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Sobre este blog

Los seres humanos hacemos la historia en condiciones independientes de nuestra voluntad.

Crónica de un fracaso anunciado

Javier Pérez Royo

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Sobre este blog

Los seres humanos hacemos la historia en condiciones independientes de nuestra voluntad.

Este domingo se ha producido la certificación del fracaso del tránsito de la autonomía a la independencia por parte de Convergència. El partido construido por Jordi Pujol había conseguido ser la formación hegemónica en solitario en las elecciones parlamentarias catalanas desde 1980. Una vez que Jordi Pujol dejó de ser el candidato a la Generalitat, hubo dos legislaturas en las que el president pasó a ser un candidato del PSC-PSOE, Pascual Maragall y José Montilla, pero los votos y escaños nacionalistas seguían siendo mayoría en el Parlament. Con los escaños de ERC, Artur Mas habría sido el president de la Generalitat en esas dos legislaturas. No se había producido una ruptura de la mayoría nacionalista. Simplemente se constituyó una mayoría alternativa de izquierda, de la que formó parte ERC. Pero el nacionalismo seguía siendo mayoritario.

Esa mayoría nacionalista se mantendría después de la sentencia del Tribunal Constitucional (STC 31/2010) sobre la reforma del Estatuto de Autonomía. En las cinco elecciones celebradas después de la misma: 2010, 2012, 2015, 2017 y 2021, los partidos nacionalistas han alcanzado siempre la mayoría absoluta en el Parlament. De ahí que siempre haya sido un candidato nacionalista, de Convergència o de ERC, el president de la Generalitat.

Pero la forma en que el nacionalismo ha sido mayoritario antes de la STC 31/2010 y después de dicha sentencia ha sido muy diferente. El salto de la autonomía a la independencia que se produjo por parte de Convergència alteró la relación de los partidos nacionalistas con su propio electorado. Antes de la STC 31/2010, la relación de confianza de los partidos nacionalistas con su electorado había sido muy sólida y persistente. Con el salto de la autonomía a la independencia la confianza del electorado se mantiene, pero con sacudidas y vaivenes. No hay una manifestación de confianza fluida sin reservas de ningún tipo.