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Opinión - La fiesta acaba de empezar. Por Esther Palomera

Diccionario de literatura española contemporánea: Letra A

Aburrimiento (…)

Adelanto(…)

Afasia (…)

Anagrama (…)

Antología: Reunión de amigos por escrito. Mientras la antología es un proyecto, los amigos son todos del antólogo; cuando el proyecto es contratado por un editor, sus amigos (VÉASE: Autores de la casa) son incluidos en el libro.

Toda antología gira en torno a un asunto, motivo o tema que suele explicitarse en su portada, ya sea en el título, ya en el subtítulo. Este asunto -motivo o tema- suele elegirse después de seleccionar a los autores participantes.

La amistad es el único asunto, motivo y tema de toda antología.

Amateur (…)

Añoso (…)

Auschwitz (…)

CASO PRÁCTICO

La editorial Caballo de Troya publica este mes Madrid, con perdón, compendio de textos de toda laya en torno a la capital de la primera potencia mundial antidisturbios.

España.

En el libro encontramos autores descubiertos por Constantino Bértolo (Mercedes Cebrián, Elvira Navarro, Fernando San Basilio), autores que no acaba de descubrir nadie (Esther García Llovet) y autores que realmente no cree uno que valga la pena descubrir.

Un lector ufano: ¿Nombres?

Juan: Anda.

Dirige la cosa la propia Mercedes Cebrián, con la malhadada idea de encabezar el volumen con un proemio, prefacio, prólogo, atrio, palabra preliminar o liminar que ella llama (inhalación): Prologuillo (exhalación).

Prologuillo. Sic. Sick. Pro-lo-gui-llo.

En serio, prologuillo.

El prologuillo tiene tres páginas, como cualquier prólogo sensato, y luego vienen los quince (creo) cuentecillos. En el suyo, Elvira Navarro llama a la capital del estado español “capi”. “La capi.”

No sé si pillan mi desconcierto.

El libro, como todos los de este palo, es irregular, y cada cual encontrará en él algo a lo que agarrarse. Yo voto por agarrarse a los textos de Álvaro Colomer y Carlos Pardo, por si interesa.

Más jugoso es hablar del tema: Madrid. Hay que entender que un libro de este tipo sólo tiene sentido para Madrid y Barcelona; sentido comercial, digo. Nadie quiere leer un libro de cuentos en torno a Segovia en Murcia ni en torno a Cáceres en Bilbao. Acotada la posibilidad real de “contar una ciudad”, encontramos que Barcelona ya tuvo sus contadurías:Odio Barcelona se tituló aquel álbum amical catalufo. Y creíamos que era malo. Viendo Madrid, con perdón, habrá que re-evaluarlo.

Madrid con perdón, todo al margen y olé y que vendan mucho, falla primeramente porque uno no ve Madrid en el libro. Hay textos en los que seguramente ni siquiera aparece la palabra Madrid. Hay otros en los que ni siquiera aparece la sensación Madrid.

¿Cuál es esta sensación? Bueno, miren, aunque sólo sea en contraposición con Odio Barcelona, la sensación madrileña por excelencia es ésta: quiero querer a esta ciudad. En virtud precisamente de todo lo que no tiene Madrid, de los complejos que acumula frente a la capital catalana, y no digamos frente a Nueva York o Manchuria, los habitantes de Madrid han dibujado un callejero sobre el callejero de la ciudad, un surtido de itinerarios netamente amorosos, esencialmente emocionales, callejero y emociones que no me da a mí que deba uno ir pidiendo perdón por ellos.

Madrid mola. Decidlo.

Aburrimiento (…)

Adelanto(…)