Patricia Muñoz Sánchez
Madrid, 20 nov (EFE).- Una obsesión por el flamenco rosa, el magnetismo de este ser místico y su alzamiento como un ícono global sientan las bases del documental “The Mystery of the Pink Flamingo”, un viaje creativo hacia el autodescubrimiento que llega este viernes a los cines como una irreverente y gamberra forma de buscar la propia identidad.
¿Por qué vemos flamencos rosas en todos sitios? Flotadores para piscinas, estampados de camisas, fundas para móviles, bolígrafos, cuadros, murales o incluso hoteles -como ocurre en Las Vegas- llevan el nombre, el color y hasta la forma de este particular animal. ¿Por qué?
Esa es la pregunta que Javier Polo, director de “The Mystery of the Pink Flamingo”, se hizo hace unos años. Un planteamiento que le obsesionó de tal manera que le llevó a poner en marcha una investigación en profundidad sobre el flamenco que derivó, finalmente, en un proyecto audiovisual.
Un proyecto que llega este viernes a los cines de Madrid, tras estrenarse el jueves con muy buena acogida en salas de la ciudad natal del director, Valencia, y después de un largo camino de festivales nacionales e internacionales, un parón por culpa de la pandemia y la decisión de esperar al momento adecuado para retomar la promoción.
Dicho así, el proyecto suena a roadtrip, a aventura, a viaje, a búsqueda. Precisamente, lo que la propia historia de “The Mystery of the Pink Flamingo” refleja: un viaje creativo hacia el autodescubrimiento partiendo de la premisa más loca que uno pudiera imaginar.
Su propio director, en una entrevista con Efe, reconoce que el proyecto, por su formato, por la apuesta estética -de la que tienen mucha culpa Guillermo Polo como director de fotografía y Carla Fuentes como diseñadora de los carteles promocionales-, por el montaje y por cada uno de los ingredientes que lo componen, es “inclasificable”, algo que lo hace particularmente atractivo.
Ser capaces de partir de la moda del flamenco rosa como leitmotiv para crear un documental con un poso de reflexión que acaba planteando la búsqueda de la identidad y la felicidad del ser humano es un viaje tan inverosímil y descabellado que convierte a “The Mystery of the Pink Flamingo” en la montaña rusa que todo parque de atracciones querría tener.
Rigo Pex, un ingeniero de sonido serio, cuadriculado y que siempre viste de negro -por el simple hecho de no tener que elegir color y así no destacar entre la multitud-, se pone a los mandos de esta montaña rusa para guiar al espectador en la particular aventura del flamenco rosa, un icono de lo kitsch, lo extravagante y lo excéntrico que empieza a perturbar incluso sus sueños.
Todo ello tiene su punto de partida en la propia “obsesión” de Polo por este animal, por lo que, en cierto modo, Rigo Pex (interpretado por el musicólogo y 'performer' guatemalteco MENEO), es un reflejo del propio director y, por qué no, de cualquier persona que busque darle sentido a su vida, a lo que le rodea y a su propia identidad.
De eso saben mucho todos los “fascinantes y curiosos personajes”, como dice Polo, que intervienen en el documental y a los que, sin guion ni pauta establecida, Rigo Pex entrevista a lo largo de su viaje en busca de respuestas al alzamiento del flamenco rosa como icono global.
El director y actor Eduardo Casanova, el diseñador Antonyo Marest, el cineasta de culto John Waters, la compositora Allee Willis, el grupo británico Kero Kero Bonito o incluso la sensación de Internet 'Pink Lady of Hollywood' -una mujer que viste y vive inmersa en el mundo del color rosa- se convierten, por un lado, en paradas obligadas para Pex en su viaje hacia el autodescubrimiento y, por otro, en puntos clave dentro de la historia de “The Mystery of the Pink Flamingo” y en momentos inolvidables para el director.
“La entrevista a Allee Willis es la más especial de la peli. Estuvimos dos días grabando en su casa y fue muy cariñosa. Fue un shock para todos cuando murió el año pasado, pero me quedé tranquilo porque le pude mandar el documental y ella me mandó un email muy bonito de vuelta”, recuerda el director.
Un “homenaje”, en cierto modo, a aquella mujer que nos “alegró la vida” a todos con la mítica “September”, de Earth, Wind & Fire, entre otros éxitos, y que forma parte de un viaje de este director valenciano que reconoce que este proyecto le ha corroborado que “hay que dejarse llevar por las intuiciones”.
Un mes de rodaje, con diez días en España y 20 viajando por todo Estados Unidos, con anécdotas de todos los colores (especialmente el rosa) e infinidad de experiencias “locas” para crear “The Mystery of the Pink Flamingo”, un proyecto “gamberro e irreverente” que consigue darle una vuelta de tuerca al documental como género cinematográfico. EFE
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