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Duverger ha muerto ¡vivan los partidos!

Duverger

Astrid Barrio

Maurice Duverger, uno de los grandes politólogos que ha dado el siglo XX, y seguramente el único francés que ejercía como tal (a pesar de haber sido eurodiputado por el PCI), ha fallecido a los 97 años de edad. Hace ya muchos años que vivía retirado de la vida académica. Sin embargo, algunas de sus obras como Méthodes de les sciences sociales (1961), Introduction à la Politique (1964), La démocratie sans le peuple (1967), Institutions politiques et Droit constitutionnel (1970) o Echec au Roi (1977), siguen siendo clásicos y referencia obligada para la nuevas generaciones. Es en esta última en donde aparece por primera vez el término semi-presidencialismo referido a un régimen hibrido entre el parlamentarismo y el presidencialismo convertido hoy en vocablo común.

Entre toda su abundante producción hay una obra que ha ejercido una influencia fundamental entre los politólogos: se trata de Les partis politiques (1951), que puede ser considerado el primer trabajo sistemático de análisis de los partidos y los sistemas que partidos. Es en esta obra en la que se establece la distinción entre partidos de origen parlamentario y partidos de origen externo, y entre partidos de cuadros y de masas (con permiso de Max Weber). También aquí se formula lo que ha pasado a la historia como la Ley de Duverger, que establece la influencia de lo sistemas electorales sobre los sistemas de partidos (ya avanzado en L’Influènce des systèmes electoraux sur la vie politique, 1950). Esta perspectiva fue criticada por George Lavau en su obra Partis Politiques et Realités Sociales. Contribution à une étude réaliste des partis politiques, (1953) desde una perspectiva historicista y sociológica, criticando a los planteamientos de Duverger un exceso de institucionalismo. No obstante, pese a esta crítica la influencia de la obra del francés en la ciencia política y especialmente entre los investigadores de los partidos y los sistemas de partidos ha sido muy notable.

De hecho podemos decir que una parte de la ciencia política española surge precisamente a raíz de esta obra, introducida primero en Cataluña de la mano de Isidre Molas a través de su tesis doctoral sobre la Lliga Catalana, y más tarde en el resto de España con José Ramón Montero con su tesis sobre la CEDA. Desde entonces, todos los estudios de ciencia política sobre partidos políticos comparten una base duvergeriana. Duverger ha muerto, pero no lo ha hecho su modo de abordar el estudio de los partidos. Estos son algo más que su electorado: hoy, al igual que ayer, siguen siendo organizaciones integradas por miembros con distintos grados de implicación, en manos de distintos tipos de dirigentes y muy deudores de sus orígenes. Y estas son las herramientas de análisis a las que tendremos que seguir utilizando si queremos entenderlos.

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