Qué es la Garantía Juvenil y por qué es vital para el sur de Europa
En los envejecidos Estados europeos, especialmente en aquellos que tienen o tuvieron un Estado de bienestar desarrollado, hay un conflicto distributivo intergeneracional. Conflicto que se hace especialmente visible desde 2008 y que se manifiesta principalmente en estos dos aspectos, mercado de trabajo y gasto social.
En primer lugar, es un conflicto que afecta el mercado de trabajo, donde la división insider-outsider se ha visto muy acentuada y donde las tasas de paro juvenil se han disparado alarmantemente; evidenciando la vulnerabilidad de este colectivo ante ciclos económicos adversos. Según Eurostat, en la UE-28 los jóvenes desempleados entre 20 y 29 años, colectivo casi netamente outsider, en 2007 eran 5.1 millones (10.9%) y en 2013, 7.9 millones (17.6%). En España, en 2007 eran 572.700 (11.4%) jóvenes desempleados mientras que en 2013 fueron 1.536.300 (40.6%). La diferencia de más de 20 puntos en la tasa de paro juvenil entre la media de los Estados miembro y España, Croacia, Grecia o Italia marca una clara brecha entre cómo ha afectado el periodo de crisis sobre los jóvenes en el norte y el sur de la Unión.
En segundo lugar, es un conflicto que también se expresa en el desigual reparto del gasto social entre generaciones. El gasto orientado a tercera edad (pensiones, cuidado social…) es sustancial y desproporcionadamente mayor que el gasto orientado a la juventud (educación, políticas activas de empleo, ayudas a familias…). Diez países de los 28 analizados gastan cinco veces más en un ciudadano anciano que en uno joven, con datos de la OCDE usando como indicador el Índice de Justicia Intergeneracional (IJI).
En conclusión, los jóvenes somos los perdedores del reparto de recursos y del gasto social en la Unión Europea; y esta situación en un contexto de oportunidades limitadas (tasas de desempleo juvenil sin precedentes, sobretodo en el sur) tiene un impacto directo sobre lamovilidad social. La misma concepción de progreso está en cuestión.
Así las cosas, una de las pocas propuestas centrada en la juventud, en conjunción con la actual situación económica y social, ha sido el lanzamiento de la Youth Guarantee (Garantía Juvenil). Tras meses de presión por parte de organizaciones juveniles y sociedad civil, y posicionamientos del Consejo y de la Comisión Europea, en abril de 2013 el Consejo de la Unión Europea emitió una Recomendación para el establecimiento de la Garantía Juvenil; para hacer real el derecho de los jóvenes a un empleo digno y de calidad así como para prevenirel riesgo de exclusión social. Aunque una recomendación del Consejo no es vinculante, su peso político es estratégico en un momento en el que, como muestra el gráfico, los efectos de la crisis han recaído con tanta vehemencia sobre la juventud del sur de Europa.
En este contexto, deviene clave el compromiso firme de garantizar que todos los jóvenes menores de 25 años que pierdan su trabajo o no lo encuentren al acabar sus estudios formales (es decir, que ni estudien ni trabajen) reciban una oferta laboral de calidad, de educación continuada, unas prácticas o formación en un margen de 4 meses. Siguiendo el modelo ya existente en Dinamarca, Suecia y Finlandia, la Garantía Juvenil pretende dar respuesta al desempleo de larga duración entre los jóvenes mediante la coordinación de los servicios públicos de empleo (PES por sus siglas en Inglés), los proveedores de educación y de formación profesional. En particular, y como el Youth Forum Jeunesse (YFJ) destaca, el paro de larga duración ha crecido un 3,7% entre la población joven desde 2008, mientras que para la población adulta este incremento ha sido sólo del 1,8%. Pero la Garantía Juvenil no pretende ser una medida que posibilite enmascarar datos de paro juvenil mediante la colocación de los jóvenes en empleos o prácticas precarias; antes al contrario, el modelo escandinavo contempla que los PES diseñen planes de desarrollo personalizados para cada persona que se acoja a la garantía juvenil, que permitan emparejar el empleo o prácticas ofrecidas a sus necesidades, habilidades, nivel y campo de estudios y experiencia profesional.
Sin embargo, a grandes oportunidades, grandes frustraciones. Como ya ha señalado el YFJ, los fondos destinados a la Garantía Juvenil son insuficientes. La Organización Mundial del Trabajo (ILO por sus siglas en Inglés) estimó en 2012 que la puesta en marcha de este sistema necesitaría de 16.600 milloes de €, y 4.300 millones adicionales para la contratación de personal en los PES para su correcta implementación. En total, 21.000 millones, que como el YFJ señala, supondría el 0,5% del presupuesto de la Eurozona. Por el momento, en el marco de financiamiento multi-anual de la UE para 2014-2020, los Estados miembro decidieron destinar 6.000 millones bajo la llamada ‘Iniciativa para el Empleo Juvenil’ (Youth Employment Initiative, YEI) para el 2014-2016; financiación, que bajo las estimaciones de la ILO, ¡es visiblemente insuficiente!
Del mismo modo, el diseño original contempla que las organizaciones juveniles jueguen un papel central en las fases de diseño así como en la implantación de la garantía juvenil en los Estados miembro. Se decidió también que los Estados miembro con regiones con tasas de desempleo juvenil superiores al 25%, como es el caso de España, tuvieran que enviar a la UE sendos planes de implementación de la Garantía Juvenil antes de que acabara el año 2013. En este marco, el Consejo de la Juventud de España (CJE), en el marco del YFJ, ha denunciado la casi inexistente consulta a actores de la sociedad civil y juventud organizada sobre cómo y cuándo se van a ejecutar los fondos de la YEI, aunque España haya sido su mayor receptor con 881,44 millones de €.
La falta de interlocución con la juventud organizada, en conjunción con las medidas hasta ahora impulsadas por el gobierno español para combatir el desempleo juvenil, pueden limitar el reclamado enfoque basado en los derechos, y en definitiva, la capacidad de creación de empleo y formación de calidad para su trayectoria personal y profesional. El riesgo de brecha entre la juventud europea es ya evidente y no desplegar en condiciones la Garantía Juvenil es un acto de irresponsabilidad política de tal magnitud que sus consecuencias escapan del horizonte vital de los actuales mandatarios del Viejo Continente. Quizá por ello no son conscientes y quizá por ello su irresponsabilidad es aún mayor. Los jóvenes del sur de Europa no nos podemos permitir esperar más.