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Por qué Hollande necesita un nuevo gobierno

147 días. Esto es lo que ha durado el primer gobierno de Manuel Valls. Hollande ha encargado al primer ministro que forme un nuevo gabinete que sea, según el comunicado del gobierno francés, “más coherente con las orientaciones que él mismo ha defendido para el país.”

La reestructuración era previsible. Las disputas internas en el Partido Socialista han protagonizado la vida política en Francia desde que en marzo un grupo de diputados socialistas se rebelaron contra el plan de austeridad de Valls. A pesar de las negociaciones, y de la predisposición del primer ministro de hacer concesiones a la ala izquierda del partido, el conflicto ha llegado hasta los miembros del equipo de gobierno.

Este mismo fin de semana los ministros de Economía y de Educación, Arnaud Montebourg y Benoît Hamon, se han sumado las críticas. Montebourg describió la reducción forzada del déficit com una “aberración económica”, y Hamon advirtió que ambos ministros están de acuerdo con los diputados socialistes rebeldes.

A la crisis interna la acompañan unos datos pésimos en las encuestas. Según un sondeo de Ifop publicado ayer por Le Journal de Dimanche, Hollande ha batido su propio récord de impopularidad, con apenas un 17% de los franceses satisfechos de su gestión. Por su parte, Valls ha perdido 20 puntos de popularidad en tan sólo 3 meses, y ya suma un 59% de descontentos con su labor, por tan sólo un 36% que sí están satisfechos.

Con la oposición reclamándole un golpe de autoridad y el partido fragmentado, Hollande estaba obligado a reaccionar. La reestructuración no significa un cambio de rumbo. Al contrario, persigue cohesionar el gobierno y seguir adelante con su política económica. Está por ver hasta qué punto aguanta las tensiones internas el Partido Socialista, y de qué manera Valls podrá mantener su programa a la vez que trata de mejorar las perspectivas de un gobierno atrapado en la misma trampa que el resto de socialdemócratas europeos.