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La polémica prohibición del porno online

Fruta porno

Pablo G. Bejerano

Madrid —

La prohibición de la pornografía online anunciada por el primer ministro británico David Cameron ha generado una polémica que navega entre la protección al menor y la libertad de Internet. El contenido sexualmente explícito estará vetado por defecto desde los proveedores de línea, aunque los clientes podrán pedir tener acceso y se les levantará el filtro.

El argumento esgrimido por Cameron es la protección del menor. Alega que la pornografía online “corrompe la infancia” y hace hincapié en el “deber moral” de los proveedores de servicio en este asunto. Éstos, según el primer ministro, no estarían cumpliendo con la responsabilidad mencionada. Por su parte, los operadores más importantes del país se han mostrado de acuerdo con las medidas, pero han expresado su preocupación porque se les pueda ver como censores.

El establecimiento de un filtro desde los proveedores de servicio refleja una voluntad de control por parte del Estado que va más allá de las recomendaciones. En el caso de las redes de WiFi públicas, deberán tener activado el filtro si son susceptibles de ser accedidas por menores. La prohibición se ciñe estrictamente a la pornografía, pero el método empleado recuerda a la forma de actuar de algunos de países que censuran un amplio abanico de contenidos online.

En todo caso, el primer afectado por la medida es la industria pornográfica, un negocio que mueve cifras de dinero muy elevadas. Desde dentro de ésta, el actor y productor porno Torbe califica a las medidas como “un intento más de controlar Internet”. Si bien explica que la política de Reino Unido en este tema es diferente a la de otros países, por lo que descarta que la prohibición se pueda extender otros lugares, como España, “donde hay una libertad sexual como en ningún otro país”, añade.

Torbe tacha de desproporcionada y equivocada la afirmación de David Cameron sobre el efecto que causa en los menores. “La realidad es que es competencia de los padres el no permitir un acceso a esas páginas a los menores, y para eso hay mil soluciones, como los controles parentales de todos los dispositivos móviles y ordenadores. Que el Estado se erija en cuidador y vigilante sólo me hace sospechar que los verdaderos intereses son otros, como el intentar controlar los contenidos en Internet. Hoy es el porno, mañana pueden ser las webs de juego, y pasado los foros subversivos”, se explaya el productor.

Cameron también ha hecho un llamamiento para que algunas búsquedas que contienen ciertos términos no devuelvan resultados en Google o Bing. Torbe señala que ya se está haciendo desde hace tiempo. “Si pones porno o sexo en Google no aparecen ya webs de pornografia como antaño. Se acabó el SEO para el mundo del porno, ahora va a ser mucho más difícil levantar de la nada una web porno, porque Google, el gran aliado, ha dejado de serlo”, indica.

La protección a los menores en el centro del debate

La exclusión del porno se hará a través de un filtro de orientación familiar que se prestará como servicio a través de los proveedores de línea. Los nuevos usuarios que contraten Internet en Reino Unido desde finales de este año accederán a la red con este filtrado, aunque podrán decidir no llevarlo. Los antiguos usuarios serán preguntados sobre si quieren o no este filtro.

Desde la Fundación Alia2, dedicada a la protección del menor en Internet, tienen otro punto de vista, lógicamente opuesto al de la industria pornográfica. “Nos parece una maravillosa idea porque lo que vamos a conseguir es que nunca jamás un menor pueda acceder a este tipo de contenidos”, comenta Miguel Comín, director de la organización. Compara esta situación con la que existe en España respecto a los números premium. “Si el adulto quiere recibir el contenido es tan sencillo como llamar al proveedor de servicios de Internet. Es lo que ocurre en España con los teléfonos premium. Anteriormente la gente hacía unas facturas gigantescas con los 903 y lo que se decidió es que ésos teléfonos estuviesen desconectados. Y que si alguien quisiese utilizar ese servicio llamase a la operadora y ésta se lo conecta”, explica Comín.

Las medidas en Reino Unido son, según Comín, intercambio en el que se sacrifica un pedacito de libertad a cambio de una mejora generalizada. “Antes se podía comprar tabaco sin problemas. Pero decidimos que el tabaco no era bueno para los niños y entonces implementamos un sistema para que sea necesario avisar y que te activen la máquina. Preferimos dar esa pequeña parcela de libertad y tener que pedir permiso al señor de detrás de la barra, porque queremos que nuestros hijos no consuman eso”, señala.

Sobre una posible implantación en España, el director de Alia2 ve otros obstáculos alejados del debate libertad-protección. “El problema es que esto tiene un coste para las operadoras y ellas se van a negar en banda a una cosa así cuando cobran por los filtros parentales. Si les estás diciendo por ley que tienen que filtrar un contenido sí o sí y no tienen que pedir al padre que pague están perdiendo negocio”, argumenta, con la mira puesta en la vertiente económica de la operación.

Imagen: Podknox

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