Los partidos red: cuáles son y en qué se diferencian
“El partido es una plataforma, no una posición ideológica”, “El partido es una herramienta para convertir la estructura de ”uno a muchos“ en una conversación de ”muchos a muchos“, ”El partido tiene que ser también un movimiento y una plataforma“, ”El partido quiere desarrollar un método, no una ideología“. No son meros eslóganes políticos. Son frases que definen, por orden de aparición, la esencia del Wikipartido (México), el Partido de la Red (Argentina), Rede Sustentabilidade (Brasil) y el Partido X (España). Los cuatro han nacido en los últimos meses. Y parecen formular una pregunta coral a la democracia representativa: Si la red está modificando todos los ámbitos de la sociedad, ¿por qué la democracia sigue basada en un formato y una tecnología del siglo XIX?
Estos cuatro partidos políticos no han surgido de la nada. De hecho, son una evolución de otros partidos como el Wikipartido español, el sueco Demoex, Equo, el Partido Pirata, el italiano Lista Partecipata o el Partido de Internet. Estos partidos, con sus diferencias, ya compartían algunas características nuevas. Una importante: la tecnología no es una suma de herramientas para divulgar sus ideas. La tecnología es un nuevo proceso que modifica la forma de trabajar, de decidir, de dialogar. Por ejemplo, Equo cocinó de forma abierta su programa para las elecciones españolas del 20 de noviembre de 2011. Por su parte, el Partido Pirata funciona con un programa llamado Liquid Feedback, que crea un proceso participativo e interactivo con el que cualquier persona puede delegar su voto gracias a una red de confianza. Especial mención merece el Wikipartido español, que mucho antes de la eclosión del 15M investigaba sobre la creación colectiva de propuestas. Bajo el lema Inteligencia colectiva, una decisión mejor, el Wikipartido presume de que ''todos los ciudadanos tienen derecho a realizar propuestas de ley“ en su plataforma wiki.
Diferencias
¿Qué aportan los nuevos partidos red al panorama político y en qué se diferencian de los mencionados anteriormente? En primer lugar, son partidos que, a diferencia de Equo, por ejemplo, no están liderados por rostros conocidos. El Wikipartido de México lo deja claro: “Cualquier intento para generar una nueva opción política fracasará si se le asocia a una persona”. El Partido X va más allá todavía. Para denunciar el personalismo de la política actual sigue ocultando la identidad de sus miembros, a pesar de las críticas recibidas. El Partido de la Red argentino, en su más que recomendable Manifiesto de la red, critica de lleno el personalismo: “la #DemocraciaEstancada es un supermercado de oferta acotada y mediocre que fuerza a elegir y debatir personas en lugar de ideas”. La excepción en este punto sería el brasileño Rede Sustentabilidade, basado en el carisma de la popular Marina Silva, un detalle que se podría explicar por la antropología de los afectos del país.
Sin embargo, la mayor diferencia entre los nuevos partidos red y el resto es otra: su programa abierto. El Partido Pirata y el Partido de Internet tienen objetivos muy concretos alrededor de las libertades de la red, las licencias libres o la democracia participativa. Equo no esconde su cara verde. La Candidatura d´Unitat Popular (CUP) de Catalunya - que ha sido cocinado en red - se define como de “izquierda anticapitalista e independentista”. Sin embargo, los partidos red son, antes que nada, procesos abiertos. Y son, voluntariamente, dispositivos inacabados. Pretenden generar plataformas, protocolos y herramientas para que los usen otros. Cualquiera podrá usar el dispositivo, al margen del contenido que se cree con él.
El Partido de la Red se define como “una #Red humana sin centro, que comparte conocimientos, experiencias y aprendizajes”. El Wikipartido de México, en palabras de su fundador Alfonso Tamés, “pretende funcionar igual que la Wikipedia”. Y el Partido X, más que elaborar un programa completo, está insistiendo en la construcción de una infraestructura básica de plataformas y herramientas para activar la inteligencia colectiva. Su democracia y punto - el único punto del programa - es precisamente un proceso. Un software social, un espacio de diálogo. El considerar un partido como un software es una de las piezas del nuevo imaginario-puzzle bottom up que Partido de la Red argentino está creando: “el #PartidodelaRed usa el Software para construir pensamiento colectivo y promover nuevas interacciones entre política y ciudadanía”.
Otro punto a destacar: la presunta falta de ideología de los nuevos partidos red. En la vieja lógica, no ser “ni de izquierdas ni de derechas” significaba ser de centro. O anarquista, ultraderechista o apartidista. En la nueva lógica de red, puede ser otra cosa. En los sistemas complejos de las redes, 2+2, como suele decir el pensador Kevin Kelly, casi nunca es igual a 4. Formular una pregunta vieja para intentar explicar algo nuevo no suele funcionar. Por ejemplo, ¿la transparencia, participación y horizontalidad de la red no tiene más que ver con la izquierda que con la derecha? Santiago Siri, especialista en redes sociales y miembro del Partido de la Red, da alguna pista en un texto reciente: “nunca estuvimos tan pendientes de la mirada del otro como en la rutina de la experiencia online (...) y eso, no es ni bueno, ni malo: es nuevo”.
¿Y los partidos clásicos no están incorporando el eco de las redes, los procesos abiertos y la interactividad? Antonio Gutiérrez Rubí, en su texto El partido político como co-working social, denuncia que “el día a día de la vida de los partidos es cada vez menos atractivo, estimulante y creativo para muchísimos ciudadanos”. Por su parte, Joan Subirats, director del Instituto de Gobierno y Políticas Públicas (IGOP) de la Universidad Autónoma de Barcelona, afirma que algunos partidos como UPyD o Ciutadans de Catalunya, “están intentando jugar a la nueva política”. Dicen ser ni de derecha ni de izquierda. Sin embargo, su funcionamiento e ideología contradicen mucho la esencia de lo que sería un partido red.
Los partidos políticos clásicos, de hecho, ni siquiera se reflejan frente al espejo de la red. No entienden el liderato no jerárquico. Desconocen qué es la meritocracia que surge del software libre y las redes. Una frase del Manifiesto de la Red podría resumir el abismo que separa a los partidos políticos clásicos de la lógica agregadora de la red: “los #Pares son plurales: no se rigen por una lógica antagónica, buscan la síntesis en lugar de desplazar al otro”.
Puede que los partidos red nunca lleguen al Gobierno de un país. Pero es muy posible que, a medio plazo, cambien las reglas del juego político para siempre.