Cómo es la prensa. Llevando a cabo la noble y tradicional tarea de leer los periódicos por la mañana, para tener algo de qué hablar durante el día, codo en barra en la cafetería del barrio, abres el ABC y zas, si te pilla con la guardia baja estás perdido. “Ana Santos Aramburo, nueva directora de la Biblioteca Nacional”. Pues muy bien, me alegro mucho por esta señora, de la que al acabar de leer me sé su currículum vítae al dedillo, porque más que nada, de eso va el artículo. Ah, bueno, y de que “sustituye” a Gloria Pérez Salmerón; así, de pasada. Algo le habrá ocurrido a la pobre Gloria y Ana Santos cubre el puesto. El protocolo habitual.
Pero no, el problema viene cuando se abre otro periódico, que quién nos manda, con lo feliz que se vive crédulamente. El País: “Cultura releva a la directora de la Biblioteca Nacional”. Espera, que ya no es una sustitución. El primer párrafo ya es un choque frontal con la primera información, y el centro de gravedad gira aquí en torno a la destituida, Glòria Pérez-Salmerón. Al parecer, Cultura la ha relevado por sorpresa para ella, quizás también un poco cándida. La razón fundamental aducida por el ministerio para tal cese es el deseo de comenzar una nueva etapa en la institución cultural, y según parece, qué mejor que empezar cortando alguna cabeza. Supongo que esto ya no sorprende a nadie, estamos curados de espanto; eso sí, tengan cuidado con las publicaciones, que las carga el diablo.