Esperanza Aguirre, una columnista estrella
En la exclusiva que ha publicado eldiario.es aparecen, junto al ingreso de más de 5 millones de euros en la cuenta conjunta de Esperanza Aguirre y su marido, las retribuciones que la política madrileña percibió por sus colaboraciones en el diario ABC. Este medio hace sus cuentas, por las cantidades recibidas mensualmente, y deduce que cada billete de opinión de 900 palabras se pagó entre 2000 y 3000 euros.
En la contratación de Aguirre por ABC tuvo un papel determinante el consejero delegado de Vocento, Luis Enríquez, ferviente admirador de la expresidenta de la Comunidad. Al director de ABC, Bieito Rubido, ya le iba bien, pero el “sobrepago periodístico” era cuestión de su jefe económico, el mismo que hacia un ERE en Vocento al que llamaba “PLAN DE EFICIENCIA EMPRESARIAL” por el que decenas de periodistas de PUNTO RADIO y de sus diarios regionales eran invitados a abandonar la empresa. A lo mejor, Aguirre, la columnista estrella, debía formar parte de ese “plan de eficiencia” de Vocento y de su diario nacional ABC, que seguía cayendo en difusión a pesar del fichaje de la insigne colaboradora.
De todas formas el papel final de Aguirre, de mera plumilla “bien pagá”, fue un sucedáneo del que inicialmente tenía reservado por Enríquez y Catalina Luca de Tena, que no era otro que el que aceptara ser la presidenta del grupo periodístico. No pudo ser, porque se cruzó en el camino de Aguirre la suculenta oferta de la empresa cazatalentos Seeliger y Conde que tenía necesidad de “abrir mercado” en la plaza madrileña. Quién mejor que Aguirre, que se había relacionado con decenas de empresas de primer orden en la Comunidad, podía hacer la labor de zapa de la empresa cazatalentos catalana.
Esperanza Aguirre abandonó su puesto en el Instituto de Turismo de España, en el que solo permaneció tres meses, tras dejar la presidencia de la Comunidad, y se dedicó a cazar empresas madrileñas para la empresa catalana.
A finales de 2014, me consta que a Seeliger y Conde ya le incomodaba su fichaje porque Esperanza Aguirre empezaba a replantearse su abandono de la política, de la que nunca llegó a estar fuera. Por otra parte a ABC le chirriaba que en un año electoral Aguirre incomodara al diario con sus “guerras”personales con Rajoy y el PP.
Ahí estaba El Mundo de Casimiro García Abadillo, al que se le insinuó hábilmente la candidata a la alcadía para que la acogiera en una columna semanal:“Los lunes de Esperanza” que duraron hasta que fue nombrada candidata a la alcaldía por Rajoy.
Así es que la columnista estrella pasó en cuestión de días de predicar en ABC a hacerlo en El Mundo y por bastante menos dinero que lo que le pagaba por artículo el diario de Vocento. Esperanza Aguirre necesitaba esa tribuna en su camino hasta la nominación política y, visto que su patrimonio no es baladí, le importaba más perder protagonismo que dinero.
Esa es la carrera periodística de Esperanza Aguirre, poco comparable con la de otros “colegas” suyos de profesión que veían perder sus puestos de trabajo día a día en pos de la “eficiencia”. Ella sí que ha sido eficiente para sus intereses.