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Pequeña guía mágica de las Islas Canarias

Representación de San Borondón en un portulano medieval.

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Lugares apartados donde bailan las brujas; islas fantasmas que aparecen y desaparecen; cuevas en las que hasta hace pocas décadas se practicaban ritos de otras épocas; casas encantadas en las que moran espíritus; luces que aparecen de la nada y acompañan al caminante; barrancos donde se producen extraños fenómenos; duendes que viven en el subsuelo de las ciudades… Canarias fue, desde siempre, un territorio abonado para el misterio. La magia vinculada a accidentes geográficos, propia de los antiguos pobladores prehispánicos de las islas formó el primer sustrato de leyendas, supersticiones y creencias que tiene una de sus manifestaciones más genuinas en el topónimo bailadero, que se repite en todas las islas. Los lugares de culto aborigen se convirtieron, casi de inmediato, en zona de brujas, como atestiguan ejemplos como la Montaña de Tindaya, en Fuerteventura, o la Cueva de Los Candiles, en las cumbres de Gran Canaria. En ambos lugares, la pervivencia de ritos y creencias, perseguida por la Iglesia Católica, dio lugar a la formación de leyendas que tienen a las brujas como principales protagonistas.

Pero es en los ‘bailaderos’ donde esa tradición de sustrato aborigen mágico se muestra con mayor intensidad. En cuanto al significado del término hay dos teorías; la primera tiene que ver con el baile y asegura que estos lugares fueron antiguas ‘plazas públicas’ en las que los aborígenes realizaban sus fiestas y ritos religiosos. La segunda deriva de ‘baladero’, esto es, un lugar con función simbólica y religiosa en la que los antiguos canarios y canarias hacían balar a las ovejas (a través del ayuno y la sed) para atraer la atención de la divinidad en demanda de agua. En la mayoría de los casos se trata de lugares elevados y con panorámicas abiertas. Un lugar paradigmático es el Bailadero de Anaga, en Tenerife (Acceso TF: 123) situado en uno de los lugares más altos del Parque Rural homónimo (ver reportaje) y que, hasta no hace mucho, fue un lugar recurrente de reunión y celebración de las gentes de la comarca. Muy cerca, en el municipio de El Sauzal, se encuentra el Bailadero de Las Brujas (Las Crucitas). En El Escobonal (Güímar), hay otro lugar que comparte nombre y, según la tradición oral del lugar, función.

No es este un fenómeno exclusivo de Tenerife. En La Palma, el más famoso de los bailaderos se encuentra en el municipio de Garafía; en La Gomera, el Llano de las Brujas (en pleno Parque Nacional de Garajonay) también está vinculado con prácticas mágicas que hunden sus raíces en “tiempos de los antiguos) y en Gran Canaria los más famosos de los bailaderos son los de La Cruz Grande (San Bartolomé de Tirajana) y Casares (Telde). En todos los casos, se trata de lugares que, la tradición, vincula directamente con los antiguos pobladores de las islas.

Luces misteriosas

Otro fenómeno recurrente tiene que ver con luces que aparecen en lugares solitarios y que, según los testigos, tienen un “comportamiento inteligente”. No son cosa nueva y, desde hace siglos, se las ha vinculado con la existencia de almas en pena. La más famosa es la Luz Mafasca, que aparece en las llanadas que median entre Betancuria y Antigua, en la isla de Fuerteventura. Según la tradición oral, la luz encarna el alma de dos caminantes que cometieron el sacrilegio de asar un cabrito con la madera procedente de una cruz en plena cuaresma. La mayor parte de los testimonios hablan de una luz de color azulado del tamaño aproximado al de un balón de fútbol pero también hay quien habla de luminarias más pequeñas, más grandes, de colores rojizos o, incluso, con la capacidad de dividirse y fundirse a voluntad. La Luz Mafasca se aparece a caminantes; se aproxima, se aleja, acompaña… Nunca daña y, en los últimos tiempos, abundan las apariciones junto a automóviles que circulan por los campos majoreros a altas horas de la madrugada.

En otros lugares del Archipiélago se repiten fenómenos similares. Los Hachitos de El Time, en La Palma, surgen del interior de la Caldera de Taburiente. El recorrido de estas luces misteriosas suele ser recurrente; bajan por el cauce del Barranco de Las Angustias hasta llegar a los riscos de El Time. Entonces, las luces suben la montaña y se pierden en dirección al municipio de Tijarafe. Sobre su origen hay varias historias. La más extendida habla de una mujer que transitaba por este paraje con su hijo pequeño y se vio obligada a hacer una antorcha con una cruz para poder alumbrarse y no despeñarse. La mujer repuso la cruz consciente de la gravedad de su acto pero la luz quedó como huella de aquel pecado (la cruz que corona el puerto del Camino de Amagar). Otra versión habla de las almas de aborígenes muertos durante la conquista de la isla por los españoles.

