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Rato trinca en Telefónica

José María Calleja

Va Rato y ficha por Telefónica. Mejor dicho, va Telefónica y ficha a Rato. Estamos ante un caso práctico de cómo uno puede hacerlo mal -espantada del FMI a media gestión y sin explicaciones-; o rematadamente mal -nefasta gestión en Bankia, de soltera Caja Madrid-, que al final, siempre será premiado... Hasta que la cárcel lo acoja en su seno (Díaz Ferrán).

Entronizado por el aparato de propaganda de la derecha como el presunto autor de un supuesto milagro, Rato estuvo a un minuto de ser el sucesor de Aznar, según cuenta el propio designador frustrado.

Luego, Rato se fue al FMI, sin que se le conozca allí mérito alguno, más bien lo contrario: dejó un cargo relevante que ostentaba un español sin dar razón alguna (aquí no funcionó el fomento de la manoseada marca España, como argumento para retenerlo en el cargo).

Casi sin solución de continuidad, y sin bajarse del coche oficial, Rato apareció sonriente y brindado como jefe de ese grupo de entidades de ahorro corruptas y/o rematadamente mal gestionadas por hombres del PP, o puestos por el PP.

Rato acabó imputado por su mala gestión en Bankia, gracias a la iniciativa de un grupo de ciudadanos, tildados de temerarios cuando propusieron llevarle ante el juez, y gracias a UPyD.

En su declaración ante el juez, Rato despejó a córner las responsabilidades que se le imputaban, echó la culpa a los demás, dijo que no se enteraba de nada y que él hacía lo que le mandaban.

Resulta sangrante que tanto Rato como el vicepresidente de la CEOE, Arturo Fernández, digan ante el juez que no sabían nada, que ellos no tomaban las decisiones, que firmaban lo que les ponían delante, etc.

Por todo ese no hacer, no saber, no decidir, no tener responsabilidad, ¿cómo cobran ustedes esa millonada?

Bien, no contento con todo lo que ha perpetrado, va Rato y ficha ahora por Telefónica; es decir, no tiene el menor pudor en aceptar una suculenta oferta sin dejar pasar un cierto tiempo de luto, de duelo por sus fechorías, sueldazos e indemnizaciones.

Rato se va a Telefónica con 200.00 euros al año por no hacer nada, que deben sumarse a la pensión vitalicia del FMI y a la millonaria indemnización de Bankia, atareada ahora en echar a 5.000 trabajadores a la calle.

No solo no va a hacer nada, es que desprestigia la imagen de la compañía. A estas alturas, a Rato ya le han calado en el resto del mundo y le han puesto como el quinto peor de la lista de los peores del Planeta, con lo cual hay que suponer que más que ayudar a Telefónica, la desprestigiará.

De la misma forma que Urdangarín costó un dineral a Telefónica por desprestigiarla, Rato va a cobrar por darle mala imagen. Estos son los métodos de la empresa privada?

Valoro el trabajo realizado por Telefónica, sobre todo en Latinoamérica, donde es empresa de referencia, donde ha modernizado infraestructuras y donde ha creado riqueza, pero ese criterio de acoger en su seno a incompetentes, o a corruptos, o a tipos que reúnen en su persona las dos no-cualidades a la vez, me parece tan injusto como dañino para la imagen de la empresa.

Sobre todo, envía un mensaje nocivo a los ciudadanos: sea usted corrupto o incompetente, que al final le buscamos colocación con sueldo millonario. Bueno, o hasta que la cárcel los acoja.

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