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Que Rajoy no gobierne será culpa de Sánchez

Suso de Toro

Una parte del electorado español vota “como las personas normales” pero hay otra parte que se comporta como una pandilla de anormales y vota para que Rajoy y su partido no gobierne, así ocurrió en noviembre pasado.

Como tampoco la oposición fue capaz de armar gobierno hubo que volver a votar en mayo y, aunque el PP mejoró resultado, nuevamente el voto de esa pandilla decidió que Rajoy no gobernase y en eso estamos por culpa de la insensatez de personas que no acaban de aceptar la necesidad de que Rajoy gobierne y algo habrá que hacer porque este país “no es Uganda” pero ya se va a parecer a Bélgica que lleva más tiempo sin gobierno.

Por eso, en un programa de televisión la presentadora pregunta: “¿Qué hay que hacer para que Rajoy pueda formar gobierno?” y, a continuación, ella y sus colaboradores discuten las diversas posibilidades, que unos voten, otros se abstengan, etc. Así llega la actualidad política a través de los medios de comunicación mayoritarios: Es necesario, imprescindible y urgente formar gobierno. O sea, nos recuerdan que debe acabar el bloqueo para que Rajoy vuelva a gobernar.

Y, ya que es necesario, imprescindible y urgente, los partidos serios, responsables y constitucionalistas deben colaborar de un modo u otro para que el presidente en funciones se perpetúe. Que cada uno haga su aportación para que eso suceda, porque es lo único sensato, ese es el pensamiento dominante que comunican cada día los poderes que se expresan a través de las televisiones y las cabeceras capitalinas.

Lo sensato es que el gobernante que legisló para recortar el derecho a la justicia, que aprobó una ley mordaza que utiliza como porra para perseguir las libertades, que llegó al Gobierno sobre la corrupción sistemática de su partido (una corrupción de la que él mismo se benefició), que vació la caja de pensiones para tapar su fracaso económico, que decretó una amnistía fiscal para los suyos, el presidente plasmático que despreció el parlamento y mintió reiteradamente en él, quien creó una policía política ayudada por la utilización policial de la fiscalía para perseguir a sus enemigos políticos, el artífice de la clasista y reaccionaria “ley Wert”, quien a pesar del recorte de cobertura a parados y protección social dejó el estado con déficit…, vuelva a gobernar. Eso es lo sensato, nos dicen.

Lo sensato es que aquel joven político franquista, contrario a la Constitución y los estatutos de autonomía, reconducido al nuevo juego político de la mano de Fraga, el que repartió chapapote informativo para tapar los graves errores gubernamentales en el naufragio del Prestige, el que se encargó de defender en el parlamento que Sadam Hussein tenía armas de destrucción masiva y correspondía atacar Irak, quien sostuvo la teoría de que detrás del atentado a los trenes de Madrid posiblemente estaría ETA en beneficio de Zapatero, quien hizo una oposición tan desleal que acusó al presidente del Gobierno de entregar Navarra y España a ETA, quien recogió firmas contra el estatuto catalán azuzando el anticatalanismo que desencadenó la rabia de la ciudadanía catalana…, vuelva a gobernar.

Lo razonable y de sentido común es que el presidente que en esta etapa de gobierno en funciones siguió burlando al parlamento y tomando decisiones abusivas por decreto…, vuelva a gobernar.

Así lo dice “la gente como Dios manda”, “la gente normal”, lo que hacen “en los países serios”, es lo que dicta “el sentido común” y es lo razonable. Así lo cree él, su partido y todos los poderes que lo apoyan, así lo cree Rivera de Ciudadanos y así lo creen algunos cargos autonómicos del PSOE y así lo creen González, Guerra, Rubalcaba… Incluso lo creen una lista de intelectuales “de toda la vida”, también sensatos y con sentido de estado, que ese presidente en funciones y de vacaciones debe volver a gobernar.

Quienes hace un año mantenían la teoría de que, ya que era previsible que el PP perdiese la mayoría absoluta, habría que apuntalar las políticas en curso con una “gran coalición”, quienes prohibieron a Sánchez dialogar siquiera con los partidos vascos y catalanes limitándole el juego posible y sus alianzas, le señalan ahora el camino: lo sensato es que Rajoy vuelva a gobernar, que la ciudadanía española vuelva a disfrutar de su presidencia y del gobierno de su partido.

Como es tanto el sentido común y tanta la sensatez que reina en España posiblemente acabe por triunfar lo más sensato: que vuelva a gobernar el campeón de la justicia social, las libertades y el déficit. Y si no lo hace será por culpa de Sánchez, qué insensatez.  

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