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La cuenta breve del cuento de los 16.000 millones

Josep Borrell / Joan Llorach

El 5 de diciembre de 2014, el periodista Jordi Basté, refiriéndose al estudio presentado por el conseller Mas Colell sobre los presupuestos de 2015, decía en su programa líder de audiencia que: “Catalunya es un muy buen negocio para España según la Generalitat. Es la conclusión de un informe del Departamento de Economía que asegura que la diferencia entre lo que gasta el Estado en los catalanes y lo que recibe entre impuestos y otros ingresos es un superávit de 3.200 millones de euros”. “En una Catalunya independiente, en lugar de un déficit del 0,7%, el año que viene tendría un superávit del 1,2%, es decir, le sobrarían más de 2.400 millones de euros”. 

Y el día 7 de mayo de 2015, Basté formuló la siguiente pregunta a Pablo Iglesias, el líder de Podemos: “Catalunya aporta al Estado unos 15.000 millones de euros de más de entre lo que recauda en impuestos y lo que recibe en servicios e inversiones. Esto quiere decir que una familia catalana de cuatro miembros aporta al Estado unos 8.000 euros cada

año que no vuelve a ver. ¿Entiende que por esto haya gente que quiera un Estado propio para Catalunya?“.

Observen que con la estimación de 3.200 millones de euros de déficit fiscal que hace el estudio presentado por el conseller Mas Colell (exactamente son 3.288), por catalán serían 438 euros o 1.750 por familia de cuatro. Y, en contraste, con la estimación de los 15.000 millones de euros, son 2.000 por catalán y 8.000 para la misma familia.

Es obvio que las cifras que Basté da en los dos días citados no pueden ser ciertas a la vez.

La respuesta correcta a la pregunta de “cuánto es la diferencia entre lo que gasta el Estado en los catalanes y lo que recibe de ellos de impuestos y otros ingresos” es la siguiente: solo durante los dos años del pico de la burbuja inmobiliaria,

2006 y 2007, ha sido cierto que Catalunya ha aportado unos 15.000 millones de euros más de lo que recibió. Pero esa cifra ya se redujo a 6.000 millones de euros en 2008; Ca­talunya recibió del Estado 4.105 millones de euros en 2009; aportó 774 millones de euros en 2010 y 4.032 en 2011. Estas son las cifras de la Generalitat.

Para el año 2015, en el que la situación macroeconó­mica es mejor, el conseller Mas Colell estima que esa aportación será de 3.200 millones de euros. Así pues, en un cálculo que englobe los últimos 8 años, estamos muy lejos de los 15.000 o 16.000 millones de euros. ¿Por qué se dice que son 15.000 o 16.000 millones de euros? Por tres motivos.

En primer lugar, porque para calcularlos se ha supuesto que los catalanes obtienen gratis todos los servicios que el Estado les aporta desde fuera de Catalunya. Ya sabemos que el escritor Francesc Pujols dijo que llegará un día en que los catalanes, por el solo hecho de serlo, iremos por el mundo y lo tendremos todo pagado. Pero no parece una manera muy seria de preparar un viaje a Ítaca...

¿Es razonable pensar que las embajadas y consulados de la Generalitat nos costarán cero euros a los catalanes? ¿Es razonable pensar que la defensa de nuestra república independiente solo nos costaría unos 350 millones de euros, cuando la pertenencia a la OTAN exigiría una cuota de socio de al menos 3.000 millones de euros?

Servicios como estos, que ahora suministra el Estado desde fuera de Catalunya, y que la mayoría de los cuales tendría que prestar una Catalunya independiente, tienen un coste aproximado de 6.000 millones de euros al año. Para saber lo que quedaría disponible hay que descontarlos de los 16.000 millones de euros.

En segundo lugar, porque la mayor parte de esos 16.000 millones de euros no son impuestos efectivamente pagados en el año, sino que son una estimación de los impuestos futuros que se tendrían que pagar para devolver la parte que corresponde a Catalunya del déficit del Estado. Piense en el siguiente ejemplo: si usted toma una hipoteca, la carga financiera que le representa no es el importe de la hipoteca, sino la cuota mensual que paga al banco. Y esa cuota mensual ya se toma en cuenta en las cifras del déficit fiscal anual citadas.

En tercer lugar, porque esa estimación se ha hecho con una hipótesis extrema y poco realista que aumenta la cuantía de esos impuestos futuros.

En cualquier caso, como son impuestos futuros, no se han pagado todavía y por definición no están disponibles en el presente.

Hasta ahora, como la Generalitat solo presentaba la suma de esos dos conceptos, ha inducido a confusión. Pero, por primera vez, en la presentación de las balanzas fiscales referentes al año 2011 la Generalitat ha dejado claro la parte que son ingresos disponibles en el año y qué parte, como se dice textualmente en su informe, son “ingressos futurs a aportar per amortitzar el deute de l’Adm. central”.

Ciertos economistas independentistas argumentan que son lo mismo y que hay que sumarlos, pero si fuera así, la Generalitat no hubiera acabado diferenciándolos.

De los 16.000 millones de euros hay que descontar los “ingresos futuros” por importe de 5.800 millones de euros en 2008, 15.600 millones en 2009, 10.700 millones en 2010 y 7.200 millones en 2011. Aún no sabemos la cifra de 2012 porque la Generalitat este año todavía no ha publicado el estudio correspondiente en las fechas que nos tenía acostumbrados.

Si Catalunya quisiera disponer ahora de esos recursos, tendría que endeudarse como hace el Estado. La considera­ción de estos impuestos futuros dejará de tener importancia dentro de dos años, en 2017, cuando probablemente el déficit del Estado será prácticamente nulo, de acuerdo con nuestro compromiso en Europa.

En contraste con los 16.000 millones de euros, Mas­ Colell ha hecho juiciosamente el cálculo prospectivo para 2015, incluyendo todos los servicios que presta el Estado (tanto desde dentro como desde fuera del territorio de Catalunya) y no ha contado con esos ingresos futuros. Con ello, el resultado que ha obtenido es un déficit fiscal de Catalunya con el Estado en 3.228 millones de euros. Y, según el señor Basté, Mas Colell estimó el beneficio fiscal de la independencia en 2.500 millones de euros.

En definitiva, según el cálculo de Mas Colell, en 2015 el déficit de Catalunya con el Estado será del 1,6% de su PIB.

Incluso sumando los ingresos a aportar en el futuro, el déficit fiscal de Catalunya entre 2006 y 2011 se mantiene en el entorno del 5,7% del PIB durante todo el periodo. Bastante lejos del 8,5% que han proclamado Mas y Junqueras.

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