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El Gobierno deja el precio de la luz de 27 millones de consumidores a expensas de la meteorología

Jorge Morales de Labra

El precio del mercado eléctrico, ese al que el Gobierno con su última no-reforma nos ha empujado a 27 millones de consumidores domésticos, se ha disparado. Desde los 26 €/MWh registrados de media en el primer trimestre del año, cuando fue anunciado el nuevo sistema de facturación, hemos pasado a cerrar el tercer trimestre en nada menos que 52 €, ¡el doble!

Y lo que nos queda, porque el mes de septiembre ha finalizado prácticamente en 59 €/MWh, lo que no augura nada bueno para los próximos meses.

A pesar de tamaña subida no faltan declaraciones del Gobierno –a las que se han sumado últimamente las eléctricas– que aseguran que probablemente el año 2014 acabará con un precio inferior al del año anterior. ¿Qué hay de cierto en estas declaraciones?, ¿son compatibles con las subidas de precio que se están registrando?

Sin duda lo son en la medida en la que provenimos de precios excepcionalmente bajos en el primer trimestre. No obstante lo cual, la afirmación categórica de una previsible bajada en cómputo anual es cuanto menos arriesgada, precisamente porque los precios en los últimos meses –especialmente en el último– están resultando ser excepcionalmente altos.

Lo cierto es que nadie sabe a ciencia cierta cómo va a cerrar el año. Las previsiones se basan en el mercado de futuros de electricidad, que todos los días negocia el precio al que se realizan transacciones de compra/venta de energía con entrega en los próximos meses. Pero últimamente este mercado se equivoca mucho. Para muestra un botón: durante el mes de agosto, tan solo unos días antes de comenzar la entrega, este mercado estimaba que el precio de septiembre estaría en torno a 49 €/MWh, cuando finalmente ha resultado en 59 €. Nada menos que un 20% de error.

Lo que puede afirmarse con rotundidad es que, para el consumidor doméstico tipo, el precio de la energía eléctrica de los últimos 12 meses ya es superior al de los de un año antes. Esto es, la subida de los últimos meses ya ha compensado la bajada que se produjo a principios de año.

Hasta aquí la descripción de lo que ha pasado (y de lo que puede pasar); pero queda pendiente la gran pregunta: ¿por qué se dan estas variaciones tan bruscas? La razón está en las renovables y, al contrario de lo que pudiera pensarse a priori, no en el sentido de que éstas aumenten el precio de la luz, sino todo lo contrario.

En efecto, puede comprobarse que en el mismo periodo en el que el precio del mercado eléctrico se ha duplicado, la contribución renovable ha caído del 52% al 30% de cobertura de la demanda. Manteniéndose el resto de tecnologías prácticamente constantes, esta caída ha sido suplida por centrales térmicas (gas y carbón) que han pasado del 13% al 38% de aportación.

Cabe aceptar como razonable que, sabiendo que las renovables carecen de coste de combustible, una vez pagada su inversión inicial, su mayor aportación contribuya a reducir el precio del mercado. Lo que no lo es tanto es que un incremento de 25 puntos porcentuales de una fuente de generación duplique el precio final, mucho menos cuando la evolución de precios de combustible en los mercados internacionales durante los últimos meses ha resultado a la baja.

La razón hay que buscarla en un deficiente diseño del mercado eléctrico que muchos venimos denunciando desde hace años y que la última no-reforma, como todas las anteriores, no ha abordado. En todo caso, ha agravado la situación porque, aunque parezca increíble, ha favorecido que en situaciones de alta aportación de energía renovables, éstas se desconecten de la red, sosteniendo la bajada de precios que, de no hacerlo, habrían ocasionado.

Estamos en el peor de los escenarios: un mercado eléctrico con reglas manifiestamente defectuosas en el que tres empresas ostentan una cuota conjunta superior al 70% (lo que les permite ejercer poder de mercado) cuyos precios dependen fuertemente de la meteorología. Todo ello sin el menor coste político, dado que los precios ya no se determinan a priori, sino que nos dan la sorpresa cuando nos llega la factura.

Esperemos que la próxima reforma del sector eléctrico sea tal… y que llegue rápido.

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