Menos profesores, menos becas, más tasas
Estamos a punto de empezar un curso con menos profesores, matrículas más caras y menos becas. La política de recortes de lo público tiene en la enseñanza y en la sanidad dos de los terrenos donde meter con saña la tijera de Mariano.
Ya saben, hemos estudiado y nos hemos enfermado por encima de nuestras posibilidades como lógica consecuencia de haber vivido por encima de nuestras posibilidades.
Unos 30.000 alumnos universitarios tendrán dificultades para pagar unas tasas universitarias que serán más caras. Habrá menos becas y será más difícil acceder a ellas. Para los que quieran hacer másteres, que sepan que en Valencia han subido un 216%, en Cataluña un 169 % y en Madrid un 151% en los dos últimos años.
Se acabó la presunta igualdad de los españoles. Matricularse en Medicina en Andalucía costará 757 euros, frente a los ¡1.980 en Madrid!. 591 euros costará matricularse en Derecho en Galicia, mientras que en Madrid, por lo mismo, habrá que pagar ¡1.620! . Consecuencias de hacer política sin complejos, algo defendido al alimón por las Esperanzas y los Wert.
Primero fue la siembra de descalificaciones a los profesores; tildados de vagos, de poco solidarios, de protestones por quejarse por trabajar más por menos y con más alumnos por clase. Luego, la difusión propagandística de la consigna: hay demasiadas universidades, pocos alumnos por clase, aquí estudia todo el mundo y eso del esfuerzo.
Las consecuencias, “sin complejos”, están a la vista: menos profesores y más alumnos por clase en la enseñanza no universitaria; matriculas más caras, hachazo a las becas, másteres por las nubes en la universitaria y las puertas del país abiertas para la fuga de los licenciados en paro, perdón por la redundancia.
Uno de los logros más relevantes de los últimos años y una de las conquistas de la democracia, como es la generalización de la enseñanza pública, se empieza a volar por entregas. Y la culpa es de los que estudian o dan clase. No del Gobierno, repítase desayuno, comida y cena.
El problema de este destrozo de la enseñanza pública es que es una forma de empobrecimiento general del país, de corte brutal de sus expectativas de futuro, de pérdidas irreparables.