Según los datos de la ONG Transparencia Internacional (línea superior del gráfico), España obtuvo su peor resultado histórico en los índices de corrupción en el año 2013. Asimismo, las encuestas del CIS sobre las preocupaciones de los ciudadanos indican que a partir del inicio de la Gran Recesión en septiembre de 2008, la corrupción se convirtió en una de las mayores preocupaciones de los españoles. La corrupción y el fraude pasó a ser el segundo problema más importante para los ciudadanos a principios del 2013 seguido de la tasa de paro, indicada en el gráfico con una línea roja.
Parece improbable que España sea hoy un país mucho más corrupto que antes de la Gran Recesión, cuando nos encontrábamos en medio de una burbuja inmobiliaria que facilitaba el trámite de sobres. Por el contrario, la crisis económica seguramente haya contraído la actividad económica así como la corrupción en términos absolutos. Y sin embargo, la percepción de la corrupción como problema ha ido al alza en los últimos años, tal y como indica el área sombreada azul.
Una explicación más creíble es que cuando los ciudadanos nos vemos amenazados por circunstancias económicas adversas seamos más propicios a buscar culpables y percibir la corrupción como un mal de las instituciones o de la ‘clase política’ que nos ha llevado a esta situación. Curiosamente, los niveles de desempleo evolucionan de una forma muy similar a los cambios en la percepción de la corrupción, aunque es posible que uno no sea la causa del otro.
¿Será que la corrupción sólo nos importa cuando la economía va mal?