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Francisco Brines, en ‘petit comité’ en su casa de Elca
Francisco Brines (Oliva, 1932) recibirá este 12 de mayo el Premio Cervantes 2020 en presencia de los reyes Felipe y Letizia, quienes se desplazarán hasta la casa del poeta, en Elca (Oliva) para asistir a la entrega del máximo reconocimiento de las letras hispánicas. El pasado mes de noviembre, el Ministerio de Cultura y Deporte le concedió este premio, dotado con 125.000 euros, convirtiéndolo en el primer valenciano en poseer el preciado galardón.
El pasado 23 de abril, Brines no pudo recoger el premio en la tradicional ceremonia que tiene lugar en la Universidad de Alcalá de Henares debido a su delicado estado de salud y, ese día, les comunicaron que la entrega sería en su tierra natal. Un homenaje que cierra todo un ciclo vital. “Su poesía se centra en dos coordenadas: su infancia y Elca. Este acto le da sentido a todo, es justicia poética que sea en ese lugar, y a sus 89 años”, expresa Àngels Gregori, directora de la Fundación Francisco Brines.
Al acto asistirán solo una decena personas entre las que se encuentran los Reyes, el ministro de Cultura, Manuel Rodríguez Uribes, la directora general del Libro, María José Gálvez, la sobrina del poeta, Mariona Brines, la poeta Àngels Gregori, el presidente de la Generalitat Valenciana, Ximo Puig, y otros representantes institucionales. Desde hace días, en el jardín de la casa “están las sillas listas y todo preparado” para recibir esta excepcional visita que será “un petit comité, una conversación íntima entre los presentes en un territorio mítico para los lectores de Brines”. En diciembre de 2019, su domicilio también fue testigo de la entrega de la Alta Distinción de la Generalitat Valenciana, que se concede anualmente cada 9 d’Octubre.
Licenciado en Derecho, Filosofía y Letras e Historia, Francisco Brines atesora numerosos reconocimientos como el Premio Nacional de las Letras Españolas (1999), el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana (2010) o el IV Premio Internacional de Poesía Federico García Lorca (2007). Fue nombrado doctor honoris causa por la Universidad Politécnica de València, ha sido lector de Literatura Española en la Universidad de Cambridge, profesor de español en la Universidad de Oxford y, desde 2001, es académico de la RAE.
Su obra ha sido reconocida con galardones como el Premio Adonais por Las brasas (1959), el Premio de la Crítica en la modalidad de poesía castellana por Palabras en la oscuridad (1967), el Premio Nacional de Poesía por El otoño de las rosas (1987) o el premio Fastenrath por La última costa (1998). Tras el fallecimiento el pasado domingo del poeta José Manuel Caballero Bonald, Brines es uno de los últimos escritores vivos pertenecientes a la generación del 50.
“Un poeta esencial”
“Brines está muy ilusionado con todo lo que está pasando; no para de recibir correos y cartas. Está muy feliz al ver que la gente se acuerda de él”, relata Àngels Gregori. Durante los últimos meses, la Fundación Francisco Brines ha presentado en Madrid una exposición sobre la vida del poeta y su obra, cuya preparación desencadenó una serie de sorprendentes hallazgos. Mientras rebuscaban en cajas que tenía de mudanzas, encontraron Dios hecho viento, un primer libro (inédito) que el poeta escribió con “tan solo 17 años y que no se acordaba que había escrito”. El texto lo escribió unos diez años antes de su primer libro publicado Las brasas y, aunque no tenga “la altura de otros, ya apuntaba las temáticas que iría desarrollando”.
Entre esas cajas desordenadas también hubo otra asombrosa aparición: poemas en valenciano. “Son los tres o cuatro únicos poemas en valenciano que tiene”, asegura Gregori. Unos “poemas irónicos con mucha gracia”, titulados Receptes de cuina, en los que “interpela a Vicent Andrés Estellés y a Joan Fuster”. “Se nota que son pruebas de aproximación a la lengua, igual que el otro libro se nota que es el poeta al principio escribiendo”, cuenta.
Brines también está “muy emocionado” por el gran número de participantes en la primera edición del Certamen Internacional de Poesía Francisco Brines, que ha recibido 1.300 textos y cuyo veredicto se conocerá en junio. También en ese mes (y en su casa) tendrá lugar otro pequeño gran acto. Brines depositará “su legado” en una caja negra que viajará hasta Madrid para entrar en la Caja de las Letras, que guarda más de 60 objetos de reconocidas personalidades de la cultura. Una caja en la que “está pensando qué meter” y donde quiere incluir “muchas cosas”.
“Brines es uno de los grandes de la poesía española, uno de los nombres más respetados por sus compañeros; un poeta esencial con una cantidad importante de discípulos. Brines no ha sido un poeta prolífico: En cambio, su obra nos ha dejado una meditación constante y muy reflexiva”, dice Àngels Gregori del ya Premio Cervantes 2020.
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