Nueva York, 1 jul (EFE).- A sus 73 años y tras más de media vida trabajando para la familia Trump, Allen Weisselberg, el fiel contable, se ha convertido en el primer individuo que las autoridades de Nueva York han decidido llevar ante la Justicia en el marco de su sonada investigación en torno a los negocios del expresidente estadounidense.
Weisselberg, actual director financiero de la Organización Trump, fue acusado junto a la empresa de varios cargos vinculados a una supuesta trama para evadir impuestos en compensaciones que recibía por su trabajo.
El ejecutivo llegó este jueves esposado y rodeado de agentes a un juzgado de Manhattan, donde procedió a declararse no culpable de las acusaciones.
Weisselberg es desde hace décadas una de las figuras más próximas al magnate neoyorquino y una de las pocas personas en las que Donald Trump ha confiado para gestionar su fortuna.
Tanta es la confianza que, cuando Trump abandonó la gestión diaria de su compañía al llegar a la Casa Blanca, dejó el negocio en manos de sus hijos mayores y del propio Weisselberg.
Criado en Brooklyn y contable de formación, Weisselberg llegó a la Organización Trump en 1973, cuando al frente del negocio estaba aún el padre del exmandatario, nacido apenas un año antes que él y con el que empezó a colaborar más estrechamente unos años después.
Weisselberg se convirtió en el contable del floreciente negocio inmobiliario de Trump y ascendió luego al cargo de jefe financiero, desde el que ha controlado al detalle los movimientos de la empresa.
“Sabe de cada centavo que sale del edificio”, aseguraba sobre él Corey Lewandowski, el que fuera jefe de la campaña electoral de Trump, en un libro publicado el año pasado.
Según John Burke, un antiguo ejecutivo de la compañía citado por The New York Times, Weisselberg es “un soldado”, muy bueno a la hora de hacer “lo que Donald Trump quería que hiciese”.
Su cercanía con Trump le sirvió para poder vivir gratis en un apartamento de uno de los edificios del magnate en Manhattan y para viajar a menudo en su jet privado a Florida, donde compró una vivienda no muy lejos de Mar-a-Lago, según el Times.
La fidelidad del ejecutivo se pondrá a prueba en el actual proceso penal, en el que los fiscales han buscado su cooperación, según varios medios, que apuntan que Weisselberg es la figura más factible de cara a alguien que testifique contra el expresidente.
Así, en los últimos meses, el director financiero de la Organización Trump se ha colocado en el centro de las investigaciones, a las que ha ayudado la exesposa de uno de sus hijos, que según ha trascendido facilitó a las autoridades documentos relacionados con él.
La Fiscalía dejó claro hoy que la investigación sigue en curso, por lo que no se descarta que puedan surgir nuevos cargos, incluidos eventualmente contra el expresidente, que por ahora no ha sido imputado.
La Organización Trump, en un comunicado, describió a Weisselberg como un “cariñoso y devoto marido, padre y abuelo” que está siendo usado por los fiscales como un “peón” en un intento “por dañar al expresidente”.
“El fiscal del distrito está presentando una acusación criminal sobre compensaciones de empleados que ni el IRS (la autoridad fiscal estadounidense) ni otros fiscales pensarían nunca en presentar. Esto no es justicia, esto es política”, señaló la empresa.
Mario Villar