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El mérito es de Podemos

Pablo Iglesias, Juan Carlos Monedero, Carolina Bescansa, Luis Alegre y Tania González, en la asamblea de Podemos en Vistalegre. / Marta Jara

Antón Losada

A horas que de que se haga público el estudio del CIS más anunciado de la historia, encuestas menos potentes pero suficientemente válidas sitúan ya a Podemos como la primera opción política entre los electores españoles, tanto en intención directa como cocinada. Exégetas y sabios de todo el mundo se han lanzado a analizar este ascenso irresistible en términos alarmados y preocupantes, como si estuvieran explicando la epidemia del ébola.

Es porque salen mucho en la televisión y lo saben aprovechar, sostienen algunos concediendo a los medios tanto poder como estupidez a la audiencia. Es porque le dicen a la gente aquello que quiere escuchar, argumentan otros como si las restantes fuerzas políticas se dedicarán a decir siempre la verdad por dolorosa que resulte. Se debe a la ira ciudadana por la corrupción, apuntan otros dando a entender que el votante desengañado se comporta como un amante despechado; no piensa lo que hace, igual se tira a la bebida, que a la droga, que se hace cartujo, que vota a Podemos.

En política la explicación más sencilla suele ser la buena. Igual que la inacción de Rajoy se debe a su fe absoluta en que a sus votantes lo que de verdad les importa es la economía, el ascenso de Podemos bien podría deberse en gran medida a la calidad de su oferta y a los aciertos de su estrategia.

Podemos ha acertado a construir un marco interpretativo alternativo para entender la realidad que llevamos contemplando asombrados desde que comenzó este engaño masivo al que llaman crisis. En su relato, la crisis no es culpa nuestra, sino de las mismas élites que primero la provocaron y ahora se benefician. La política y los Gobiernos no sólo no lo ha evitado, sino que se han vuelto cómplices en manos de una casta de políticos corruptos. La regeneración es la salida y la elección ya no es entre derecha e izquierda, sino entre lo nuevo y lo viejo. Cada día que pasa, ese relato parece compartido por más gente y parece explicar mejor lo que está pasando.

Las encuestas que vamos conociendo se efectuaron durante las semanas negras de las tarjetas 'black' y la operación Púnica. Pero también fueron las semanas durante las que Podemos definió su modelo de partido entre pronósticos interesados de crisis y fractura, evitó la trampa mortal de las municipales, puso en marcha sus propias primarias y aumentó espectacularmente sus militantes. Algo han debido de hacer bien unos y mal otros para que se premie a Podemos y se castigue a todos los demás.

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