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La portavoz del PP y los asesinados por ETA. Estamos mejor

Álvarez de Toledo

José María Calleja

El 10 de enero de 1980 Jesús Velasco Zuazola, jefe del cuerpo de Miñones de Álava, fue asesinado en Vitoria a la puerta de un colegio por varios etarras que se bajaron de un taxi robado y lo ametrallaron.

Entre los asesinos estaba el etarra José Ramón López de Abetxuko, que pasó luego 31 años en la cárcel por este y otros crímenes. Las hijas del militar, Begoña e Inés, de 16 y 12 años, vieron cómo tiroteaban a su padre. Dos amigas de ellas, que viajaban en el mismo coche, fueron testigos del ametrallamiento. Las cuatro volvían al cole después de Reyes.

Velasco estaba casado con Ana María Vidal Abarca, que poco después puso en pie la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT), organización en origen clandestina por el miedo expandido por los etarras y su correlato de aumento de voluntades de pedalear uncidos al carro ganador (Noelle-Neumann), que nos acompaña a los humanos desde hace milenios.

Ahora, casi 40 años después, la portavoz del PP en el Congreso va y dice que las cosas están peor que cuando ETA asesinaba. Que las cosas están peor porque el PSOE no está unido al PP en lo constitucional. Salta con pértiga la enunciante en lo personal fatalmente político, esa minucia: te matan, te dejan herido grave, te destrozan la vida de por vida; y subraya que es más criminógeno que el PSOE no esté con el PP que todo lo anterior.

Veamos. ETA asesinó a 92 personas en el año 1980. Había entonces más organizaciones que asesinaban a troche y moche hasta llegar a las 126 personas asesinadas en aquel año por cinco organizaciones terroristas. Muerte aquí, muerte allí. Sin maquillaje. Pensábamos algunos periodistas que nos jubilaríamos en medio de aquella producción industrial de sangre.

Entonces había un desafío político, sin duda, que consistía en decir la melonada de que estábamos como con Franco. Y, como correlato, había asesinados; muertos violentos, heridos, secuestrados, exiliados, muertos en silencio, fruto de ese discurso mortífero y su consiguiente humus de odio.

Se podía estar de acuerdo, lo de la supuesta pervivencia del franquismo en democracia, o no; pero lo terrible es que después de cualquier discusión sobre si estábamos mejor o peor que con Franco, pasaban los camilleros y se llevaban los cadáveres: militares, policías, guardias civiles, políticos, empresarios que se negaban a ser extorsionados, gente que pasaba por allí; luego concejales del PP y del PSOE; periodistas, incluso. El PCE fue de los primeros en manifestarse, en solitario, contra aquel plan de exterminio.

Estamos ahora en 2019. ETA no asesina, sencillamente porque esta derrotada por la democracia española. En 2011 reconocieron que no podían matar más y ahora tratan de salvar los muebles: te has pasado toda tu vida asesinando, te has comido 30 años de cárcel y no has conseguido nada. De la 'Amnistía ez da negoziatzen', la amnistía no se negocia, de los 80, cuando se percibían como caballo ganador, a la demanda tímida y buscadora de consenso humanitario, de que saquen, por favor, si es posible, a los presos muy muy enfermos.

Este es el balance, me imagino que desolador en lo personal, para las gentes que se han pasado las tres cuartas partes de su vida matando y/o encarceladas sin haber conseguido ni uno solo de los objetivos que les llevaron a asesinar con 20 tacos a gentes a las que no conocían de nada o ni siquiera sabían su nombre.

Has asesinado, has pasado media vida en la cárcel y no has conseguido nada, ninguno de los objetivos por los que asesinaste o fuiste encarcelado. Menudo balance. Te hacen luego el recibimiento paupérrimo como si te echaran cacahuetes. Estás derrotado.

Por eso no es intelectualmente riguroso, ni éticamente sostenible, soltar ahora que estamos peor que con ETA. Si te matan, la cosa no puede estar peor que cuando no te matan. Cualquier discusión con bajas es más abominable que cualquier debate en el que solo tienes que escuchar estupideces, pero luego dormirás en casa.

Dice la interesada que es que todo está peor porque PP y PSOE no están unidos, y ahí miente también si lo comparamos con el pasado.

PP y PSOE han coincidido episódicamente en la lucha contra el terrorismo, pero han sido muchos y muy graves sus desencuentros.

Van ahí algunos. En febrero de 1996, cuando ETA asesina a Francisco Tomás y Valiente, egregia autoridad del Tribunal Constitucional y amigo de Felipe González, Aznar dice muy serio: “menos llorar y más eficacia policial”. No le bastó la tremenda conmoción social que aquel magnicidio provocó. Había división y utilización partidista del terrorismo por parte del PP.

Mas acá, cuando Zapatero propuso una ley antiterrorista, Rajoy dijo que no estaba de acuerdo, de saque, con “conejos que se sacan de la chistera”. Fue Rajoy el que llamó “bobo solemne” a ZP y dijo ese galimatías ruin: “Si usted no cumple, le pondrán bombas y, si no hay bombas, es porque ha cedido. Ha traicionado a las víctimas”, le dijo. Muy español y mucho español.

No fueron bienvenidos los miembros del PP al funeral del militante socialista Isaías Carrasco, marzo de 2008, víctima, exconcejal del PSOE en Mondragón, asesinado por la banda; lo mas parecido a un proletario aunque fuera del sector servicios, que cobraba los peajes en la autopista Bilbao-San Sebastián, con el bocata en la garita, y que fue acribillado por la banda criminal cuando se dirigía al trabajo. Su familia, atendida por Cáritas más de una vez. Los del PP no fueron declaradas personas non gratas de facto por los del PSOE en el funeral de Mondragón. Lo irreversible de la muerte.

Hay más ejemplos que debería conocer la portavoz del PP en el Congreso para no lanzarse a quemar los algodonales.

Puede ser grave la discrepancia entre PSOE y PP, pero no hay lista de bajas.

El criminal Abetxuko, el que asesinó a Zuazola delante de sus hijas y de las amigas de sus hijas, da su conferencia en la Universidad vasca y eso nos irritará más o menos, pero cuando acaba su charla no pasan los camilleros a recoger las bajas. Si es un poco lúcido, el etarra pensará, 'menuda vida llena de muerte': varios asesinatos, 31 años en el talego y no he conseguido ni un adarme de aquello por lo que asesiné en régimen industrial. (Para 'adarme', mire el María Moliner, egregia mujer española)

Por muy mal que estén las cosas para la portavoz del PP, nada que ver con cuando teníamos que ir de funeral en funeral, pensando que el siguiente eras tú. Que se lo expliquen los del PP del País Vasco, víctimas supervivientes.

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