De cara a la renovación de Manuel Borja-Villel como director del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, y para evitar “cinco años [más] soportándole” (sic), todas las centrales sindicales con representación en el Museo (FSP-UGT, CCOO, CSIF y FEDECA) han denunciado en un comunicado hecho público el pasado martes la “gestión errática de la dirección en materia económica y de personal, que está provocando una situación institucional insostenible”, según informa Europa Press.
Entre los ejemplos de esa mala gestión económica, los sindicatos señalan “gastos desmedidos y difícilmente justificables, como compra de artículos de lujo, supuestamente como regalos protocolarios, hoteles y viajes de cuantía desproporcionada con más de 400 euros la noche”, la “proliferación de asistencias técnicas, superbecas y contratos de alta dirección” con el fin de crear una estructura organizativa paralela de carácter clientelar. De hecho, muchas de las funciones que podrían ser ejercidas por el personal del Museo han sido externalizadas, lo que supone no sólo un sobrecoste sino también la marginación de ciertos trabajadores.
No se trata de un episodio aislado. Según los denunciantes, la situación del Reina Sofía se enmarca en unas relaciones laborales “basadas en el nepotismo, la endogamia y el conflicto permanente”. Aseguran que “el derecho a la maternidad ha sido puesto en entredicho” y que se han producido “situaciones laborales que podrían estar rayando el acoso laboral”.
Por su parte, fuentes consultadas por Europa Press, se supone que cercanas a la dirección, rechazan tajantemente estas acusaciones y aseguran que las actuaciones del Museo han estado siempre “dentro de la legalidad”. De hecho, la dirección ha decidido acudir a la Abogacía del Estado “para estudiar posibles medidas legales por injurias y difamación”.
Las mismas fuentes niegan que haya habido acoso laboral, y señalan como hecho significativo que no se haya cursado ni una sola denuncia en comisaría. Respecto al despilfarro, precisan que los sindicatos se refieren a un gasto de protocolo concreto que se produjo hace año y medio, y “que ha pasado por la intervención general del Estado”. Las llamadas “superbecas” son según el Museo ayudas destinadas a los investigadores, que oscilan entre los 11.000 y 20.000 euros; y no ha habido tampoco, según las mismas fuentes, un excesivo gasto en viajes y estancias. En cuanto a los supuestos sueldos jugosos en los niveles directivos, las fuentes de Europa Prees recuerdan que aquellos “oscilan entre 30.000 y 50.000 euros y son públicos”.
La dirección sí reconoce en cambió la externalización de servicios, pero la considera lógica cuando el Museo carece de servicios necesarios en un determinado momento.