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Cinco tortugas bobas nacidas en Marbella (Málaga) se fortalecen en un zoo antes de vivir en el mar

Málaga —

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Málaga, 3 jul (EFE).- Cinco tortugas bobas que nacieron a finales de agosto del pasado año en una playa de Marbella (Málaga) se encuentran desde esta semana en el zoo Selwo Marina de Benalmádena para fortalecerse antes iniciar su vida en el mar.

El parque se ha sumado a un proyecto para la supervivencia de las tortugas bobas (Caretta caretta), que en este momento se encuentra en estado de conservación vulnerable, según el Catálogo Andaluz de Especies Amenazadas de 2012, y que según los criterios de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) estaría en peligro.

Los cinco ejemplares nacieron en una puesta que tuvo lugar el pasado 29 de agosto en la playa de Nueva Andalucía y hasta la fecha se encontraban en el Centro de Gestión del Medio Marino del Estrecho (CEGMA), referencia en la recuperación de las tortugas bobas.

La idea es que las tortugas permanezcan en las instalaciones de Selwo Marina hasta que el agua adquiera mayor temperatura, entrado el verano, que será cuando se suelten al mar.

Se trata de un programa donde la cooperación entre zoos, acuarios y oceanográficos e instituciones, junto con el voluntariado y la colaboración ciudadana, es fundamental para que estas crías salgan adelante.

El zoo ha creado unas instalaciones exprofeso para alojar durante varias semanas a estas tortugas. Según el jefe de Conservación de Selwo Marina, Craig Allum, “hay mucho trabajo detrás” de este espacio, que cuenta con “un sistema de filtraje muy avanzado para que las tortugas estén atendidas perfectamente”.

Acciones para aumentar su supervivencia

Las acciones denominadas 'Head starting' que se desarrollan en este caso consisten en la cría temporal en cautividad de los neonatos para aumentar su supervencia al reintroducirlos en su medio natural.

Cuando nacieron el año pasado estas tortugas se realizó un seguimiento muy minucioso de cada tortuga: durante la incubación se podrían transmitir enfermedades del huevo, de ahí que la eclosión suela ser complicada. Entre las tareas de los cuidadores, durante estos meses, está el pesaje, la toma de medidas y la alimentación diaria (entre dos y tres tomas).

La dieta es una mezcla de pescado azul, blanco, moluscos y crustáceos, y evoluciona durante la estancia en su zoo o acuario de tránsito hacia el mar, según la etapa de crecimiento en la que la tortuga esté. Va desde la papilla, a la mezcla de papilla y trocitos de pescado, para finalizar con peces pequeños enteros, además de suplementos con nutrientes que se pueden encontrar en el medio marino (alga espirulina, por ejemplo).

Estas acciones son esenciales puesto que permiten la cría en cautividad temporal de una parte de las tortugas recién nacidas de cada nido, en un contexto donde, de forma natural, se calcula que tan solo una de cada mil tortugas sobrevive al primer año natural de vida.

La información que brindan estas tortugas es, además, de enorme valor para la comunidad científica, dado el desconocimiento existente del estado del medio marino.

Son fundamentales para la biodiversidad marina, de hecho “tienen un rol importante en el ecosistema del mar, ayudan a controlar las plagas de medusas, por ejemplo”, ha explicado Allum.

Estas crías de tortugas bobas -sus medidas medias son 6 centímetros y 17 gramos de peso- pasan de nacedoras con un suelo de arena del mar a tanques acondicionados como los instalados en Selwo Marina, donde podrán fortalecerse para empezar su vida en el ecosistema marino al que pertenecen.