Otro lugar vinculado con luces misteriosas es el Barranco de Badajoz, en el municipio tinerfeño de Güímar. Esta hendidura flanqueada por muros verticales no es sólo un paraje natural de gran belleza, sino un territorio que acumula misterios; como los llamados ‘seres de luz’ o ‘seres blancos’ que según la tradición, quedaron liberados al excavar galerías de agua en las laderas del barranco. Otro caso famoso que tiene a este lugar como escenario es el de la niña de las peras, una menor que se adentró en el barranco a buscar fruta y desapareció por el espacio de 20 años tras los cuales volvió a su casa sin que el tiempo hubiera pasado para ella; según se dice, la menor aseguró haber estado con uno de estos seres extraños y que el encuentro sólo duró un par de horas.

Fantasmas y casas encantadas

Las casas encantadas también tienen un lugar destacado en esta breve guía mágica de las Islas Canarias. Una de las más famosas se encuentra en el pequeño núcleo rural de Tacande (en el municipio de El Paso), en la isla de La Palma, que fue protagonista de uno de los primeros fenómenos paranormales documentados de España. En 1628, los habitantes de la casa fueron visitados, durante 87 días, por el alma atormentada de Ana González, un familiar que había muerto de parto. Lo insólito del caso es que la Inquisición envió a un sacerdote a investigar el caso y que se documentaron hasta conversaciones del investigador con la finada lo que supone uno de los casos paranormales mejor documentados y más antiguos de España. Lamentablemente, el edificio fue pasto de las llamas hace pocas fechas aunque el Ayuntamiento de El Paso ha asegurado que éste se restaurará.

Otro fantasma famoso de las islas es el de Catalina Lercaro. Joven de buena familia, Catalina se suicidó al no aceptar un matrimonio de conveniencia y, según muchos testimonios, su espíritu aún vaga por la imponente casona familiar, el Palacio Lercaro de la ciudad de La Laguna, sede del Museo de Historia de Tenerife (Dirección: C/ San Agustín, 22; Tel: (+34) 922 82 59 49; Horario: MS 9.00 – 20.00 D, L y F 10.00 – 17-00). También en Tenerife, esta vez en El Moquinal (en el Parque Rural de Anaga), se encuentra la Casa del Pánico, una antigua casona tradicional hoy prácticamente derruida que sirvió como lugar de interrogatorios inmediatamente después del golpe de estado militar de 1936.

La Audiencia de Las Palmas es otro de los lugares vinculados a historias de fantasmas. Los actuales juzgados se construyeron sobre un antiguo convento del que sólo sobrevive la bonita iglesia mudéjar de San Agustín (Dirección: Plaza de San Agustín, 5; Horario: LS 10.00-13.00 y 17.00 – 20.00). Algunos vigilantes del actual palacio de justicia aseguran que por las noches ocurren cosas extrañas, se oyen voces e, incluso, cánticos que recuerdan a un coro de religiosos. También hay varios lugares marcados por supuestos episodios dramáticos que, según la cultura popular, fueron el escenario de muertes violentas como el Árbol de Casandra de la Presa de Las Niñas (Gran Canaria), donde la leyenda varía desde una bruja quemada a una madre desesperada que mató un hijo no deseado, o la Fuente de los Maxios, en La Orotava (Tenerife), en la que, según la tradición oral, habita un espíritu que fue invocado por una bruja en venganza al ser procesada y ejecutada por la Inquisición. Una versión de la historia asegura que se trata del alma de un aborigen por lo que el lugar también es conocido como Fuente del Guanche encantado.

Y, para terminar, queda el gran misterio vinculado con el Archipiélago desde que éste empezó a ser frecuentado por navegantes europeos: el de la misteriosa isla de San Borondón que aparece y desaparece y que, generalmente, puede verse desde las islas de La Palma, El Hierro y La Gomera. Los expertos dicen que el fenómeno tiene que ver con un fenómeno de refracción de la luz en la superficie del mar. Sería el único de los misterios con una explicación científica. Nosotros la hemos visto; y no es broma.

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