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“Que no te enteras, que la vida no es una carrera”*

Muchos propósitos rondan nuestra cabeza al comenzar un nuevo año. (DP).

Belén Gopegui

Hay un portón de hierro abierto. Cruza el umbral. Dos personas menores de treinta años franquean la entrada, saludan y vuelven a su charla. La persona que sueña se aleja hacia el interior. Escaleras de mármol y paredes desconchadas, escombros apilados con orden, aulas llenas de luz, otras con las ventanas clausuradas todavía. ¿Por qué está ahí? Entra a una sala grande, hay unas ochenta personas, la mayoría muy jóvenes. Hablan de tareas pendientes, organizan la forma de llevarlas a cabo. A su lado una mujer a quien cree reconocer, una traductora, le dice:

- Lo han comprendido, lo ponen en práctica.

- ¿El qué? ¿Qué es lo que han comprendido?

- Que el esfuerzo es importante, pero no para estar arriba.

Atiende a los temas que se van sucediendo pero las voces llegan más atenuadas cada vez. Alguien le ofrece agua fresca mientras pregunta:

- ¿Te encuentras bien?

-  Me estoy mareando -dice-. Quisiera despertar.

- Esto no es un sueño.

- ¿Cómo puedo saberlo?

- No hay nada ilógico. Ven, vamos a dar una vuelta.

La persona que sueña sigue a esa mujer que tal vez sea un hombre o un «le» y que ha tomado su mano. Suben a la azotea desde donde contempla una ciudad que parece real.

- ¿Mejor aquí, con el aire?

- ¿Quiénes sois?

- Somos cualquiera. Queremos otra clase de vida. Intentamos hacerla. ¿Qué es lo que no te parece lógico?

- No competís.

- Es cierto.

- No se puede sobrevivir sin competir.

- No queremos sobrevivir. Queremos vivir.

- Pero esto es una guerra. Os van a destrozar. Si no ahora, más tarde.

- Si competimos nos destrozarán ahora. Se llevarán nuestra vida por delante ahora.

- ¿Por qué estoy en vuestro sueño? Yo tuve otros. Cantábamos: islas hay en el tiempo donde vivir querrías, la vida es nuestra, paraíso ahora. Pero no fue verdad.

- Aquí ya lo sabemos. Crees que no competir es ingenuo, pero no lo es. El fin del mundo forma parte de nuestro horizonte desde el principio: degradación fruto del daño impuesto, tráfico de vidas, calentamiento, personas ahogadas, mujeres asesinadas, compraventa de fronteras, mentes rotas, lucha a muerte por los recursos, chapuzas realizadas a escalas que no permiten la vuelta atrás. Imaginar a “toda la gente viviendo la vida en paz” no es un himno, es un anuncio. Por eso no imaginamos, hacemos.

- Mi generación también hacía, a veces, pero todo pasó. Llegará el agotamiento, no os quedará tiempo para ensayar. Os dividirán, ya os han dividido. La mayoría no se comporta así.

- La mayoría sobrevive, o lo intenta, es cierto. A vuestra generación no la emplazaron. A la nuestra no le queda tiempo. Conocemos los límites. Hay quien se viene abajo, quien suplica por un resto de privilegio. Y quien acomete la tarea de vivir.  Luchamos si hace falta, no lo dudes. No para competir sino para impedir la destrucción y que la llama esté encendida. No es un sueño. ¿Te quedarás?

- Duermen afuera.

*'De los matorrales', Los deliquentes

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