El Índice Elcano de Presencia Global (IEPG) muestra el volumen y la naturaleza –los puntos fuertes y débiles– de la presencia global de los países para los que se calcula. Siendo así, el IEPG puede estar mostrando una inserción exterior poco estratégica o insostenible en el caso de España.
La política exterior española de las últimas décadas ha sido muy activa en su objetivo de reinsertar el país en la comunidad internacional, desde la transición a la democracia en los setenta; coincidiendo, además, con un proceso acelerado de globalización. Esto ha resultado en un aumento espectacular del IEPG de España en el periodo 1990-2012. Éste prácticamente se ha cuadriplicado durante este periodo –pasando de 41,8 a 162,8–. Así, la política exterior de España en los últimos decenios ha tenido un claro éxito en el sentido de que ha alcanzado su meta principal: devolver el país al escenario internacional.
Con todo, el crecimiento mayor de la cuota de presencia de China en los noventa y los dos mil el que explica que España baje de la 10ª a la 11ª posición en el ranking de presencia global (gráfico 1).
Gráfico 1. Ranking IEPG 2012
Por otra parte, la presencia española descansa en su dimensión blanda. Si bien su peso ha ido descendiendo en los últimos años, sigue situándose en 50,4% de la presencia global española. Este protagonismo de la dimensión blanda podría ser un activo pero las variables que tienen un mejor desempeño dentro de la dimensión blanda son sintomáticas de un modelo productivo y de una inserción exterior de bajo valor añadido.
Gráfico 2. Variación entre 1990 y 2012 de la contribución de cada variable al IEPG
En lo que respecta a la dimensión económica, las principales contribuciones al valor total del IEPG son los servicios (7ª posición mundial) y bienes primarios, seguidos de las inversiones. Esta última variable es la que mayor incremento registra, y por tanto en la que más se ha apoyado el proceso de internacionalización, seguido de las exportaciones de bienes primarios. Así, en 2012 las principales aportaciones de presencia económica fueron los servicios (15,2% del valor total del IEPG) y los bienes primarios (11,6%), seguidos de las inversiones (9,2%) y, por último, las manufacturas (8,8%). En 1990 las principales aportaciones de presencia económica fueron servicios (11,7%), manufacturas (6,7%), seguido de bienes primarios (5,7%) y energía (2,6%). Esto significa que, aunque todas las variables económicas aumentan, se habría producido un fortalecimiento del protagonismo de los bienes primarios y del stock de inversión en el exterior en la presencia económica (gráfico 2 y cuadro 1).
Cuadro 1. Contribución de cada variable al IEPG total.
En cuanto a la presencia blanda, destaca el peso de la variable turismo, principal contribución a la presencia española con un 18,4% en 2012. No obstante, la dependencia del turismo de la presencia exterior se ha reducido notablemente desde 1990, cuando su peso era del 47,5% del total del IEPG. Este descenso se debe a un menor dinamismo de esta variable –España pasa del 2º puesto en 1990 al 4º en 2012–, al auge de las variables económicas (sobre todo) pero también al aumento de presencia en algunas variables blandas. Es el caso de los deportes, las migraciones o la información, de la mano del desarrollo durante estas últimas décadas de las tecnologías de la información y la comunicación. Distinto es el caso de la variable de cooperación al desarrollo, en la que se apoyó buena parte de la internacionalización española durante la década pasada y hasta el estallido de la crisis: En 2010 alcanzó un peso de 7,3% sobre el IEPG total, descendiendo en dos años casi a la mitad.