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¿Es el M5S de Beppe Grillo un partido de izquierdas?

Ton Vilalta

En un post de hace algunos días, Antonio Estella comentaba en este mismo blog el resultado del Movimento 5 Stelle de Beppe Grillo con estas palabras: «Por tanto, la jugada ha sido maestra, porque el Movimiento de Beppe Grillo ha movilizado y arrastrado tras de sí a un electorado más de izquierdas, más radical, que nunca hubiera votado, en su mayor parte al menos, al PD de Bersani. El resultado es que Italia es de izquierdas por primera vez en mucho, mucho tiempo». Una interpretación cuantos menos sorprendente, si tenemos en cuenta que Grillo no se ha cansado de repetir durante la campaña electoral que ellos no son «ni de derechas ni de izquierdas» y que «no existen ideas de izquierdas o de derechas, sino ideas inteligentes o estúpidas», llegando incluso a abrir las puertas del M5S a los representantes del movimiento ultraderechista Casapound.

No es difícil adivinar la razón estratégica de esta insistencia post-ideológica: como se preveía, el PDL y la Lega han perdido la mitad de sus votantes. Un botín electoral de 7 millones de votos. Una operación que parece haber funcionado: el análisis de los flujos electorales muestra esta derechización del electorado del M5S, que lejos de ser «más de izquierdas, más radical», en estas elecciones ha crecido sobretodo gracias a la sangría de los partidos de la derecha. El 33% de los electores del M5S son exvotantes de Berlusconi y la Lega Nord.

Gracias a esta extraordinaria transversalidad el M5S no sólo ha logrado convertirse en el primer partido a nivel nacional, sino que ha obtenido resultados mucho más homogéneos que los dos grandes bloques de izquierda y derecha, superando a ambos en algunos de sus feudos históricos, como Véneto y Sicilia para la derecha y Las Marcas para la izquierda. Pueden divertirse jugando con los resultados en este fantástico mapa interactivo. De la misma forma, el M5S ha logrado obviar la histórica división entre ciudad y campo en lo que a comportamiento electoral se refiere: como es sabido, en todo el mundo occidental las zonas rurales tienden a ser más conservadoras que las urbanas. El movimiento de Grillo, en cambio, ha obtenido resultados muy similares en grandes metrópolis, pequeñas ciudades y municipios de pequeñas o muy pequeñas dimensiones.

¿Cómo ha conseguido Grillo aparcar el cleavage izquierda-derecha en un país tradicionalmente tan polarizado en este eje? En primer lugar lado negando la validez de la contraposición izquierda-derecha: la única contraposición aceptada y aceptable es entre «la Gente» (la gente normal, que trabaja honestamente, paga sus impuestos y es expresión de la virtud popular) y «la Casta» (sobre todo políticos, pero también burócratas, banqueros, periodistas, intelectuales y otros poderes oscuros a menudo de raíz más o menos conspiranoica). Es por esto por lo que Grillo y los militantes del M5S no aspiran a representar a un determinado grupo social, sino que, con afán totalizador, aspiran a representar la sociedad entera, una sociedad sin clases ni relaciones de poder, dividida solamente en una contraposición maniquea y prepolítica entre buenos y malos.

El segundo mecanismo que Grillo utiliza para desactivar la dialéctica izquierda-derecha es la incorporación en su programa y en su discurso de elementos tomados de ambos bandos. Gracias a esto el programa de Grillo se convierte en una especie de test de Rorschach: cada uno ve en él lo que quiere ver. Algo que, por cierto, ya hizo Mussolini en el programa de San Sepolcro. En este documento fundacional del Partido Fascista de 1919, Mussolini se apropiaba, incluso radicalizándolos, de temas propios de la izquierda, como el sindicalismo, el republicanismo o el anticlericalismo. De la misma manera Grillo incorpora y radicaliza en su programa posiciones izquierdistas como el ambientalismo, la defensa del estado del bienestar o el antimilitarismo. Al mismo tiempo, se dirige al electorado conservador o con tendencias más o menos anarco-capitalistas atacando la excesiva presión fiscal, la ineficacia del aparato estatal y el excesivo endeudamiento, exigiendo la recuperación de la soberanía monetaria y pidiendo políticas de inmigración más restrictivas. Finalmente incluye propuestas transversales, potencialmente atractivas para ambos electorados como el control y la desprofesionalización de la política, con el endurecimiento de las leyes anticorrupción, la adopción de mecanismos de transparencia y la introducción de un límite de legislaturas para los cargos electos, así como la introducción del concepto de ciudadanía digital, incluyendo internet gratuito como derecho de los ciudadanos.

Hay contradicciones más o menos vistosas en el programa del M5S, el mantenimiento y ampliación del Estado del Bienestar, por ejemplo, es difícilmente compatible con una bajada de impuestos y una reducción de la deuda. El discurso izquierdista y el discurso anarco-capitalista, especialmente en el campo económico, difícilmente podrán coexistir y podrían convertirse en puntos de rotura entre las dos almas del movimiento. Será interesante ver cómo se gestionan las divergencias internas. Hasta el momento, a pesar de propugnar una democracia directa y desintermediada, el M5S ha mostrado una preocupante incapacidad para gestionar el debate interno, lo que ya ha generado algunas polémicas que se han saldado con expulsiones de los disidentes. Expulsiones que se han producido de manera fulminante e inapelable, a través de un simple post en el blog de Grillo. Porque, como expone el artículo 3 del No-Estatuto del movimiento, «El nombre del MoVimento 5 Stelle está vinculado a un símbolo registrado a nombre de Beppe Grillo, único titular de los derechos de uso del mismo». La democracia con las reglas y el lenguaje del derecho mercantil.

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