Google vuelve a ganar a la prensa
La realidad vuelve a ganar a los diarios. Google vence a la prensa belga y marca el rumbo para su disputa con los editores españoles, franceses o alemanes. Aunque los diarios belgas anuncian una victoria pírrica en su batalla de seis años por cobrar al Gran Buscador, el resultado es inapelable. Google no pagará y sólo se compromete a hacer lo que ya hace, con la prensa y el resto de la web: ampliar su negocio publicitario y vincular más a los diarios con servicios como Google+.
Caras largas entre los defensores de la tasa Google: el canon por citar y enlazar contenidos. El buscador sólo pagará los costes legales y anunciará sus productos en los diarios, como ya hace en revistas y otros medios. Alrededor de cinco millones de euros frente a los 49 millones solicitados por Copiepresse, la sociedad de gestión de derechos de los editores como la que quiere imitar la española Aede. Una idea resistida por el gobierno y donde las disputas entre editores limitan su capacidad de presión. Nada que ver con la bien organizada Uteca, la patronal de la televisión, dominada por Mediaset y Antena 3, y siempre mimada por los políticos.
El acuerdo de Google con los periódicos belgas muestra un fracaso en entender cómo funciona el mercado digital y agudiza las diferencias entre la televisión –con control de la distribución y sus derechos de propiedad intelectual- frente a la desguarnecida prensa.
Imaginemos que los diarios quisieran cobrar a los kioscos por mostrar sus portadas. Eso es Google. Antes la gente llegaba al diario a través del kiosco y la prensa se devana los sesos para conseguir más puntos de venta: más oportunidades de mercado, atención y contacto con la audiencia y los lectores. Ahora la información se consume en gran parte a través de Google (30 a 50% de las visitas) y las redes sociales. No aprovechar los nuevos canales es seguir perdiendo audiencia y relevancia. Por eso los editores siempre amenazan sólo con salir de Google News, un canal casi irrelevante a pesar de su utilidad para los superconsumidores de información.
Cuando los diarios reivindican la tasa Google reconocen su incapacidad para dominar el nuevo mercado y negocio de los medios cuando no controlan el soporte y la distribución. Se preocupan por unos magros derechos de reproducción cuando la publicidad se escapa a raudales hacia los medios y soportes digitales. Cada vez tiene menos contenidos de calidad única por los que valga la pena pagar y el resto tienen baja capacidad comercial. Ese es el gran problema.
Google y los diarios se parecen, ambos trabajan con contenido ajeno. Los diarios, con la información, que es de todos. El periodismo crea productos –esos sí de editores y periodistas- con información pública. Hasta hace poco era el mejor lugar para la publicidad junto a la televisión.
Google hace su negocio con enlaces, contenidos de otros convertidos en un nuevo producto y canal –las búsquedas- al que suma su inventario y comercialización de publicidad en cualquier medio digital. La mitad de la publicidad digital ya es suya y arrebata esa riqueza sobre todo a la prensa.
El viejo código de los diarios -los artículos, las páginas, el periódico- superado por el código digital que cambia los algoritmos periodísticos por el page rank y la publicidad de Google.
La única protección para los diarios es retirar sus contenidos tras un muro de pago. Una opción analizada por los editores españoles con poco acuerdo. Pero sobre todo generar un nuevo mercado publicitario no sometido a un CPM de precio bajo y subastado en tiempo real, como hace Google y ahora cada vez más publicidad digital (ad exchanges, RTB, programmatic buying…).
La tasa Google no es la solución. Lo saben los diarios aunque no lo confiesen. Google, también. Por eso puede seguir resistiéndose a pagar por lo que cada vez se valora menos.