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El voto electrónico, aun con software libre, no garantiza más transparencia

Experiencia de voto digital en Suiza

Paula Corroto

Podemos liberó el código fuente de su portal de participación el pasado domingo. En lenguaje llano, esto significa que el software de esta página está a disposición de cualquiera, se puede modificar, copiar y distribuir. La esencia del llamado software libre en contraposición al de los sistemas propietarios como Windows o Apple. Lo hicieron además con la licencia AGPLv3 que es la que recomienda la Free Software Foundation ya que impide “parasitar” el software – obliga a publicar con la misma licencia libre las modificaciones que se realice- lo que ha merecido un aplauso por parte de la comunidad de software libre española.

La intención, según Erik Labuske, responsable de Procesos Telemáticos de este partido, era que “a partir ahora ningún partido podrá poner excusas para realizar procesos de participación y financiación transparente y horizontal”, ya que en este código liberado se incluyen el sistema de inscripción para las votaciones, la gestión de los inscritos, las colaboraciones económicas que se reciban, la gestión de microcréditos, las iniciativas ciudadanas o la sincronización entre la base de datos y el sistema de envío de las newsletter (las comunicaciones del partido vía email). Es decir, según Podemos, nadie podrá excusarse para realizar votaciones electrónicas.

Sin embargo, desde la comunidad de software libre se recalca que el uso de este tipo de licencias tampoco garantiza del todo la transparencia en el caso de las votaciones. Es decir, no es ningún maná. “Una cosa es que sea software libre, que es muy importante, pero eso no es sinónimo de más transparencia. Que tengan un sistema libre significa que otras organizaciones podrán utilizarlo. Pero luego depende de cómo se use ese software, sea libre o no. El software puede ser muy libre, pero no te impide manipular. Con el software libre el usuario es libre. Y en este caso el usuario es el que organiza las elecciones, no el votante. Beneficia, sí, pero no precisamente al votante”, señala a eldiario.es Pablo Machón, experto en software libre y miembro de la Junta de la Fundación Software Libre de Europa.

Además, como añade Machón, “lo que se liberó el día 26 parece ser la plataforma de participación de Podemos, que se apoya en el software Agora Voting, que ya estaba liberado previamente. Ambos programas se han publicado bajo una licencia AGPLv3, que desde mi punto de vista es la mejor elección posible”. Agora Voting ha sido utilizado desde Podemos para votar por ejemplo sus documentos organizativo, ético y político, y al que también han recurrido otros partidos como Equo para votaciones internas.

El debate del voto electrónico

Y es en este punto, más allá de que sea un software libre o propietario, donde continúa el interrogante sobre las garantías de las votaciones telemáticas sobre el que ya se viene debatiendo desde hace meses. Con estos sistemas, ¿es posible fiarse de los votos y el recuento? ¿No es posible que haya votos que se pierdan? ¿No se podría manipular por ejemplo, el dispositivo desde el que se emite el voto, que como se ha señalado, es la parte más débil de la cadena?

En la actualidad siete países tienen implantado el voto electrónico incluso para sus elecciones generales: Bélgica, Estonia, Brasil, Estados Unidos, Venezuela, Filipinas e India. En ocasiones, como ocurrió en Bélgica en 2014, en las elecciones al Parlamento Europeo, hubo que anular más de 2000 votos por un fallo informático, si bien no representaban más del 0,06% del total de los votos. La situación en España se encuentra a debate. Ha habido algunos ejercicios piloto en el País Vasco –por ejemplo, las elecciones en la Universidad del País Vasco o las del Athletic Club de Bilbao-, Cataluña, Galicia, Valencia y Andalucía, y a nivel estatal hubo varias experiencias en diferentes localidades en las elecciones generales de 2008, las Europeas de 2009 y las Municipales de 2011, pero no fueron oficiales.

Ventajas y desventajas

Los defensores de este tipo de voto por Internet, como los responsables de Agora Voting, señalan que es un sistema 100% seguro. Además, se agiliza el recuento y la verificación de los votos y permite una fiscalización del voto mucho más fácil para los partidos más pequeños.

Sin embargo, curiosamente, donde con más desconfianza se mira a este tipo de votación es desde la comunidad del software libre. El propio Richard Stallman, fundador de este movimiento, se ha posicionado en su contra. Tal y como señala Machón, “no te proporciona todas las garantías que tiene el voto en la urna. Tiene serios problemas: por ejemplo, ¿quién audita esos sistemas electrónicos? En una urna tienes a los interventores vigilando y para que se produzca un pucherazo tienen que estar todos de acuerdo. Pero al sistema tendrías que auditarlo y además en el momento en el que se está ejecutando”.

A ello se une, como decía Beatriz Busaniche, de la Fundación Vía Libre, la pérdida del anonimato: “Las desventajas del voto electrónico son quebrar el secreto del sufragio, abrir la posibilidad de fraude y poner en riesgo la participación ciudadana”.

Para lo único para lo esta comunidad cree que el voto telemático es menos malo es para las votaciones internas. “Para las cosas menos críticas puede que las desventajas puedan ser menos graves, pero no lo usaría nunca si se puede hacer una votación tradicional;”, recalca Machón. Eso sí, se aplaude que haya partidos políticos que estén incentivando el software libre, más allá del sistema de votaciones, ya que “favorecerá que las administraciones públicas, en el caso de que gobiernen, adopten este modelo”.

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