La tarea de comparar los programas electorales, aunque sea sectorialmente, en unas elecciones municipales (más de 8100 ayuntamientos) y 13 autonómicas es difícilmente abordable. Si además tenemos en cuenta que en esta ocasión el número de fuerzas políticas con verdaderas posibilidades de obtener representación es mayor que en otras ocasiones, el esfuerzo se vuelve quimérico.
Yo he hecho mi selección, tan arbitraria e imperfecta como otras. Pero he tratado de cubrir el mayor espectro político y territorial a través de la lectura de los siguientes programas (todos de las inminentes elecciones, salvo los autonómicos andaluces de PSOE y Ciudadanos –el único programa de vivienda de esta formación que he podido localizar:
PP. Programa marco Municipales.
PP Valencia. Elecciones Autonómicas.
PSOE Andalucía. Elecciones Autonómicas.
PSOE Valencia. Elecciones Municipales.
Podemos. Programa marco Autonómicas.
Ciudadanos Andalucía. Autonómicas.
IU. Programa marco Autonómicas y municipales.
IU. Sevilla. Municipales.
Barcelona en Comú. Elecciones Municipales.
CIU Barcelona. Elecciones Municipales.
PNV. Programa marco Municipales y Forales.
La primera impresión general que obtiene de su lectura es que todos los partidos consideran hoy esta materia muy visible desde el punto de vista electoral, pues se le da una relevancia y se desciende a un nivel de detalle que no era habitual hasta la fecha. Es claro que los partidos han procesado este como uno de los temas que más va a pesar en el voto de los electores (desahucios, falta de vivienda asequible, paro, precariedad, desigualdad y rescate a la banca están en el aire) y actúan en consecuencia.
La segunda impresión es que todos los partidos han asumido en materia de vivienda como incuestionables asuntos que hace solo unos pocos años eran o silenciados u objeto de polémica. Sirva como primer ejemplo revelador que todos los programas que he consultado, de una u otra forma, declaran la vivienda como un derecho ciudadano que debe ser tutelado por los poderes públicos. En anteriores comicios estos eran términos utilizados solo por los partidos de izquierdas/abajo y, en todo caso, CIU (un partido tradicionalmente avanzado en términos de elaboración programática en vivienda). Y sirva como segunda muestra que casi todos los programas hablan de alquiler (no solo privado, sino público, social, privado asequible, cooperativo, etc), movilización de vivienda vacía o rehabilitación, regeneración y renovación urbanas. Hace una década la mayor parte de ellos habrían hablado casi solo de hipotecas para viviendas privadas en propiedad y créditos blandos para vivienda protegida también en propiedad. Alguien puede entender que los programas (otra cosa es la praxis) de nuestros partidos en materia de vivienda se está radicalizando. Pero la realidad es que se están europeizando (de nuevo, los programas, ya veremos la praxis).
La tercera impresión que se saca de la lectura es que no pocos partidos consideran suficiente con posicionarse en materia de desahucios y hacer vagas referencias a otras cuestiones generales de vivienda. El asunto es tan extremo en algunos casos que, más que programa de vivienda, esos partidos parecen tener un programa en relación a la emergencia habitacional que suponen los desahucios, pero no sobre el problema de la vivienda en general. Salvo que queramos encadenar perpetuamente burbujas inmobiliarias - rescates financieros - emergencias habitacionales los partidos políticos no deberían limitarse a realizar propuestas sobre lo urgente. Y en este defecto caen tanto algunos partidos de derechas, como otros de izquierdas/abajo.
La cuarta impresión que produce la lectura programática es que todos nuestros partidos, aunque en grados diferentes, han hecho una evolución, desde la vivienda como una cuestión fundamentalmente del mercado, a la vivienda como un asunto público. Incluso algunos partidos hacen mucho hincapié en la vivienda como obligación de resultados de la acción pública, íntimamente ligada a la participación ciudadana. Y, finalmente, un reducido grupo de partidos cita además las tenencias diferentes a la propiedad (alquiler, cooperativas en régimen de cesión de uso, propiedad parcial y temporal, rehabilitador/inquilino, etc). Pero, y este es a mi juicio un tema capital, ningún partido aboga con claridad por lo que más nos diferencia de los países líderes de la UE en vivienda asequible: además de una mayor y mejor acción estatal, disponen de sociedades civiles activas en la provisión de vivienda asequible a través de empresas privadas sin ánimo de lucro o con ánimo de lucro limitado. Algunos partidos llegan a acercase mucho a esta noción, cuando hablan de promotores sociales de alquiler. Pero ningún partido hace una apuesta clara por una provisión de vivienda en tres grandes grupos: pública, privada sin ánimo de lucro o con ánimo de lucro limitado y privada mercantil con ánimo de lucro. Muchos de nuestros partidos casi han descubierto la acción del estado en vivienda en estas elecciones. Esperemos que no pase de las siguientes que descubran también a la sociedad civil como algo diferente al puro mercado.
Y la quinta y última impresión general que produce esta lectura de programas de vivienda es que, salvo contadas excepciones (generalmente catalanas) nadie habla ni de objetivos numéricos, ni de presupuestos, ni de plazos. Noes buen síntoma. Un partido político que se toma en serio un problema público y que respeta la inteligencia de su electorado, además de proponer medidas, las presupuesta y calendariza. No pido que además las enmarque adecuadamente en el ámbito administrativo y competencial adecuado. Pues es algo a lo que cada día le doy menos importancia (prefiero una razonable colaboración público-pública al mejor reparto competencial). Pero si creo que debemos exigir objetivos numéricos, presupuestos y plazos. En caso contrario, corremos el riesgo de no dar crédito a ninguna propuesta. Máxime en el caso de los partidos que llevan décadas gestionando y que tienen conocimiento más que de sobra para cuantificar, presupuestar y calendarizar.
Sea como fuere, los programas de vivienda ganan cuerpo en la agenda de los partidos políticos. Ahora solo falta que se pase de las palabras a los hechos. ¿La respuesta? A partir del 25M en nuestras calles y plazas.