Madrid, 2 sep (EFE).- La brecha digital en la educación no solo es la falta de conectividad y acceso a dispositivos: profesores, alumnos y familias arrancan de un punto de partida muy dispar en el uso de las nuevas tecnologías y afrontan el problema añadido de unos contenidos presenciales que no están adaptados al mundo virtual.
Proporcionar una tablet o un ordenador al alumno no es suficiente para la adquisición de aprendizajes ni para hacer un uso eficiente y creativo de las herramientas digitales. Durante los meses de confinamiento el rendimiento académico no ha sido igual, el alumnado ha tenido una mayor dificultad para concentrarse y ha vivido sentimientos de soledad, tedio e incluso de angustia y depresión, según los expertos consultados por EFE.
El regreso a las aulas está a la vuelta de la esquina y Gobierno y comunidades autónomas han apostado por las clases presenciales hasta al menos segundo de la ESO. Sin embargo, la incertidumbre es máxima y la situación epidemiológica será clave en el devenir del curso.
LA BRECHA DIGITAL VA A ACRECENTARSE EN EL FUTURO
El director del Máster de dirección y gestión de centros escolares de la Universidad Europea, el profesor Javier Olivares, augura que en el futuro esta brecha digital que ya hoy es “muy grande” va a acrecentarse aún más.
Aparte del acceso a la wifi y a los dispositivos “ni los alumnos ni los docentes ni los centros están igual de preparados. Algunos llevan tiempo trabajando tecnológicamente, pero hay profesores que no se han formado en competencias digitales”. ¿Y qué se está haciendo para revertir esta situación?: “Muy poquita cosa”, añade a EFE este experto en didáctica.
“La mayor dificultad con la vuelta a las aulas es que no todos los docentes están al mismo nivel tecnológico, sus alumnos van a tener un escalón tecnológico diferente, por tanto va a haber una desigualdad cada vez mayor”.
Olivares también cree relevante generar contenidos educativos para las distintas edades y adaptar los que estaban concebidos para un escenario presencial a un mundo virtual.
En definitiva, añade, “no es tanto comprar ordenadores o plataformas que hay infinitas sino la formación de profesores y alumnado; pensamos que los escolares están bien formados pero no es así, ellos conocen muchas redes sociales, pero a la hora de entregar trabajos no saben hacerlo”.
MÁS DE 300.000 HOGARES CON MENORES DE 16 AÑOS SIN CONEXIÓN
En España hay 301.556 hogares con menores de 16 años que cursan educación infantil, primaria y secundaria obligatorias, que no disponen de ordenador o conexión a Internet en casa. Darles terminales y/o acceso a datos para permitirles estudiar en línea, tal como exigirá la nueva educación postcoronavirus, supone 45 millones de euros, según el estudio “Brecha digital infantil y Covid 19”, realizado por Teresa Garín, catedrática de Análisis Económico de la UNED.
“¿Es esto mucho?”, se pregunta Garín. “Pues depende de con qué lo comparemos. Si pensamos que un kilómetro de AVE cuesta de media 18 millones, no parece que sea una cifra exagerada. Y, sobre todo, depende de lo claro que tengamos que el valor social de la educación de nuestros niños es una prioridad”.
ENSAYO Y ERROR EN LAS PRÓXIMAS SEMANAS
El director de programas en España de la ONG Save the Children, Vicente Raimundo, cree que en las próximas semanas habrá “un poco de ensayo y error” porque hay mucha incertidumbre en el inicio del curso.
Su organización tiene un ambicioso programa dirigido a 4.000 niños vulnerables para que no se queden atrás en el ámbito educativo y que tuvieron que adaptar a marchas forzadas al mundo virtual.
“El gran reto ahora es que lo que fue un shock que duró tres meses no se convierta en una situación perenne; tratar de recuperar lo antes posible la máxima normalidad y eso pasa por la presencialidad”.
“Si mañana tuviera que comenzar el colegio hay muchos alumnos que no tienen medios electrónicos y si los tienen no tienen wifi en casa, y si tienen las dos cosas a lo mejor no tienen educación digital”, explica a EFE.
PADRES POCO DUCHOS EN EL MANEJO DE LAS TIC
A todo esto se une la principal dificultad de las familias: la conciliación. Hay muchas que no pueden teletrabajar; que sobreviven con un solo sueldo o tres generaciones comparten un hogar.
Sin olvidar que los padres se han visto obligados a manejar no solo dispositivos con los que no estaban familiarizados sino también aplicaciones y plataformas educativas nuevas.
El responsable de Save the Children destaca la buena voluntad de todos por sacar esto adelante en un tiempo récord aunque ha habido cosas que no han funcionado.
Entre ellas menciona el tiempo que los niños han tenido que estar sentados frente a una pantalla: al menos seis horas lectivas más luego los deberes.
Además “a todos nos ha costado mucho adaptar los contenidos presenciales a lo virtual; no es lo mismo hablar a una persona a la cara que a través de una cámara”.
“Si de verdad vamos a tener un curso escolar muy alterado lo que hemos venido haciendo hasta ahora han sido parches que han funcionado mejor o peor pero no se debe convertir en el hábito. Sí que debería haber estándares mínimos de recomendaciones porque aquí hay mucho que hacer”.
En el caso de nuevos confinamientos, Raimundo propone introducir en la escuela “temas esenciales como la soledad, el aburrimiento, la incertidumbre, la desesperación. Y tratar de romper esta dinámica de inmovilidad, es decir, en condiciones normales tienen recreos, una hora para el almuerzo, van y vuelven en una bus. ¿Cómo incorporamos esto? ¿Y cómo motivo a los profesores que se han formado, han superado duras oposiciones y ahora se les piden cosas diferentes?”.
La directora de Juventud de Cruz Roja, Paula Rivarés, explica a EFE que hay una enorme demanda de recursos tecnológicos y la previsión a las puertas del curso es que siga creciendo porque “la brecha está ahí” .
El voluntariado de las 324 asambleas locales de Cruz Roja apoya a los escolares, de modo presencial en grupos reducidos o bien “online”. Igual que Save the Children, han proporcionado a las familias los materiales necesarios, desde la tablet,la tarjeta sim u otros materiales.
Durante la pandemia su organización ha atendido 21.000 niños y jóvenes, en total 54.000 intervenciones.
De todas formas, recalca que “más que el refuerzo educativo, lo importante es trabajar las habilidades sociales, los hábitos de higiene, educación en valores…”.
En su opinión, “va a haber dificultades y trabajamos para que no haya nadie que se quede atrás, porque al final vemos que sí que va a haber avalancha en septiembre”.
Marina Segura Ramos