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Un día más en la penosa historia de este país

El alcalde de Granada entra en el furgón policial

Iñigo Sáenz de Ugarte

Fue un día más en la España sin Gobierno, con un rey que, según un titular, había tomado la iniciativa para convocar una ronda de consultas en la que los partidos le dirán lo que ya sabemos todos, y los políticos continuaron con su función habitual de contarnos lo que ya nos habían dejado claro antes de forma cristalina en innumerables ocasiones. Y además de eso, en un miércoles normal y corriente...

La Policia entró en el Ayuntamiento de Granada (población: 237.000 habitantes) para detener a José Torres Hurtado, alcalde desde hace 13 años, en la investigación de una trama de corrupción urbanística. Después de varios días de ofrecer versiones contradictorias, el ministro José Manuel Soria se quedó mudo al saberse, con pruebas documentales, que la empresa de la que no sabía nada había sido fundada por su padre y le tenía como a uno de sus principales directivos. Apareció, como por arte de magia en esta época en la que los contribuyentes se preparan para hacer la declaración, una información según la cual Hacienda había investigado a José María Aznar y le había impuesto una sanción. Como siempre, Montoro dijo que no sabía nada de esta filtración. Otra información revelaba que un juez de la Audiencia Nacional y la Policía investigaban a la maquinaria judicial llamada Manos Limpias bajo la sospecha de que escondía un modelo de negocio basado en la extorsión. Un nuevo informe de la UDEF confirmó que la visita del anterior Papa a Valencia había sido una excusa divina para que la Gürtel diera un pelotazo con la complicidad de las autoridades valencianas. El juez ordenó el ingreso en prisión de Mario Conde, una especie de cuenta pendiente de pago que existía desde hace muchos años.

Un día más en España. Uno más en una lista interminable. Los ha habido peores, pero el estiércol ha llegado a un punto demasiado alto.

“Me siento acosado por una especie de trama política”, dijo el alcalde de Granada –el cacique elegido por las urnas sería otra forma de llamarlo–, una vez que la policía le dejó ir de momento tras el primer interrogatorio. Lo dijo en una rueda de prensa en el Ayuntamiento porque la sede es prácticamente su cortijo personal desde hace más de una década. Es la misma idea que utilizó Mariano Rajoy hace muchos años cuando recibió el primer golpe serio por la investigación judicial de la trama Gürtel. Rodeado de la plana mayor del PP (incluido un tal Bárcenas), Rajoy denunció airado que se estaba montando una “causa general” contra su partido. El espectador inocente pensará que llegó demasiado tarde.

Ha pasado mucho tiempo, el suficiente para que esta vez no saliera ningún dirigente del PP para invocar la presunción de inocencia de Torres Hurtado. Esa presunción es imprescindible en el ámbito judicial. Fuera de los tribunales, operan otros factores, como los hechos, la experiencia y –esto le encantará a Rajoy– el sentido común. Y lo que dictan es que sobre ese alcalde y tantos como él existe una presunción de culpabilidad. Sólo hay que verle para pensar que es culpable, y los tribunales ya dictarán lo que puedan y deban con las pruebas que tengan a su alcance.

El PP optó por olvidarse de las sutilezas jurídicas y suspendió de militancia al alcalde. Algunos de sus dirigentes comenzaron a aplicar el mismo cordón sanitario al ministro Soria. Ya no estaban dispuestos a salir en los medios a defenderle. ¿A defender qué? ¿La primera versión, la segunda o la tercera? Lo más patético es que si la empresa familiar de los Soria hubiera estado registrada en todos los paraísos fiscales del planeta no sería ilegal, necesariamente. Pero, como suele ocurrir en estos casos, el encubrimiento y las mentiras son mucho peores que los delitos, reales o imaginados. Y lo malo de Soria no es que sea un encubridor, sino que es un pésimo encubridor. Cuando has dicho que una determinada empresa no es propiedad de tu familia, como mucho, es un socio comercial, y que además es “100% inglesa”, y resulta al día siguiente que la fundó tu padre, nadie te va a creer nada de lo que digas.

En otro orden de cosas, como dicen en la radio, en unos días saldrá otra encuesta que colocará al Partido Popular como el más votado, Rajoy planteará que sólo él puede presidir el próximo Gobierno y los principales medios de comunicación dictarán que sólo un acuerdo PP-PSOE-Ciudadanos puede aplicar el cambio tranquilo y sereno que necesita el país. No conviene asustar a la gente con otras urgencias ahora que dos equipos españoles se han clasificado para las semifinales de la Champions.

Los partidos se preparan para las próximas elecciones porque han sido incapaces de llegar a acuerdos. Eran más importantes los vetos cruzados y las líneas rojas para demostrar que no hay nadie más puro que ellos. Mientras tanto, matan el tiempo en el Congreso con discursos y votaciones que no valen para nada.

El miércoles sólo fue un día más de esta pendiente a la que no se ve el final. Si fuéramos un enfermo terminal, ya nos habrían desconectado de la máquina.

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