La novela de lo que quedó después

Después de Crematorio, Rafael Chirbes vuelve a los anaqueles de las librerías con su nueva novela En la orilla (Anagrama), una continuación del retrato que magistralmente planteó en su obra anterior. En palabras del propio escritor a Europa Press, “tenía que ser la novela de lo que ha quedado después”.

En la orilla, que relata la historia de varios personajes en el pantano de Olba, una localidad cercana a la costa, se permite retratar la podredumbre que ha habido detrás de ese intento artificial y desaforado de enriquecimiento inmobiliario, detrás de la especulación más fiera e inhumana; aquella que ha terminado por desfigurar el paisaje y la vida en él.

“El pantano estaba quieto en los años pasados del ladrillo, estaba ahí muerto y seguía desangrándose. Cuando a la gente le quitas el espacio tribal que comparte con sus vecinos, queda un pantano que sigue pesando mucho”, ha afirmado el autor aludiendo al poder evocador de ese pantano y a la expansión hambrienta del hormigón.

Por esta nueva historia de Rafael Chirbes pasean muchísimos temas que hacen de ella un auténtico manual de nuestra realidad: las contradicciones ideológicas, el amor, el dinero, la inmigración, la memoria, la corrupción, la vejez y la muerte. Precisamente, con respecto a estos dos últimos temas, el autor ha declarado a Europa Press que “la vejez es muy dura y esto se acaba, y acaba fatal, porque no hay ningún final bueno. Es ley de vida… Todos conocemos historias de padre con demencia senil, tubos, y a medida que se acercan a ti, van ocupando tu vida y tienen un papel más grande”.

Se trata de un libro contra la beatería, contra la doble moral, ha señalado el propio escritor. “Todos sabemos que nuestra posición no es la que debería de ser. Pero al final, desayunar, comer, merendar y cenar son los cuatro problemas trascendentales para el que no tiene eso”.

Chirbes sigue ahondando en el corazón de los personajes de una manera inusitada, con una fuerza casi dolorosa. Antes, ahora y mañana. “El alma tiene una composición que no se diferencia tanto de la de hace cincuenta años. Los comentarios en la sociedad profunda demuestran que sigue siendo igual de machista, igual de controladora, y que no ha variado nada. Al contrario, han venido otros males a sumarse a los anteriores”.