 30 años, solicitando el voto para la derecha. Es optimista pero reconoce que “este es el candidato más difícil que he tenido que defender”.

Traducido por Emma Reverter

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