Artículo en colaboración con Eurasianet.es
El actual ejecutivo ha ignorado de forma imprudente el descontento acumulado en las regiones del sur y este del país, donde la mayoría de la población considera ilegítima la toma del poder por el Maidán; aunque tampoco reconozcan ya al depuesto presidente Yanukóvich. Por parte de Kiev ha existido una gran resistencia a descentralizar el poder (las regiones no eligen a sus propios gobernadores, sino que estos son nombrados directamente por el gobierno central), con el argumento de que facilitaría el control de Rusia sobre esos territorios. Esto ha creado una sensación de agravio entre muchos ucranianos de habla rusa, que han sentido que se ignoraban sus intereses y su identidad cultural diferenciada pese a tratarse de las regiones que más aportan al presupuesto del conjunto del Estado.
Al principio, las autoridades se mostraron incapaces de reaccionar ante la oleada de insurrecciones en el este. Los rebeldes trataron de presentarse como un “Maidán prorruso”, desafiando a Kiev a utilizar contra ellos la fuerza igual que Yanukovich lo hizo contra los manifestantes. En algunos casos, la propia policía se unió a los levantamientos. Esta parálisis del gobierno permitió que los milicianos se organizaran levantando barricadas y preparándose para un ataque, haciendo así difícil desalojarlos sin que se produjera un baño de sangre.
Cuando finalmente el gobierno decidió lanzar una operación (calificada como “antiterrorista”) con tropas del Ministerio del Interior y de las fuerzas armadas, el resultado fue un absoluto fracaso: varios blindados del ejército ucraniano se negaron a disparar contra sus compatriotas y se pasaron con sus vehículos al bando rebelde. Tras la firma del acuerdo de Ginebra, Kiev suspendió inicialmente estas operaciones; aunque los acontecimientos posteriores (negativa de las milicias a desarmarse o desalojar los edificios ocupados, y hallazgo del cadáver de un concejal del partido Patria, supuestamente asesinado por los rebeldes) han llevado al presidente interino Turchinov a anunciar su reanudación. El acuerdo parece quedar así roto por ambas partes.