El que pestañea, pierde
Así me gusta “pajincilla”, “disfruta de la vida, ”el que pestañea pierde“. No hace ni 24 horas que nos escribiste esto. Las tres sabemos cuánto amamos esta vida elegida, cuánto valoramos los segundos que ahora podemos disfrutar sin agendas interrumpidas. Pero tú no has perdido, nos negamos a pensarlo, nunca lo hiciste. Siempre apostaste por la vida, por el coraje, por el futuro. Todavía no nos hemos acostumbrado a la insoportable ausencia de Toño y ahora te vas tú. ¿Pero cómo es posible?
Se nos enredan en la memoria tantos momentos. Tú nos diste algunos de los que nos sentimos más orgullosas de nuestras vidas. La alegría y la pasión de aquellos nueve votos en el congreso del 2000. Las lágrimas de emoción derramadas ante un “capitán manden firmes” que dio la vuelta al mundo y contigo, todas nosotras. Nosotras estábamos allí, como tantas veces y como estuvimos los días de tus tomas de posesión, el día que decidiste volar a Afganistán, de tu candidatura a la secretaría general, el de tu renuncia, el de tu boda, el de tu maternidad, el de profesora, el de hermana. Estuvimos allí tantas veces como tú estuviste, porque nosotras somos compañeras y amigas. Amigas de verdad, compartimos proyecto, fuimos orgullosas zapateristas y chaconistas. Amigas, compañeras de piso, de ejecutiva, de gobierno, hermanas, confidentes… Y así seguirá siempre.
La política tiene sentido porque hay mujeres como tú: mujeres valientes. Mujeres capaces de apartarse si alguien se atreviera a utilizarte contra alguien. Mujeres con el coraje de tirarse al ruedo por todas nosotras para apostar por el futuro. Nunca estuvimos tan cerca del mejor futuro, Carme. Nunca estuvimos tan cerca como contigo. Hoy estaríamos en el mejor PSOE, en el mejor presente.
Siempre fuiste generosa hasta el final, así lo hablamos hace dos domingos. Siempre pensando en los demás, siempre en lo mejor para todos. A miles de kilómetros hoy no existe el consuelo, no se nos antoja pesadilla más dura. Tú siempre nos recordabas lo importante que era cuidarnos las unas a las otras, por encima de todo.
Muchos nos preguntaron hoy por tu corazón, por ese corazón 'débil' al que siempre desafiaste. Lo hiciste para jugar al basket, para hacer política, para ser madre. Lo hiciste para viajar a Afganistán y abrazar a la familia de los soldados. Lo hiciste para pedirle a los médicos el mejor remedio que te dejara vivir, porque tú no sabías vivir a medias. Lo hiciste en silencio, con toda la discreción, como sabías hacer las cosas. Esa discreción y lealtad que siempre nos hemos guardado.
Querida Carme, “Cheicon” para las amigas. Ojalá nunca tuviéramos que escribir estas líneas. Nos faltan hojas y nos sobran las palabras. Hoy solo podemos pensar en ‘Miquelete’, del que tenías tantas ganas a tu vuelta de Miami. A él has dedicado tu vida, él es tu sentido. Le acompañaremos, Carme, como tú hubieras querido. No lo dudes: siempre, siempre, estará orgulloso de ti.