La naturaleza te está esperando
Este país es uno de los mejores lugares del mundo para disfrutar de la afición por la naturaleza. Tenemos el alto privilegio de contar con uno de los mosaicos de ecosistemas más variado del planeta, desde las cumbres nevadas de Sierra Nevada o Pirineos hasta las anchurosas vegas del Ebro o el Guadalquivir.
Desde las estepas semidesérticas del altiplano aragonés hasta los bosques de laurisilva canarios, que son nuestras selvas. Costas atlánticas de vertiginosos acantilados, calas de arena blanca y agua mineral azul turquesa como las del Cabo de Gata, las Islas Cíes o Menorca. Hayedos de niebla densa donde viven las hadas, extensos aguazales repletos de aves acuáticas, serranías de bosque mediterráneo, verdes valles cubiertos de hierba, profundas hoces fluviales que atraviesan páramos de piedra… Este país alberga algunos de los paisajes más bellos y la biodiversidad más alta del continente.
Por eso ser amante de la naturaleza en España es como ser amante del arte en Florencia. A cada lugar podrías dedicarle una vida entera. Una suerte de privilegio al que la mayoría no suele prestar mayor atención pero que nos acompaña a cada paso.
Porque todo ese patrimonio, toda esa belleza está esperando a que te gires y le prestes un poco de atención para deslumbrarte. Muchos de mis colegas en esto de conservarla son contrarios a la afluencia de público a la naturaleza. Opinan que el ser humano es la peor noticia para ella y que debemos preservarla de nuestra desidia creando reservas integrales, espacios prohibidos, cotos de miradas. Yo no.
En mi opinión lo que hay que hacer es exactamente lo contrario. Aunque eso del amor epistolar queda muy romántico yo soy de los que cree que para amar intensamente, que es como debe ser amada la naturaleza, hay que conocerla: verla, sentirla, tocarla, olerla, saborearla, mezclarte con ella. Por eso la mejor manera de proteger la naturaleza es provocar ese enamoramiento, hacer de celestinas entre los ciudadanos y el campo.
Con ello no estoy diciendo que no sea oportuno preservar lugares clave para la conservación de las especies. Por supuesto que ha sido un acierto crear la red de parques nacionales. El Archipiélago de Cabrera es un tesoro natural único en el mundo y como tal se debe custodiar y defender. Como Guadarrama, Doñana, Sierra Nevada, Monfragüe, Ordesa, Garajonay y cada uno de los quince espacios que forman la red. Pero, si empezamos a cerrar espacios, a crear reservas, a prohibir el paso ¿quién va a ser el listo que elija los lugares? Porque como señalaba al principio, nuestro patrimonio natural es tan rico y tan variado que es imposible ponerle puertas al campo.
Hoces del Duratón, Montseny, Ribeira Sacra, Los Arconocales de Cádiz, Grazalema, Monegros, Irati, Serra de la Tramontana, Sierra Espuña, Alto Palancia, Anchuras, Cabo de Gata, Villuercas, La Albufera, Cañón del Río Lobos, Cazorla, Somiedo, Delta del Ebro, Pinares de Soria, Las Bárcenas, Gallocanta, Columbretes, Montes de Toledo… este apunte podría tender al infinito si recogiera aquí todos los espacios naturales que podrían ampliar nuestra red de parques nacionales. Porque tenemos la suerte de vivir en un país que rebosa naturaleza por los cuatro costados, en el que es imposible echarte a andar y no temblar de emoción ante tantísima belleza.
Lo que debemos hacer es potenciar la educación ambiental en este país. Pero no como asignatura sino como hábito. Hay que enseñar a respetar, a proteger y a amar la naturaleza desde todos los medios, incluidos por supuesto los de comunicación, por eso es tan importante que aquí nos reunamos también el mayor número de gente y discutamos sobre ello. La naturaleza no se puede esconder ni ocultar a las miradas de la gente, porque sólo se defiende lo que se ama, y solo se ama lo que se conoce. La naturaleza te está esperando ahí fuera, al lado de tu casa, del pueblo o del lugar donde estás veraneando. Date la oportunidad de conocerla: te aseguro que no te arrepentirás y te convertirás en uno de los nuestros.
