En el cortometraje The Only Flower de César Pérez Herranz, la cámara sigue a un botánico, Russell Norris, que llega a China en busca de una variedad local en vías de extinción. Sobre el terreno, el botánico descubre cómo la mayor parte de macetas que decoran las ventanas y esquinas de los vecindarios más humildes están siendo progresivamente sustituidas por elaboradas –y, al parecer, muy convincentes a la vista– flores artificiales. La reflexión que inspira ese hallazgo es de alto calado y va mucho más allá de lo botánico: “El punto de inflexión es cuando la gente puede aceptar la falta de realidad. Una vez que estás cómodo con la simple apariencia de realidad, a veces muy bien conseguida, lo demás son ventajas adaptativas para las plantas artificiales desde el momento en que no exigen ninguna atención o cuidados, no enferman… no hay necesidad de esperar a que florezcan”.
The Only Flower es uno de los doce trabajos recogidos en el DVD Muestra Itinerante de Cine Playtime 2007-2012 que han editado los responsables de Playtime Audiovisuales para celebrar sus cinco años de labor de difusión y compromiso con el efervescente panorama de ese cine contemporáneo español que surge fuera de los circuitos institucionales. Si ustedes quieren montarse un microfestival en su propia casa con una excelente selección de sus rostros y registros más diversos, Muestra Itinerante de Cine Playtime 2007-2012 es el camino más corto. La edición es limitada: para hacerse con un ejemplar antes de que se agote la escueta tirada quizá la mejor manera sea contactar con los responsables, a través de su página web www.playtimeaudiovisuales.com, donde, además, se explica la filosofía y el funcionamiento de la propuesta.
Playtime Audiovisuales es un invento de los hermanos Natalia y Enrique Piñuel, cuyo gusto es al mismo tiempo diverso y exquisito. En el texto que acompaña al DVD explican: “Bajo la premisa de que ‘Todo lo que merezca ser visto encuentre su espacio’ nació la plataforma Playtime Audiovisuales, desde la que trabajamos apoyando al producción y difusión de ese cine que se hace fuera de los circuitos comerciales. Un cine hecho con amor, ilusión y creatividad infinita pero al que le cuesta, mucho más, llegar al público”. Escuchando al botánico Russell Norris en el corto de Pérez Herranz, no pude evitar pensar en los hermanos Piñuel y establecer una comparación quizá demasiado inmediata, pero no gratuita: en un momento en el que el mercado audiovisual se zambulle en el artificio, siguen floreciendo en los márgenes especies a proteger y la labor de Playtime, como la de otras iniciativas afines, funciona como un necesario acto de resistencia, como una reivindicación de esa realidad que en su catálogo se manifiesta en todo tipo de texturas –16 mm., 35mm., Super8–, incluidas las digitales. The Only Flower es como un comentario oblicuo a la propia filosofía de una casa que encontró sus bases de operaciones estables en sedes como las salas Off Limits de Madrid y Niu de Barcelona, pero que define su identidad en la itinerancia, en la expansión de su entramado de complicidades, en el placer de compartir unos hallazgos que no lo tienen fácil para encontrar a su público, en realidad mucho más amplio de lo que, a primera vista, podría parecer.
Hasta el momento, Playtime ha trabajado con 114 autores. La nómina es impresionante: desde Chema García Ibarra –ganador de un premio en el pasado festival de Berlín por su último trabajo, Misterio, y de quien se incluye en el DVD su manifiesto fundacional, El ataque de los robots de Nebulosa 5– hasta el tándem Venga Monjas, equipo clave en la revolución del nuevo humor internáutico, que obtuvo, hace unas semanas, una mención de honor en los Premios Ciutat de Barcelona por su serie Coneix la teva ciutat –sin duda, el más artero y estimulante antídoto contra la vana y excesiva autoestima de la Ciudad Condal–, pasando por Alberto González Vázquez, Àlex Brendemühl, Velasco Broca, Guillem Morales, Gabriela Marti, Kike Maíllo, Elías León Siminiani, el Colectivo Los Hijos, María Cañas y Pablo Llorca. Muchos de ellos, como detectarán algunos lectores, con obra también estrenada en los circuitos comerciales o en el ámbito artístico, extremo que no hace sino confirmar el buen olfato de los Piñuel, que, en la mayoría de ocasiones, tuvieron mayor rapidez de reflejos que los tradicionales mecanismos de visibilidad.
