Gana Rajoy, pierde Iglesias
La estrategia popular de dar cancha a Podemos para atacar al PSOE y luego llamar al voto del miedo ha dado resultado. El PP vuelve a ser el más votado y suma ¡14 escaños! respecto de diciembre. Da igual un caso de corrupción a la semana o que le muerdan una conversación telefónica infame al ministro del Interior, íntimo colaborador de Rajoy, da igual. No solo son los más votados, es que les votan más aún. Han sembrado miedo y han recogido escaños.
Han planteado en el PP una estrategia de o yo o el caos y han cebado el debate sobre quién mandaba en la izquierda y las ventajas de enviar a Sánchez al tercer puesto. Resultado: con la suma de Ciudadanos el PP se han quedado al borde de la mayoría absoluta y si no fuera por su marmórea rigidez, podrían sumar al PNV.
Las encuestas, planteadas como verdad indubitada, habían creado una contundente apariencia de realidad que la propia realidad ha hecho saltar por los aires: ni adelantamiento de Podemos a los socialistas ni precariedad del PP. Triunfo rotundo de un Mariano Rajoy al que ni siquiera en su propio partido apoyaban de forma unánime.
La estrategia de Podemos de absorber a IU aspiraba a ganar en votos, en escaños, en poder, a los socialistas. No ha funcionado, ha sido un sonoro fracaso. Ha tenido menos votos que en diciembre y la suma no solo no ha multiplicado escaños, como se nos decía, se ha limitado a una parca suma de los que tenían Podemos e IU por separado. Con el general de la OTAN sin acta de diputado. Quedamos a la espera de los que de modo machacón, y como si tuvieran la verdad en la mano, han dado por hecho mil veces que Podemos adelantaría a los socialistas.
Las encuestas, aventadas como creadoras de opinión, tratadas como si fueran un recuento definitivo de votos, han fracasado estrepitosamente.
En vísperas de la votación, en Podemos vendían que había un empate en votos con el PP y que, con un empujoncito, quedaban primeros. Nada más lejos de la realidad. La estrategia compartida de polarizar las elecciones: o el PP o Podemos, también ha fracasado. Ha beneficiado al PP.
No parece que la gestión política desplegada por Iglesias tras el pasado 20 de diciembre haya provocado oleadas de entusiasmo.
Queda por saber ahora si después del fracaso, Iglesias tendrá que irse y que sea Ada Colau la que pueda ser la cabeza de lista en las próximas elecciones generales. Sus resultados en Cataluña son muy buenos, vuelve a ser la fuerza más votada y tiene una mejor imagen que Iglesias, al que muchos ven como alguien prepotente y un freno.
Ahora no le quedará más remedio a Rajoy que tomar la iniciativa, eso que se le da tan mal, porque ya dijo en campaña que haría lo mismo que hizo en las pasadas generales: nada. Puede presentarse como vencedor, porque lo es, y seguir como presidente, pese a que Ciudadanos pidiera su cabeza. Menudo balance.
Todo esto no hubiera ocurrido de haberse podido formar gobierno en la legislatura express y de haber mandado a Rajoy a la oposición.
Ver a las gentes del PP gritando, eufóricos, “sí, se puede” mientras Rajoy sale al balcón de Génova y grita Viva España…