- José Antonio Gómez Yañez analiza los datos globales de las encuestas en un mapa de la opinión pública según el posicionamiento de los partidos
2014 y 2015 serán años electorales. Comienzan con emoción. Las encuestas publicadas en los medios muestran escasa distancia entre PP y PSOE, las últimas dan ventaja al PSOE pero otras dirán otra cosa. El bipartidismo se debilita, se refuerzan IU y UPD y nuevos partidos aparecen en los bordes de los tradicionales (Vox y Ciudadanos). Habrá una catarata de encuestas en los próximos meses.
Esta nota trata de mostrar las corrientes que se moverán bajo los datos globales de las encuestas y, en su día, los resultados. Se puede hacer un mapa de la opinión pública según el posicionamiento de los partidos (se omiten los nacionalistas) según los ejes izquierda-derecha y español-soberanismo.
1. Los indecisos no existen (el voto oculto tampoco, en esta legislatura)
Sobrevuelan los partidos tres conglomerados difusos como nubes, cuyos perfiles los análisis convencionales de las encuestas no distinguen confundiéndolos al englobarlos en un magma de “indecisos”. Pero los indecisos no existen y el voto oculto tampoco. Lo que se confunde con indecisos son tres tipos de electores muy diferentes:
- Alienados para la política, que no quieren saber nada de ella, les repele o no les interesa. Tienen decidido no votar, son gran parte del 20% de la abstención que hay en las elecciones con mayor participación, las que deciden cambios de gobierno. Son abstencionistas crónicos, aunque a veces votan.
- Exvotantes del PSOE que se abstuvieron en las generales de 2011. Ideológicamente de izquierda tan descontentos en su día con el Gobierno del PSOE que decidieron no votarlo, pero que no votaron ni votarán al PP por distancia ideológica (mucho tendría que moverse el PP hacia el centro para atraer una fracción relevante de estos votantes). Su actitud fue: “que gane el PP sin mi voto”. Una bolsa como esta apareció en las elecciones de 2000 y durante la legislatura 2000-04 tuvo un comportamiento asombroso, que podría repetirse y llevaría al error a muchos analistas de encuestas. Esta bolsa será decisiva. Su voto sólo puede ser para el PSOE o en parte para IU o seguir en la abstención. La mayor parte sigue en la abstención. Para el PP es esencial que no se movilice, para el PSOE es fundamental movilizarla. La clave de su voto será negativa. Se moverán por la intensidad de su sentimiento “anti-PP” sólo compensado por el rechazo que pueda suscitarles el PSOE.
- Otra nube se podría denominar la “nube de la ira”, se alimenta de los muchos descontentos con la gestión del PP en el Gobierno y del PSOE en la Oposición. Estos votantes quieren abstenerse, no son indecisos. Pero pueden cambiar de opinión al final de la legislatura antes no.
2. Las corrientes de votos
Entre los partidos y estas tres nubes hay corrientes de voto (transferencias) de intensidad variable. Las más relevantes son las que existen entre estas bolsas y los partidos, mucho mayores que las que hay entre ellos.
Una corriente va desde el PP hacia la “bolsa de la ira” (o sea, pérdidas del PP). Son votantes centristas, entre ellos muchos de los que votaron por primera vez al PP en 2011 para que “sacara al país de la crisis”, también hay antiguos votantes del PP. En esta corriente apenas hay votantes de extrema derecha. Parece que el PP, con sus recientes movimientos, estuviera tratando de contentar a estos votantes pero se equivoca si este es el objetivo porque fijados al PP, al menos, hasta que han agitado estos temas y han aparecido cuadros dispuestos a agitarlos. Para el PP es esencial revertir esta fuga de votos, las próximas elecciones y su viabilidad como partido de gobierno a largo plazo dependen de ello. Pero los votantes que se alejan del PP son de centro y centro-derecha, hasta ahora.
El PP tiene otras dos fugas menores hacia UPD y hacia el PSOE. Esta última son votantes que en ocasiones anteriores habían apoyado al PSOE y que se han arrepentido de haber votado al PP.
Todo lo que se dice sobre el PSOE es verdad y se manifiesta en las muchas corrientes de transferencia de voto que hay a su alrededor. Parece un remolino. Hay quienes dicen que el PSOE es ineficaz en la oposición, lo que se traduce en una sensible fuga de votos hacia la “bolsa de la ira” y pérdidas menores hacia IU y UPD, según las inclinaciones de quienes lo abandonan. Pero también atrae votos de los que dicen que el PP lo hace mal y, por tanto, reactivamente, se orientan a votar al PSOE para castigar al PP, esta corriente sale de los abstencionistas de izquierda en 2011, y está compuesta por perjudicados por la reforma laboral. El voto en negativo, para que otro pierda, “anti-PP” en este caso, es una poderosa motivación para votar que el PSOE explotará. Hasta final de 2013 estas corrientes de fugas y atracciones se equilibraban por lo que la suma de votos del PSOE en las encuestas publicadas ha sido estable. Las encuestas publicadas lo han reflejado dejando su porcentaje de voto como en las elecciones.
IU capta votos del PSOE, no en grandes cantidades, pero sobre todo de la bolsa de abstención de izquierda de 2011, pero esta corriente hacia IU es más débil que hacia el PSOE. Ambas le permiten crecer considerablemente. UPD crece recogiendo votos de los grandes, algunos directamente cambian de intención de voto, otros tras pasar un tiempo en la “nube de la ira”.
3. Retos para estrategas y analistas.
Estas corrientes de voto dan lugar a problemas y oportunidades estratégicas para cada partido. El que capte mejor los problemas y oportunidades que ofrece este mapa ganará las elecciones. Eso lo se analizará en otro momento. También a retos metodológicos para los analistas de encuestas. Veremos, otra vez, que hacer una encuesta es más complejo que aplicar un cuestionario mecánico a una muestra y transcribir las tablas dando interpretaciones más o menos reversibles, encomendándose a San Antón de los Indecisos si los datos salen con barbas y si no a la Purísima Concepción de los Votos Ocultos.