En Texas Sunrise de Lluís Escartín, otro de los trabajos recopilados en el DVD, el cineasta entrevista a Johnson Frisco, un individuo que se presenta como un hombre libre, un sin techo o un anarquista funcional y que, tras subrayar que, hasta ese momento, nadie se había interesado por registrar su opinión, elabora una lúcida, absorbente, argumentada e inclemente disección del sistema americano, trazando una línea que une el exterminio de los indios con la presente demonización del pobre. Es otro ejemplo en el que la estrategia general de Playtime encuentra su correlato en un discurso concreto: en este caso, de marcado cariz político. Frisco habla de la instrumentalización del subsidio para neutralizar disidencias. Al escuchar sus palabras, uno también piensa inevitablemente en los Piñuel como paradigmas de sujetos cinéfilos libres, capaces de moverse fuera de los mapas y enrolar fieles a su causa sin que les preocupe ni el mercado, ni la rentabilidad, sino la excelencia que surge muchas veces a la intemperie.
Otros hallazgos de este DVD, que uno llega a desear que no se acabe nunca: la mujer que captura la cámara de Andrés Duque en Paralelo 10, puntual oficiante de un ritual, que acaso la conecte con el orden secreto y numérico del mundo, en la esquina entre la avenida del Paralelo de Barcelona y la calle Entenza –el corto culmina en una disolución fantasmal en un karaoke poco menos que prodigiosa–; la capacidad de Ana Rodríguez León para articular en Bell and Howell 2156XL una preciosa reflexión sobre las imágenes como cápsulas del tiempo; la deconstrucción del clásico de Chantal Akerman Jeanne Dielman, 23 Quai du Commerce, 1080 Bruxelles (1975) firmada por Fernando Franco –montador de la soberbia Blancanieves de Pablo Berger, a punto de debutar en la dirección de largos con La herida– , todo un ensayo en imágenes trazado a partir de la sabia manipulación de tiempos y planos de su referente; el vídeo musical Suena brillante, dirigido por Luis Cerveró para Joe Crepúsculo en un auténtico recital de caligráfica (y, por tanto, supuesta) torpeza estilística o Disney Attraction Highlights de David Domingo, un arrebatado ejercicio en Super8 que confirma al cineasta como el más indiscutible heredero de la poética de la inmadurez encarnada por el Will More del clásico de Zulueta. El menú no se queda ahí: descubran por ustedes mismos el resto de suculentos manjares, que pasan por la abstracción erótica, el western sentimental o el trampantojo idiomático.
Que Playtime Audiovisuales haya cumplido cinco años de actividad es una noticia excelente. Que lo haya celebrado con la artesanal edición de este DVD es un regalo para quienes, a lo largo de todo este tiempo, se han sentido, de alguna manera, hermanos Piñuel en la distancia. Me comentaba Natalia Piñuel que algunos de los encuentros, certámenes y sedes que en estos cinco años han acogido temporalmente sus propuestas ya no existen: han sido ahogados por una política cultural que ni siquiera repara en muchos de los modelos de resistencia que encuentran su lugar en el catálogo Playtime. Estoy seguro –o quiero estarlo– de que los Piñuel acabarán celebrando sus primeros diez años de andadura. Lo sé, porque ni ellos, ni muchos otros podrían vivir en un mundo sin flores de verdad y sin hombres libres. ¿Marca España? No, aquí hoy hemos estado hablando de otras cosas.