El arte de comer

Paula Corroto/DK

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Reúnan a ilustradores como Mauro Entrialgo, Enrique Flores, Antonia Santolaya, Fernando Vicente y Raúl y háblenles de comida. De cómo esperan en un restaurante a que les traigan los platos ordenados, de cómo prepararían una receta, de cómo degustarían esto o aquello. El resultado es La cocina del dibujo, la exposición que estos días se muestra en la galería Pelayo47 de Madrid y que refleja eso que todos hemos escuchado alguna vez: comer es un arte.

“El arte está ligado a la vida, a la política, a la cocina… Es una traslación más de nuestra manera de vivir y con esta exposición queríamos contribuir a ello”, explica Maribel Cabrera, directora de esta galería que lleva años dedicada al dibujo. De hecho, de las cuarenta y dos exposiciones que han inaugurado hasta la fecha, solo ocho han estado dedicadas a otra disciplina artística, la fotografía.

Más allá de la consideración de la gastronomía como un sujeto artístico, Cabrera quería reunir a estos cinco ilustradores para participar en el Gastrofestival de Madrid. La intención era construir una muestra sobre un objeto concreto “pero conceptualmente muy abstracto. La cocina tiene sus propios procesos, sus ingredientes específicos. Queríamos mostrar esa mezcla”, apunta la galerista.

De esta manera, cada uno de los ilustradores aportó sus diferentes visiones del mundo gastronómico. Mauro Entrialgo, por ejemplo, participó con dibujos de siete restaurantes de Berlín realizados mientras esperaba a que le sirvieran la comida; por su parte, Enrique Flores dispuso sus acuarelas sobre dos bares del madrileño barrio de Lavapiés en las que ofrece la parte más social del arte culinario: las conversaciones en torno a una mesa.

La cocina del dibujo estará expuesta hasta el próximo 23 de marzo, tras haber sido prorrogada por la afluencia de público. Está claro: comer y vernos comer, nos gusta.