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Natalia Velilla, magistrada: “Si un juez dice que no tiene ideología, miente”
Barcelona, 2 abr (EFE).- Natalia Velilla es magistrada en un juzgado de familia de Móstoles (Madrid) y conoce bien la profesión porque lleva 16 años ejerciendo como jueza en la capital y Alicante, por eso asegura que “si un juez dice que no tiene ideología, miente y, además, no hay que fiarse de él”.
En una entrevista con Efe, Velilla ha hablado de su libro “Así funciona la justicia” (Arpa Editores), donde intenta responder, a través de su recorrido personal, a multitud de preguntas que se plantean acerca de la figura del juez.
“La sociedad tiene una imagen muy parcial de lo que es un juez, por esto he escrito este libro; no siempre metemos a gente en la cárcel, de hecho, la mitad de los matrimonios se divorcian y tienen que ver a un juez por lo menos una vez en su vida”, explica Velilla.
Uno de sus principales esfuerzos consiste en humanizar la figura del juez, un ser al que la magistrada, asegura, “le acompaña una soledad constante” fruto de la responsabilidad que supone su cargo.
“Los jueces somos personas y todas las personas tienen su ideología, su equipo de fútbol, su religión y sus gustos musicales, no somos seres angelicales a quienes les importa poco quien gane las elecciones, también votamos”, reivindica.
Sin embargo, aclara: “Somos técnicos en derecho, por lo que no debemos dejarnos llevar por nuestra opinión y muchas veces tomamos decisiones contrarias a nuestra ideología, en el momento en el que en derecho se resuelve contra el principio de la ley, se está prevaricando”.
Cuando Velilla terminó la escuela judicial estuvo un periodo realizando unas prácticas tuteladas, donde tenía asignado un juez tutor que era quien dictaba las resoluciones, más tarde juró su cargo y obtuvo un destino.
Sin embargo, ahora, denuncia, “hay una fase entre las prácticas tuteladas y jurar el cargo que se llama la sustitución y el refuerzo, son alumnos que todavía están en fase formativa, a quienes se les está evaluando, pero que pueden poner sentencias sin ser jueces”.
“No ha habido todavía nadie a quien se le haya ocurrido recurrir esta decisión, pero desde mi punto de vista es totalmente contrario a la ley”, asegura la magistrada, “porque un juez, para ser responsable, debe tomar posesión de su cargo”.
“Además, alguien en una situación como esta puede llegar a querer alcanzar una determinada resolución judicial sólo para obtener una nota concreta, en vez de poner la que pondría normalmente, este es un riesgo que existe”, añade.
Dentro del poder judicial, Velilla distingue dos estratos, “uno representado por el poder judicial de verdad, el que está formado por jueces y magistrados que dictan resoluciones; y luego está el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), que es el órgano de gobierno”.
“El CGPJ está totalmente politizado, no un poco, muchísimo, y sobre esta cuestión nos han llamado la atención varias veces desde Europa, habría que despolitizarlo de alguna manera”, defiende la magistrada.
Velilla asegura que “en la carrera judicial hay una gran desafección por el CGPJ con carácter general, porque perjudica la percepción que la gente tiene de los jueces en la base, donde la politización de la justicia es irreal”.
“Hay una gran falta de divulgación, así como todos los ejecutivos tienen un portavoz, el poder judicial no tiene a un representante, sólo el presidente, que jamás sale en los medios a explicar resoluciones, los jueces nos sentimos muy desamparados”, lamenta la magistrada.
Ante esta situación, Velilla defiende el papel informativo que ejercen los periodistas, aunque cree que debería haber “más autorregulación por parte de los medios a la hora de publicar según qué sumarios que han sido filtrados, porque intentar descubrir quién lo ha filtrado es como poner puertas al campo”.
“A lo mejor, con una digitalización de la justicia en la que se pudiera seguir el rastros de los documentos, sería más fácil saber quién ha realizado la filtración”, plantea la magistrada, pero señala que “las tecnologías de la información y la comunicación brillan por su ausencia en todo el país”.
“En la carrera judicial vivimos en los años 90, se sigue usando el fax”, crítica Velilla, quien añade que “en general, en España no hay una voluntad política de invertir en tecnología, algo que podría agilizar mucho la justicia”, y sentencia: “La justicia lenta no es justicia.”
Joan Sánchez Ros
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