Una gran oportunidad perdida para el PSOE
El debate del estado de la nación 2013 resultó un desastre para el PSOE, pues el líder de la oposición fue sorprendentemente derrotado por el presidente Rajoy pese al agravamiento de la crisis, el aumento del paro, los recortes, el descontento social, los casos de corrupción, encabezados por Bárcenas, y el deterioro de la imagen internacional de España. Sobre el papel, el debate parlamentario de ayer era una gran oportunidad para que el PSOE, como poco, igualara la eliminatoria en el partido de vuelta. Una gran oportunidad que se puede resumir en 4 letras: I-R-P-F.
La subida del IRPF por parte del Gobierno del PP ha sido un desastre económico y político. Una subida que incumple el programa electoral por el que fueron elegidos apenas unos meses antes de ponerla en marcha. Una subida que se ha cargado sobre las clases medias. Un subida que no ha conseguido reducir el déficit y que ha coincidido con un aumento espectacular de la deuda pública. Una subida que ha sido mal vista por la Comisión Europea y el FMI. Una subida que ha deteriorado el ahorro de las familias y, por tanto, su ritmo de desendeudamiento, necesario para salir de la crisis. Por todos estos motivos, la crítica a esa subida del IRPF podía haber sido el eje del discurso de Rubalcaba de hoy. Y con ese discurso hubiera goleado cómodamente a Rajoy en el debate de las reformas que ha tenido lugar en el Congreso de los Diputados.
¿Por qué era una gran oportunidad? A mi juicio lo era por, al menos, cuatro motivos:
1. El Gobierno de Zapatero no basó nunca su política en una subida del IRPF, en lo que se refiere a las rentas del trabajo, aunque sí lo hizo en las del capital. Es cierto que al final de la legislatura se retocaron simbólicamente los tipos máximos, pero los tipos marginales quedaron a finales de 2011 muy por debajo de cómo se los encontró Zapatero en 2004. Y los mínimos exentos, que son los que garantizan la progresividad y que reducen buena parte de la carga de ese impuesto, se quedaron en términos reales muy por encima de como se los encontró Zapatero en 2004. Es decir, que aunque es verdad que Zapatero subió el IVA y los impuestos especiales, podemos afirmar que no subió el IRPF. Lo contrario de la subida de Montoro y Rajoy, que han situado en 2012 los tipos máximos de la renta por encima de los tipos máximos de países como Cuba. Por ello, esa crítica estaba a salvo de la respuesta típica del PP: el “tú más”, que tanto descoloca a un Rubalcaba que cada vez se muestra más incómodo con las políticas de Zapatero, como si no hubiesen sido las suyas.
2. A la desesperación por el desempleo (“tú más”) y los recortes sociales (“tú más”) hay que añadir la indignación de una parte de la clase media con esta subida de impuestos que Zapatero no hizo y que el PP prometió que no haría. Indignación que crece día a día a medida que millones de contribuyentes están ahora haciendo la declaración de la renta y notando el impacto de la subida impositiva. Un discurso centrado en el IRPF hubiera sido un duro golpe político para el PP, me atrevo a decir que demoledor en estos momentos.
3. Los economistas son contrarios a la subida del IRPF. Todos los impuestos son contractivos, pero el IRPF lo es especialmente. Lo es porque no solo afecta a la demanda agregada, sino también a la oferta y a la capacidad de ahorro (es decir, “quitarse deudas”) de los ciudadanos. Además, al elevar los costes del trabajo empeora la competitividad de la economía (el IVA la mejora, porque se descuenta en frontera y no perjudica las exportaciones, pero reduce las importaciones). Es decir, empeora tanto la oferta como la demanda. Por tanto, criticar la subida del IRPF no es “populista”, sino todo lo contrario. Es ortodoxo. Hubiera tenido el visto bueno de los economistas y se hubiera visto bien desde fuera de España, donde hay preocupación por la deriva populista en nuestro país.
4. Hubiera provocado una fisura dentro del PP, dado que una parte del partido se ha manifestado públicamente en contra de la subida del IRPF (Esperanza Aguirre, Ignacio González...) y otros lo hacen privadamente. También los empresarios se han manifestado en contra de dicha subida. E incluso presumiblemente algunos miembros del propio Gobierno de Rajoy. Así como el PP aprovecha hábilmente cualquier fisura que detecte en el PSOE para agrandarla, resulta sorprendente que el PSOE deje pasar por alto semejante brecha abierta dentro del PP.
En conclusión, el PSOE ha perdido una gran oportunidad para utilizar la subida del IRPF, que Zapatero no hizo, como arma arrojadiza contra el Gobierno de Rajoy, que sí lo ha hecho. Y no lo hace porque, lamentablemente, el PSOE se encuentra más cómodo con el viejo discurso de “subir los impuestos es de izquierdas”. Un discurso rancio que ya fue contrastado electoralmente en 2000, que Zapatero cambió en el programa electoral de 2004 y que ahora se ha retomado, pero incluso corregido y aumentado. De hecho, el PSOE se ha convertido en el único partido de la izquierda europea que, estando en la oposición, promete que “si gana, llevará a cabo una subida de impuestos”. Un discurso verdaderamente ilusionante y movilizador. ¿Dónde hay que votar?