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Madrid apesta

Ángel Pérez y Gregorio Gordo, portavoces de IU en el Ayuntamiento y la Asamblea de Madrid.

Isaac Rosa

Madrid apesta, y no es la contaminación, ni la suciedad que ya es crónica en los barrios sin necesidad de huelgas. Ni siquiera apesta a corrupción, pues a ese olor ya estamos acostumbrados.

Madrid apesta a miedo. A mucho miedo. Al miedo de quienes han visto las orejas al lobo del cambio político, y se han descompuesto. No quiero ponerme escatológico, pero eso que huele es el miedo de quienes tienen mucho que perder y mucho que temer si en las próximas elecciones autonómicas cambia el inquilino de la Puerta del Sol. Insisto: mucho que perder, y mucho que temer.

Mucho que perder, porque Madrid ha sido un gigantesco negocio para unos pocos. Ya sé que suena a topicazo, remite a la imagen de los capitalistas de chistera y puro sentados sobre bolsas de billetes, pero es que el capitalismo madrileño es de una zafiedad hasta inverosímil. Recordemos que durante años el máximo representante de los empresarios era Arturo Fernández. ¿Tengo que decir más?

Lo de Madrid obliga a hablar de enormes negocios cerrados en palcos de estadio, tribunas taurinas, cacerías y reservados de restaurante, y suena a brocha gorda berlanguiana, lo sé, pero así ha sido, no puedo contarles otra cosa. Y no nos podemos hacer una idea del dinero que se ha movido en esta comunidad. Dinero público en unos casos, dinero privado favorecido por el poder político en otros. Yo no me atrevería a dar una cifra, pero tendría muchos ceros. Muchos.

Mucho que perder, y mucho que temer, porque buena parte de ese dinero se ha amasado en la sombra y es probable que de forma ilícita. Imagino el pánico de algunos solo de pensar en que pudiese llegar al Gobierno alguien con voluntad de levantar alfombras y abrir cajones. Que nos enterásemos de todo, y al detalle: el 'Tamayazo' inaugural, el atraco de Caja Madrid/Bankia, los pelotazos urbanísticos, las concesiones de contratos públicos, las privatizaciones, el Canal de Isabel II, Telemadrid. Todo aquello de lo que hemos visto ráfagas en investigaciones periodísticas y judiciales, pero de lo que falta todavía tanto por saber. Y tanto por juzgar.

¿A que ahora sí reconocen el olor del miedo? Ahí está, casi se mastica. Un hedor que no se pasará hasta el 24 de mayo, cuando los temerosos respiren aliviados o se descompongan del todo. Hasta ese día, prepárense para lo peor, porque va a ser la guerra.

La maniobra de acoso y derribo contra Tania Sánchez es solo una escaramuza, un juego de niños comparado con lo que será la batalla de Madrid. Por ahora, hay que acabar con Sánchez a toda costa: no porque sea electoralmente peligrosa, ni porque haya sacado los pies del tiesto del consenso regional, ni por ser pareja de Pablo Iglesias; sino por todo lo anterior junto, pero sobre todo porque su cabeza serviría como advertencia a quienes viniesen detrás.

La pregunta es: ¿por qué una parte de IU Madrid, el sector oficial, colabora en esa maniobra? ¿Son solo ajustes de cuentas internos, mal perder tras las primarias, o hay algo más que no sabemos? ¿Es que no les molesta el hedor que estos días se respira en Madrid?

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