The Miracle, un marchoso y respetable tributo a Queen

Fotograma de la actuación de la actuación de The Miracle en la sala Canarias en vivo, el 17 de abril.

Luis Socorro

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A un tributo musical hay que ir sin prejuicios, con el ánimo de pasar un buen rato escuchando versiones de una banda a la que admiras o respetas. ¿Y por qué cuento esto? Por circunstancias de la vida, he tenido la suerte de ver y escuchar a más de un centenar de grupos o solistas internacionales. El primero fue Supertramp, en el viejo Palau Municipal dels Esports de Barcelona, en el otoño de 1979. Tenía 19 años y ni un duro, pero sí tiempo para buscarme la vida y pagarme los conciertos. Ayudó mucho el hecho de que para sacar la carrera de Periodismo, incluso con buenas notas, la exigencia no era la de otras disciplinas. Cinco años en Barna dieron para mucho. Por eso, son contados los tributos a los que he asistido.

Queen es para un servidor el mejor grupo de la historia del rock. También lo es para Axl Rose; así lo ha manifestado en alguna ocasión el vocalista de Guns N’Roses. En aquel lustro que viví en la capital catalana, la banda liderada por Freddie Mercury nunca actuó allí. El primer concierto de Queen en España fue precisamente en el Palacio de los Deportes barcelonés, en diciembre de 1974; en febrero del 79 –siete meses antes de que migrara a Barcelona- Queen regresó a la Península para actuar en Madrid y en Barna. Las crónicas de esos dos conciertos hablan de “heavy metal a los Black Sabbath con un Freddie Mercury salvaje”. Muchos años después, en julio de 2022, en la capital del reino, sí disfrute de lo lindo con Queen, pero Freddie no estaba; ni tampoco John Deacon, pero sí Brian May y Roger Taylor. El vocalista fue Adam Lambert, un portento, pero no era Mercury ni lo pretendía.

Este jueves santo, en la maravillosa sala Canarias en vivo, en Las Palmas –todo un lujo de sonido y ambientación-, asistí al concierto de The Miracle, un tributo a mi grupo favorito. Naturalmente acudí sin prejuicios y sin expectativas. La velada resultó una agradable sorpresa. Lo mejor de este cuarteto que lleva por nombre el decimotercer álbum de estudio de Queen es que son conscientes de que es imposible imitar a los Queen. En consecuencia, arreglan unas versiones que las hacen propias y por ello destilan autenticidad.

The Miracle –el milagro, en español- merece máximo respeto, un tributo marchoso que levantó al público de la sala para convertirla en una divertida pista de baile. Es cierto que los temas de la gran banda británica facilitan el meneo del público, pero no es menos veraz que el italiano Marco Puma, vocalista del tributo, con su carisma y potencia, irradia una energía que traslada a los asistentes al evento.

Pero Marco Puma no está solo sobre el escenario. El baterista Doramas Cabrera, motor rítmico del grupo, percute su instrumento con magnificencia. Doramas es muy bueno, sin desmerecer un ápice a sus compañeros Gabri Calderín (guitarrista) y Adrián Vega, bajista.  Doramas, batería también de los potentes Los Lola –una gran banda de versiones de rock en español, que no de rock español-, fue el impulsor de The Miracle. Le habían hablado de Marco Puma, un cantante que actuaba solo con grabaciones o acompañado en ocasiones de algún instrumentista, fue a verle y le propuso formar un tributo de Queens. Y desde entonces…

Hace unos años, en el anexo al Estadio Gran Canaria, fui al concierto de  Dios Salve a la Reina, un afamado tributo argentino –adoro el rock argentino-. Me produjo indiferencia. ¿Por qué?, porque eran imitadores de Queen, principalmente el vocalista, e imitar al grupo liderado por Mercury es, además de imposible, una arrogancia. Por eso, me quedo con The Miracle, unos músicos que no imitan a nadie, que hacen suyas, con humildad y respeto, las canciones del mejor grupo de rock del planeta.

Concluyo. La noche del jueves santo fue la segunda a la que acudí a Canarias en vivo, la sala de conciertos que aporta las mejores condiciones acústicas para que los músicos ofrezcan su arte. Como redacté en la crónica del día de mi estreno, con la actuación de Hackers, tenemos que ser militantes y activistas de esta sala para que Canarias en vivo, como los viejos rockeros, nunca muera. Y ser militante es pagar los 10 pavos con consumición para disfrutar de música en directo con un sonido excelente. Hasta la próxima, porque la agenda del local (visita la web) propone una primavera interesante.

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