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En los sobres está nuestro sueldo

Isaac Rosa

En la concentración del pasado viernes ante la sede del PP, los manifestantes gritaban a los policías: “En los sobres está vuestra paga extra”.

Y no es un juego de palabras, no es un golpe de ingenio. Diría que es un cálculo matemático: en los sobres, en los que repartía Bárcenas y en muchos otros que han circulado por este país, iba la extra de los policías. Y la de los funcionarios. Y la de tantos trabajadores que ya la han perdido o la ven amenazada. Y la bajada salarial generalizada, esa que llaman “devaluación competitiva”. Y la caída de tarifas para los trabajadores sin nómina. Todo el dinero que hemos perdido, que nos han quitado, se ha ensobrado durante años.

La crisis, lo que llaman crisis, no es ya ni siquiera una estafa: es un saqueo, una transferencia masiva de riqueza desde los trabajadores a las rentas altas, a las grandes empresas y al sector financiero. Y también a los corruptos, que no se quedan sin tajada en el saqueo.

Esa transferencia de riqueza (robo, para entendernos) se produce de varias maneras: desmantelando lo público, privatizando, recortando, quitándonos derechos, haciéndonos más “productivos”. Y, por supuesto, bajándonos los sueldos. Que levante la mano quien no gane hoy menos que hace un par de años. Salarios congelados, horas extra que ya no se pagan, eliminación de complementos, aumento de jornada, vinculación a resultados o, directamente, reducción del salario base. Por algo será que las empresas de confección que se deslocalizaron a países asiáticos empiezan a regresar.

En la bajada de sueldos entra también la pérdida de la paga extra. La que han sufrido los funcionarios, y la que irá alcanzando al resto de asalariados, como ya se ve en las propuestas de las empresas cuando se sientan a renegociar convenios colectivos. Ayer supimos del convenio de grandes almacenes, donde la patronal de las grandes superficies quiere ligar el salario a la evolución del consumo, eliminar complementos por domingos y festivos, y por supuesto eliminar una paga extra.

Lo llaman (y lo llamamos) paga extra, como si fuese un regalo, un extraordinario, una gracia, algo que se mete en un sobre y te lo dan en el despacho. Y no lo es: en la mayoría de casos la paga extra existe porque el salario anual se divide en catorce o quince pagos, en vez de doce mensualidades. Pero todo es salario. Parece increíble, pero hay trabajadores que no lo saben, recuérdenselo.

La bajada de salarios no es para todos, ya lo sabemos. Mientras la mayoría nos empobrecemos, por arriba las retribuciones de los directivos se alejan cada vez más, y consejeros delegados con bonus millonarios ordenan EREs para que la fiesta no decaiga. La nueva ley de Cajas, por ejemplo, no pondrá límite a las retribuciones de los directivos, pese a estar tan recientes los pelotazos de quienes arruinaron las entidades que dirigían.

Tampoco en la Casa Real saben de recortes salariales: el rey y el príncipe recuperan su paga extra (y en este caso yo sí hablaría de “extra”), y por sus cuentas sabemos que el 70% de la partida de “gastos de personal” se dedica a “incentivos al rendimiento”, que según la Casa Real, están “destinados a retribuir el excepcional rendimiento, la actividad y dedicación extraordinaria, el interés o iniciativa con que desempeñen sus funciones, o bien servicios prestados fuera de la jornada normal de trabajo”. Es decir, todo aquello que a los demás ya no nos pagan, por mucho que pongamos interés, dedicación y horas de más.

Como decía al principio, en los sobres está nuestro sueldo. En los de Bárcenas, y en los muchos sobres que se han repartido en este país, a golpe de comisiones, sobornos, contabilidades B, trucos, maquillajes y pagos bajo cuerda de todo tipo. A veces pensamos que tenemos dos problemas: la crisis y la corrupción. Pero son el mismo problema, nuestra crisis se llama también corrupción; a nosotros nos han golpeado a la vez la basura financiera, la burbuja inmobiliaria, el fraude fiscal a gran escala y la corrupción, a menudo entrelazadas unas con otras.

El dinero que hoy nos falta en la nómina, en la cuenta corriente, en el bolsillo, no se ha evaporado, solo ha cambiado de mano. O de sobre.

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