El arte de manipular bien
Cualquiera puede manipular la televisión pública; lo difícil es manipularla bien. No se trata solo de constreñir y deformar la realidad. La clave está en hacerlo de manera que el espectador no perciba la mano del manipulador. Y ahí es donde TVE falla estrepitosamente.
En apenas cuatro años, los soldados de Génova han hundido las audiencias hasta rozar su mínimo histórico y, encima, Rajoy es uno de los políticos peor valorados en todas las encuestas. ¿De verdad no había gente mejor preparada para este trabajo? ¡Por el amor de Dios, hasta Urdaci lo hizo mejor! Manipular, digámoslo claro, es un arte. Y como todo arte, está en decadencia.
El Consejo de Informativos de TVE ha presentado una retahíla de casos, todos recientes, que dan buena cuenta del escaso talento de los manipuladores públicos. Repasemos brevemente algunos ejemplos particularmente descarados.
El 29 de julio, los responsables del ente deciden que la bajada del salario medio anual presentada por el INE no es una noticia digna del Telediario. El 4 de agosto, cuando Wert y señora se mudan a París con los impuestos de usted, en TVE se les pasa comentar que a la asociación de diplomáticos españoles les parece una vergüenza. Días después olvidan decir que el ministro del Interior se reunió en su despacho con el conocido delincuente Rodrigo Rato. Y una semana más tarde, cuando Fernández Díaz se ve obligado a justificar esa reunión en el Parlamento, TVE corta la señal en directo sin explicación alguna.
En septiembre, los manipuladores silencian el informe del Eurostat sobre el desempleo y un día después deciden informar de que el paro había bajado… cuando en realidad había subido. Esta vez, por lo visto, la trola avergonzó incluso en los pasillos de Génova porque TVE acabó rectificando. Un error sin importancia. ¿A qué informativo no le ha pasado alguna vez que, cuando sube el paro, dice que baja?
Menos mal que no hay una especie de informe PISA sobre las capacidades de los manipuladores porque los nuestros estarían a la cola del primer mundo. Competirían, a lo mejor, con los de la República Popular Democrática de Corea, esos que borran señores de las fotos históricas por amor al Líder Supremo.
Con todo, es probable que la manipulación más burda esté aun por llegar. Quedan casi tres meses para las generales, y no hay un medio de comunicación sensato que parezca dispuesto a apoyar a Rajoy y su banda. Si en el PP todavía aspiran a convencer al personal de que son la mejor opción de Gobierno, no les quedará más remedio que azuzar a sus coreanos. El Telediario acabará por tener solo dos secciones: Nosotros y El Caos. Carmena se convertirá en la vieja de los gatos que lo mismo regala pisos a punkis que pone a fregar a los universitarios. Rivera será socialista y Pedro Sánchez comunista. De Podemos ni hablarán porque con los terroristas no se negocia.
Los manipuladores de TVE borrarán a Rodrigo Rato y a Bárcenas de las imágenes de archivo. Pondrán música bonita en las declaraciones de Rajoy, para forzar el efecto Pavlov, y gritos desgarrados en los cortes de Sánchez y Rivera. Cuando la realidad no encaje con la escaleta, será obviada o reescrita.
Y si por una carambola del destino, el Líder Supremo vuelve a ganar las elecciones, habrá que poner encima de la mesa la privatización de TVE. Porque, como todo el mundo sabe, las televisiones públicas no sirven para nada.