Artur Mas y la prensa
Es conocido que el presidente de la Generalitat de Cataluña, Artur Mas, suele decir que no está influido por lo que dice la prensa sobre su acción de gobierno. Tan conocido como las subvenciones que vuelve a conceder a los periódicos catalanes en el año en que más recortes presupuestarios ha impuesto en todos los servicios sociales como la sanidad o la educación.
Este año de recortes, los diarios catalanes dispondrán de 2,5 millones de euros a fondo perdido y cerca de 2 millones en publicidad.
En Cataluña la subvención a los diarios es algo tradicional. Todos los Gobiernos, convergentes y tripartitos, han mantenido una política de apoyo a las empresas periodísticas privadas catalanas, bajo la excusa del fomento de la lengua y la cultura catalana.
Pero estas subvenciones no son lineales y objetivas, más bien son discriminatorias e interesadas. Objetivar las subvenciones en función de determinados proyectos de potenciación de la cultura catalana por parte de los medios de comunicación se hace harto complejo.
Hemos visto cómo diarios que se lanzaban en Cataluña como Ara recibían un millón de euros por el mero hecho de poner el proyecto en marcha, o cómo La Vanguardia veía subvencionados en su integridad los costes de su edición catalana, lo mismo que El Periódico de Catalunya.
Los recursos que otras instituciones como las diputaciones o ayuntamientos catalanes destinan a los diarios de Cataluña suelen ser, también, bastante significativos e indiscriminados. No conozco otros sectores privados donde las ayudas sean tan directas e injustificadas.
La prensa diaria no debe ser subvencionada por el poder público. Las ayudas y ventajas que pueda obtener de los diferentes Gobiernos deberían emanar del Parlamento y bajo criterios objetivos, tal y como sucede en la mayoría de países europeos.
Cuando Artur Mas ha tenido la ocasión de eliminar estas ayudas, en el momento en que ha tenido que pedir “el rescate” de la Generalitat por falta de fondos para atender los compromisos más elementales, ha preferido continuar con ellas.
Esto me hace pensar que Artur Mas está más implicado que lo que manifiesta en la prensa catalana y, por descontado, que los diarios de Cataluña siguen siendo dependientes de los fondos gubernamentales. Visto así, se entiende por qué a Artur Mas le preocupa poco lo que digan los diarios de su acción de gobierno.